El Inmaculado Corazón de María dice: Deben saber, amados míos, que si oran perseverantemente: los sacerdotes tibios se enfervorizarán, los sacerdotes rebeldes vivirán a plenitud el voto de la obediencia, los sacerdotes tambaleantes en su vocación se arraigarán en Cristo Jesús, los sacerdotes procaces en sus obras trabajarán arduamente por su salvación, los sacerdotes soberbios abajarán su cabeza y reconocerán su pequeñez, los sacerdotes distraídos en su ministerio despertarán en su celo apostólico.
La reparación que hacen por los pecados de los sacerdotes del mundo entero es bálsamo sanador para el Sacratísimo Corazón de Jesús. Corazón que permanece unido al mío; por eso su dolor es mi mismo dolor, su sufrimiento es mi mismo sufrimiento. Toda oración que hagan por estas almas serán como rayos de luz que trasverberarán sus corazones y los motivará a un cambio, salpicará sus conciencias y las llevará al arrepentimiento, a una transformación definitiva en sus vidas.
María Madre de los Sacerdotes, Ruega por ellos.