HOMILÍA EN SANTA MISA DEL INICIO DE LA XXXI ASAMBLEA PLENARIA NACIONAL DE LA ACCIÓN CATÓLICA MEXICANA
Templo parroquial de Santiago Apóstol, Sahuayo, Mich., 04 de noviembre de 2016.
Muy queridos hermanos y hermanas miembros de la Acción Católica Mexicana:
- Con gran alegría les saludo a todos ustedes, en esta tarde en la que nos hemos reunido para celebrar nuestra fe y encomendar a Dios los esfuerzos y trabajos de esta XXXIa Asamblea Plenaria Nacional de la Acción Católica Mexicana, que bajo el lema: “Por una Acción Católica realista, educativa y proyectiva”, busca, en continuidad con la Asamblea anterior, vislumbrar los caminos y las herramientas que favorezcan a todas las organizaciones y movimientos que la integran, ser una Acción Católica en salida misionera, de manera que, renovada en sus estructuras y puesta la mirada en los valores de la identifican, responda con astucia y creatividad evangélica, a los desafíos de la nueva evangelización, principalmente como nos lo ha señalado el Papa Francisco “yendo a las ‘periferias existenciales y materiales’”, en donde muchos se encuentran marginados, incluso por nosotros mismos; imaginando situaciones, lugares de vida y acciones pastorales, que permitan a estas personas salir del ‘desierto interior’; teniendo el coraje de introducir el interrogante sobre Dios dentro de este mundo; teniendo el valor de dar nuevamente cualidad y motivos a la fe de muchas de nuestras comunidades cristianas.
- En esta línea el Papa Francisco en el mes de junio pasado dirigió a los participantes de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para los Laicos un discurso extraordinario del cual quiero retomar lo siguiente: “Quisiera proponerles, como horizonte de referencia para vuestro futuro inmediato, —dice el santo Padre— un binomio que se podría formular así: «Iglesia en salida – laicado en salida». También ustedes, por lo tanto, alcen la mirada y miren «fuera», miren a los más «lejanos» del nuestro mundo, a tantas familias en dificultades y necesitadas de misericordia, a tantos campos de apostolado aún sin explorar, a los numerosos laicos de corazón bueno y generoso que voluntariamente pondrían al servicio del Evangelio sus energías, su tiempo, sus capacidades si fuesen convocados, valorados y acompañados con afecto y dedicación por parte de los pastores y de las instituciones eclesiásticas. Tenemos necesidad de laicos bien formados, animados por una fe genuina y límpida, cuya vida ha sido tocada por el encuentro personal y misericordioso con el amor de Cristo Jesús. Tenemos necesidad de laicos que arriesguen, que se ensucien las manos, que no tengan miedo de equivocarse, que sigan adelante. Tenemos necesidad de laicos con visión de futuro, no cerrados en la pequeñeces de la vida. Y lo he dicho a los jóvenes: tenemos necesidad de laicos con sabor a experiencia de vida, que se atrevan a soñar. Hoy es el momento en el que los jóvenes tienen necesidad de los sueños de los ancianos. En esta cultura del descarte no nos acostumbremos a descartar a los ancianos. Empujémosles, empujémosles para que sueñen y —como dice el profeta Joel— «tengan sueños», esa capacidad de soñar, y den a todos nosotros la fuerza de nuevas visiones apostólicas” (Francisco, Discurso a los participantes de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para los Laicos, 17/06/2016).
- Conozco todos los esfuerzos que en esta línea se han hecho durante estos tres años, sin embargo, considero que es importante consolidar los proyectos. En este sentido me muy importante no perder de vista los tres conceptos – ejes que contiene el lema propuesto para esta asamblea: “realismo”, “educación” y “proyección”. Realismo porque nos ayuda a poner los pies sobre la tierra. Saber dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Educación. Es casi imposible “evangelizar sin educar y educar sin evangelizar”; dicho binomio supone la exigencia de la formación tanto de los agentes de pastoral como de los destinatarios de la evangelización. Proyección. Estos tres conceptos llevados a la práctica, serán claves para que juntos hagamos de la Acción Católica: un tiempo de discernimiento, purificación y reforma (cf. EG, 30). Tal como el magisterio reciente nos lo está enseñando. La transmisión de la fe, como una acción fundamental de la Iglesia, lleva a las comunidades cristinas a articular en modo concreto las obras fundamentales de la vida de fe: caridad, testimonio, anuncio, celebración, escucha, participación compartida. Es necesario concebir la evangelización como un proceso a través del cual la Iglesia, movida por el Espíritu Santo, anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo; impulsada por la caridad impregna y transforma todo el orden temporal, asumiendo y renovando las culturas.
- Todos sabemos y concomemos muy bien el contexto en el cual se da la gestación de la Acción Católica en México; hoy los desafíos y las exigencias no son menos exigentes, más aún se han fortalecido en algunos sectores, pues quizá no han sido iluminados por la luz del Evangelio. Sin embargo, debemos tener la certeza que el evangelio seguirá siendo el mismo. “Cuando se asume un objetivo pastoral y un estilo misionero, que realmente llegue a todos sin excepciones ni exclusiones, el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. La propuesta se simplifica, sin perder por ello profundidad y verdad, y así se vuelve más contundente y radiante” (EG, 35).
- Hoy, la palabra de Dios que hemos escuchado en la liturgia de esta Misa, nos anima y nos fortalece. San Lucas en el Evangelio (16, 1-8), con una parábola que suscita en nosotros cierta sorpresa porque en ella se habla de un administrador injusto, al que se alaba, analizando a fondo, el Señor nos da una enseñanza seria y muy saludable. Habla de un administrador que está a punto de ser despedido por gestión fraudulenta de los negocios de su amo y, para asegurarse su futuro, con astucia trata de negociar con los deudores. Ciertamente es injusto, pero astuto: el evangelio no nos lo presenta como modelo a seguir en su injusticia, sino como ejemplo a imitar por su astucia previsora.
- Aquí está la clave, la nueva evangelización necesita de la astucia de los administradores. Como he dicho, el Señor nos propone la astucia, la sagacidad, la habilidad del administrador como un camino que nos ayude para buscar instaurar el Reino de Dios. El Papa identifica esta astucia con algunos términos nuevos pero profundos: Primerear, es decir adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos (cf. EG, 24).
- Que esta Asamblea, sea realmente un tiempo de Dios que nos permita a todos pastores y laicos, captar las mociones del espíritu que nos ayuden realmente a vislumbrar los caminos de la misión. Quiero agradecer a todos lo que durante estos tres años han puesto todo su esfuerzo por llevar adelante la misión de Acción Católica. Gracias a la Junta Nacional y a su asistente eclesiástico por propiciar la comunión. Que el Señor premie todos sus esfuerzos y que quienes serán elegidos en estos días como líderes nacionales, tengan siempre presente que nuestro único objetivo es instaurar la paz de Cristo en el Reino de Cristo.
- Invocamos la intercesión de San José Sánchez del Río, de manera que su testimonio y ejemplo nos anime a todos para no desfallecer ante las pruebas y dificultades por vivir verdaderamente como cristianos. Incluso cuando esté en peligros nuestra vida y nuestra integridad. Pidámosle a él que no enseñe a caminar aún con los pies heridos o lastimado. Pidámosle a el que nos enseñe a gritar con fuerte voz que Cristo vive y que santa María de Guadalupe también. Amén.
+ Faustino Armendáriz Jiménez
Obispo de Querétaro