En uno de los muros de la Catedral alemana de Nuestra Señora de Lübeck hay escritas unas lamentaciones de Jesús, que retumban en el corazón de quien se topa con ellas, son las siguientes:
“Me llamáis Luz y os empeñáis en la oscuridad.
Me Llamáis Camino y no me recorréis.
Me llamáis Vida y buscáis la Muerte.
Me llamáis Maestro y no me seguís.
Me llamáis Señor pero no me servís.
Decís que soy Justo y no me teméis.
Decís que soy Misericordioso y no confías en Mí”.
Si realmente creemos en Jesús como fuente de Vida Eterna tenemos que creerle a su mensaje, no de ayer si no de hoy y de siempre. De la mano del Papa Francisco estamos volviendo la mirada a este punto capital. Poseemos la clave del futuro, a condición de que regresemos a la única fuente de Revelación Plena “Jesucristo”. Que nos llama a volver a la esencia de su mensaje y de su misma vida en nosotros “es Cristo quien vive en la Iglesia” aunque en ocasiones pareciera, le hemos dejado fuera de ella pues le hemos dado más importancia a las circunstancias periféricas del anuncio de su Palabra y nos hemos olvidado de «Cristificar» cada una de nuestras acciones.
La sencillez del mensaje no resuena en el corazón del Misionero cuando ponemos tantas estrategias que nos olvidamos de la Única Verdad a anunciar que Jesús es el “Dios con nosotros” –con razón decía San Ambrosio– “todo lo tenemos en Cristo. Todo es Cristo para nosotros”.
Si quieres curar tus heridas. Él es Médico,
Si tienes sed. Él es manantial de agua viva.
Si estas oprimido por el egoísmo de otros. Él es justicia.
Si tienes necesidad de ayuda. Él es fuerza.
Si temes a la muerte. Él es la Vida.
Si deseas el cielo. Él es el único camino.
Si temes a la oscuridad que te rodea, recuerda. Él es la Luz.
Si cansado del camino tienes hambre. No lo olvides. Él es verdadero alimento que nos da la vida.
“Decus egit Christus Deus” Cristo Dios es autor de todo lo bello; leí en aquella lápida paleocristiana en Asturias, España, escrito del año 280 d.C. Un grito en el silencio de los siglos pasados que sigue siendo una buena Nueva. ¡Todo lo bello brota de Cristo, y vuelve a Él!
Pbro. José Rodrigo López Cepeda Publicado en el periódico «Diócesis de Querétaro» el 31 de agosto de 2014