Hace unos días se me acercó un adolescente inquieto y me dijo: “Padre, qué flojera, ya se acabaron las vacaciones…” es correcto le contesté, el tiempo de descanso llegó a su fin e iniciamos una nueva etapa. Todos se disponen a empezar el nuevo período estudiantil. Para muchos será una oportunidad de volver a la rutina en que gran parte del año se dedican a este oficio. Quiero dejar algunas pautas para que este comienzo sea llevadero y sea al mismo tiempo un aprendizaje en la vida familiar. Considero que en su calidad de papás hay muchas acciones que pueden emprender en su casa para ayudar a que sus hijos tengan un buen año escolar.
1. Iniciar el día dando gracias a Dios. Que sea esta la primera motivación y exigencia al abrir los ojos cada mañana. Dar gracias a Dios por el don de la vida y ofrecerle todo lo que en ese día nos quiera conceder. No dejar pasar por alto la visita a un sagrario para ofrecer todo este año y recibir la bendición de Dios.
2. Estar atentos en los cuidados médicos que necesiten los hijos. Prevenir es mejor que lamentarse. Esta atención médica es fundamental para que puedan rendir y aprovechar mejor sus estudios.
3. Ofrecerles una dieta saludable y ejercicio. Está claro que quien lo aplica puede concentrarse mejor en la escuela durante el día. La comida equilibrada en frutas y verduras ayuda a evitar la comida chatarra. No olvidar el deporte, la oportunidad de hacer ejercicio a diario practicándolo en equipo, actividades divertidas o jugando al aire libre.
4. Lleguen a la escuela a tiempo todos los días. Es parte de una disciplina hacer que su asiduidad sea constante, si faltan a clase, que sea por enfermedad, pero no por caprichos familiares.
5. Fijar una hora y un lugar específico para hacer la tarea. Elegir un tiempo que funcione bien en el horario familiar, con un lugar tranquilo y que tenga buena iluminación. Pedirles que cada noche les muestren las tareas terminadas de modo que puedan ver lo que están aprendiendo y confirmar su responsabilidad de haber hecho sus deberes.
6. Limitar el tiempo de televisión, videojuegos y computadora. En la medida de lo posible, realicen estas actividades juntos y busquen programas y juegos educativos. Que nunca den información personal en la computadora y que no hablen con extraños en línea.
7. Hablen acerca de la escuela, que les cuente cómo pasó el día. Pregúntenle sobre lo que aprendió y cómo se sintió. Escuchen cuidadosamente sus respuestas y ayúdenle a pensar en las diversas maneras de solucionar algún problema que haya surgido en su salón o en la escuela. Por ningún motivo toleren el bullying y avisen a las autoridad competentes.
8. Fomentar una hora de lectura cada día. Leer hechos de la vida real, historias y biografías que enriquece su vocabulario y desarrollan mejor su capacidad de análisis y expresión.
9. Marcar un horario de su hora de dormir en días de clase y en fines de semana. Que duerma las horas suficientes para levantarse a tiempo y estar listo para emprender un día completo de aprendizaje.
10. Ayuden a su hijo a aprender en la casa sus diversas actividades, quehaceres y obligaciones: recoger su ropa, limpiar su habitación, poner la mesa, lavar los platos etc. Visitar en familia lugares educativos. Investigar intereses de sus hijos y buscar actividades y libros relacionados con ese interés.
Que todo esto sea una oportunidad de invertir la mejor formación en bien de sus hijos y fraguar una personalidad rica en valores. Muy cerca de Dios y de sus intereses para ser más generosos en todo momento con quien te pida ayuda. ¡Hablemos claro!
Pbro. Luis Ignacio Núñez I. Publicado en el periódico «Diócesis de Querétaro» el 17 de agosto de 2014