Queridos hermanos y hermanas:
1. Con júbilo y alegría les saludo en el Señor a cada uno de ustedes, en esta noche en la que nos reunimos para llevar a cabo este Rito Solemne de Entrada al Catecumenado Posbautismal, mediante el cual ustedes miembros de la Segunda Comunidad, desean profundizar en su fe, y en su identidad cristiana, en un itinerario de vida, unidos a Jesucristo y viviendo según las exigencias y enseñanzas del Evangelio y poder así, algún día, renovar solemnemente las promesas bautismales que sus papás y padrinos hicieron el día de su bautismo. Saludo de manera muy particular al Cura el Pbro. Felipe Zárraga Ocampo, párroco de la Parroquia del Santo Niño de Praga. A los catequistas, que con alegría y esperanza, conducen el itinerario de esta comunidad y les llevan por el camino indicado. A todos ustedes “Gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (2 Cor 1, 2).
2. Con esta celebración cada uno de ustedes después de haber vivido un tiempo de pre-catecumenado, asume ante Dios y ante la Iglesia, el compromiso serio de tomar conciencia de su identidad bautismal y abrazar convencidos de ello, la fe cristiana mediante el itinerario que el Camino Neo catecumenal ofrece a la Iglesia y a la Nueva Evangelización.
3. Esta noche cada uno de ustedes ha renunciado al pecado y a Satanás, porque desean ser hombres y mujeres libres, capaces de adherirse a Cristo con la plena libertad y el dominio de sí mismos. Desde este momento cada uno de ustedes, tendrá que demostrar que su vida no depende de Satanás, sino de Dios; ahora cada uno de ustedes habrá de asemejarse a Cristo, oponiéndose al diablo.
4. Hemos escuchado en los textos de esta solemne liturgia, como es que Dios a lo largo de la historia en el Antiguo Testamento, eligió a tres hombres: Abraham, Jacob y Josué para mostrarles un proyecto de salvación, llamándoles por su nombre y mostrándoles un camino distinto al de sus vidas, a fin prepararles para el encuentro con su persona. En Abraham, Dios pensó el padre para todos los pueblos; en Jacob, depositó la bendición que habría de favorecer a la estirpe de Israel; en Josué, cumplió la promesa de llevar al pueblo a la tierra prometida. Pero de las tres historias lo más importante es que con cada uno de ellos, Dios estableció una relación de amistad y cercanía. Pues Dios antes de mostrar un proyecto para los demás, se dio a conocer a cada uno de ellos de manera única y personal. Mediante un itinerario que los transformó y los llevó a cambiar incluso sus criterios, pensamientos e inclusive el nombre con la finalidad de hacer de ellos creaturas nuevas.
5. Queridos hermanos y hermanas, hoy el Señor, desea hacer lo mismo con cada uno de ustedes. Desea hacerles entrar en un camino de purificación y de conocimiento de su persona, para que cada uno de ustedes, descubra la grandeza de pertenecerle sólo a él y de tomar parte de la historia de la salvación. En este itinerario, el Señor Dios cambiará sus estructuras mentales y sus pensamientos, sus ideas y su forma de ver la vida, no porque a él le guste y se obstine en cansar al hombre o hacerle la vida difícil, sino más bien, para que descubra el plan de salvación al que le ha llamado y pueda así responder con generosidad.
6. Sin embargo, el ejemplo de vida que ha de regir la vida de ustedes de ahora en adelante, será la persona misma de Jesús, quien les invita a ser luz del mundo y sal de a tierra (Mt 5, 13-16). En el evangelio se nos presenta a Jesús, quien usa las imágenes de la sal y la luz para dar una palabra de ánimo a los discípulos perseguidos, señalando que los que viven según el estilo de las bienaventuranzas, son la sal de la tierra y la luz del mundo; así resalta que el Reino no puede perder fuerza, ni permanecer oculto por miedo a la persecución o por desgano de los discípulos, sino que tienen que hacerse presente con su testimonio de vida para que todos los hombres sean la sal que libre a la humanidad de la corrupción y con su luz compartan la luz de Dios, y les llegue la oportunidad de ser iluminados.
7. El rito de la sal, al inicio del itinerario catecumenal, nos ayuda a entender que como personas estamos llamados a difundir las cualidades de la sal entre los hombres: su aspecto, medicinal y su aspecto conservador y saborizante de los alimentos. Así, los cristianos con su estilo de vida, nos veamos libres de la corrupción y seremos símbolo de la sabiduría divina y podremos dar sabor a la vida y a la historia. San Agustín consideraba el gesto de la imposición de la sal en la boca, como remedio contra la corrupción y como símbolo de la sabiduría divina que debe penetrar al candidato y capacitarlo para distinguir las realidades celestiales de las terrenales y prepararlo para la recepción de la Eucaristía. Para san Agustín, la sal es un sacramento, se refiere a ella como la santificación y una vez bendecida no puede ser tratada según el uso corriente porque sirve para iniciar al catecúmeno en los sacramentos de la salvación. (cf. San Agustín, De Catechisandis rudibus, 173 ed. I. B. Bauer (CCL 46) Brepols Thurhout 1969, 121 178). Simbólicamente este gesto representa el gusto sapiencial de la fe y de la Palabra de Dios. Con este rito de entrada cada uno de ustedes da un paso definitivo en su deseo de alcanzar plenamente la fe y la Iglesia confirma su fe inicial. Técnicamente, cada uno de ustedes, no ha completado su conversión, pero con este gesto es claro que su pertenencia a Cristo es ya una realidad, al vivir públicamente como discípulos de él.
8. Al iniciar hoy este camino, hagan suyas las palabras que Jesús les dirige: “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se le salará? Ya no sirve para anda, más que para ser tirada y pisoteada por los hombres” (Mt 5, 13). No dejemos que la sal se vuelva insípida, es decir, no dejemos que nuestra vida pierda su sentido. Vivamos con alegría este itinerario catecumenal, siendo para sí mismos y para los demás ejemplo de vida. La oración para la bendición de la sal hace hincapié en la sal como signo de la sabiduría de Dios. Cada uno de ustedes desde el inicio del catecumenado comience a gustar la verdad. Cristo es la verdad y es el camino que han de recorrer y de progresar cada día. Este será su alimento. Pues lo que al catecúmeno es la sal como alimento sacramental es al fiel también la Eucaristía.
9. Déjense acompañar de sus pastores, de catequistas y de la vida misma de la comunidad, pues en ellos, el Señor irá mostrando el camino que han de ir siguiendo. La meta es la vida de la gracia, una gracia de la cual como hijos de Dios que ya son, irán saboreando y aprovechando. No se dejen sorprender por los engaños del maligno que buscará como león rugiente buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe (cf. 1 Pe 5, 9).
10. Deseo hacer mías las palabras del Papa Francisco que les dirigía en la homilía a un grupo de catecúmenos cuando se reunía con ellos al finalizar el año de la fe: “Queridos catecúmenos, hoy ustedes inician el camino del catecumenado. Les deseo que lo recorran con alegría, seguros del apoyo de toda la Iglesia, que les mira con mucha confianza. María, la discípula perfecta, les acompaña: es hermoso sentirla como nuestra Madre en la fe. Les invito a custodiar el entusiasmo del primer momento que les ha hecho abrir los ojos a la luz de la fe; a recordar, como el discípulo amado, el día, la hora en la que por primera vez se han encontrado con Jesús, han sentido su mirada sobre ustedes. No olvides nunca esta mirada de Jesús sobre ti, sobre ti, sobre ti… ¡No olvidar nunca esta mirada! Es una mirada de amor. Y así estarán siempre seguros del amor fiel del Señor. Él es fiel. Tengan la certeza: Él no los traicionará jamás” (cf. Francisco, Homilía con grupo de catecúmenos, 23 de noviembre 2013). Yo estoy seguro que se convencen de esto, este camino de fe, será una experiencia hermosa y transformadora.
11. Que la santísima Virgen, la “Pequeña María”, custodie el itinerario que hoy inician y que les ayude cada día a vencer las asechanzas del enemigo. Especialmente en los momentos de desolación y de prueba. Amén.
† Faustino Armendáriz Jiménez Obispo de Querétaro