El Pueblito, Corregidora, Qro. a 6 de mayo de 2020.
El miércoles 6 de mayo de 2020, en el Santuario de Nuestra Señora de El Pueblito, se llevó a cabo el homenaje de la Provincia Franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán a Nuestra Señora, la Santísima Virgen de El Pueblito, renovando su patrocinio.
La solemne Celebración Eucarística que se efectuó a puerta cerrada, fue presidida por Fray Flavio Chávez García, OFM. Ministro Provincial y transmitida por facebook live. Durante la homilía, fray Flavio se dirigió a todos los fieles, pero especialmente a los miembros de la familia franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán, diciendo:
«Muy queridos hermanos: a todos ustedes que están desde cada una de nuestras casas de la provincia, participando de esta fiesta provincial en honor a nuestra Madre Santísima de El Pueblito y todas las demás personas del pueblo santo de Dios que nos acompañan, en este día, como todos los años, nos reunimos, como hemos dicho al inicio de la misa, para darle gracias a nuestro Señor por este don tan hermoso que nos ha hecho, que es el de su Madre Santísima: la Virgen María, por este regalo tan hermoso que es esta mujer de la que tenemos mucho que aprender y en cuyo regazo encontramos tanta seguridad, tanta ternura, porque es la ternura de Dios y es la seguridad del vientre de Dios.
La Virgen Santísima apareció como figura relevante en la historia de la humanidad, no digo sólo de la historia de la salvación, sino de la historia de la humanidad, en el momento crucial del plan del Padre. El Padre del cielo junto con su Espíritu y con el Señor Jesucristo, ha querido que vivamos en Comunión con él, ha querido que formemos una familia, me atrevo a decir que de esta manera podemos decir, cómo se puede decir de tantas formas: ¿cuál es el plan de Dios? Pues el plan de Dios es que todos vivamos con él como una familia y que sea entrañablemente; tarea difícil, porque en el momento en el que nos dio libertad nosotros podemos decir que sí o que no y esto se complica, no solamente si decimos: yo no quiero ser de tu familia, eso se complica cuando abrimos nuestro corazón a esos instintos destructivos, a esas intenciones o voluntades malas, que no solamente dicen: “no quiero ser de tu familia”, sino que además dicen “y voy a evitar para que tu plano se realice”, y ahí ya complicamos las cosas, y se las complicamos a nuestro Señor y como que otra vez le desbaratamos todo lo que Él ha pensado y lo que ha sentido y todo el proyecto que Él tenía como, como creador de cuánto existe, particularmente como creador del ser humano: “Pues sí yo te hice para que viviéramos en comunión, pero te hice para que tú lo decidieras” y si tu no lo querías bueno, pues no, pero ¿porque le entregas el poder de tu decisión a quién no quiere que seas mi familia? ¿sino que quiere que destruyas esta familiaridad? y no hay otra forma que el Señor tiene de decir “pero vamos a realizarlo, vamos a realizar este proyecto” y ¿cómo lo realiza? Ah pues me voy a ir a vivir contigo: tú no quieres vivir conmigo, está bien, me voy a ir a vivir contigo, tú no quieres venir a mi Edén, pues yo me voy a ir allí, al edén que yo construí para ti. Y que este es tú universo, que es esta tierra, y este es el momento culminante Dios, viene a vivir a nuestra casa, el Señor viene y se hospeda y no solamente se hace huésped, se hace la presencia más necesaria para la humanidad, y aparece en el vientre purísimo de María y ahí está, está y allí en el inicio de esta nueva generación, de esta generación que anunció el profeta como lo escuchamos en la primera lectura “Yo haré nuevas todas las cosas”.
Señor: ¿cuando vas a hacer nuevas las cosas? Ya, en el momento en que nací, yo soy la novedad de la humanidad, yo soy la novedad de cuánto ha sido creado, Aquí está, aquí está el Señor haciendo nuevas su creación, haciendo nuevas todas las cosas y ahí está María con su presencia de mujer creyente, profundamente creyente, con un amor hacia Dios, hacia el Dios amor, el Dios que la habían predicado los profetas, con ese infinito amor de Dios que vino a ser su morada entre nosotros, ahí está ella, está el en el inicio de este de esta época definitiva para la historia de la humanidad, ahí está María: es el inicio, y ¿cuándo es el término? Pues el término de esta nueva generación es hasta que el Señor Jesucristo regrese.
Mientras no hay otros términos, mientras no hay otros finales, lo que hay entre nacimiento de Jesucristo del vientre de purísimo de María y la venida del Señor Jesucristo en el momento definitivo, cuando venga con todo el esplendor de su gloria, no hay términos, es una humanidad que va caminando, si la humanidad no dependiera de Dios, si el camino de la humanidad no dependiera de Dios, entonces si habría humanidad que se termine antes de que viniera Jesucristo, pero como esto no depende del hombre y tampoco depende de nadie, sino sólo de Dios, esta historia sigue y a veces los creyentes no lo alcanzamos a entender ¿cómo le vas a hacer señor? estamos tan deteriorados, no solamente en lo físico, en la naturaleza, pareciera que estamos también deteriorados en lo espiritual, pareciera que estamos deteriorados en la concepción de lo que es el ser humano y de los valores, y deteriorados en toda clase de bondad, que decimos esto ya se acabó, esto quien lo va a remediar, si el Señor no fuera el Señor de la historia, si él no hubiera nacido de la Virgen María y no hubiera resucitado, entonces si no sabríamos, pero esta historia es la historia de la salvación, esto va a continuar y ahí está María recordando, y está desde el inicio y desde el inicio y para siempre, luego vemos a María al pie de la cruz del señor Jesús conteniendo en ella todo el misterio de Jesucristo, el misterio del Dios amoroso, el Dios con su infinito amor ha venido a nosotros para hacer nueva su creación, conteniendo toda esta historia del Dios nacido y del Dios que en si da muerte al sufrimiento y al pecado para resucitar, ahí está ella, conteniendo esta presencia del Dios amoroso y ahí está ella en Pentecostés cuando viene nuestro Señor con la fuerza de su Espíritu para iluminar el corazón de los creyentes y para poder hacer que ellos no pierdan el camino y que las comunidades no pierdan la esperanza, y que las comunidades no se dejen envolver por el manto de muerte y de sombra que les acechó cuando gente malvada los destruía y los mataba.
Ahí está Cristo fortaleciendo y ahí está María atribuyendo, esta fuerza de Dios, esta luz de Dios, la que ella llevó en su vientre cuando Jesús nació, y la que ella contuvo en su persona cuando Jesús estaba en la cruz y ahora distribuyéndola a los creyentes y así sigue, y así vino al Tepeyac: con todo el misterio del Dios amoroso contenido en su vientre y así vino a El Pueblito, así vino a El Pueblito, así vino a nuestra provincia, y aquí está ella: puesta por nuestro Señor en el camino de la provincia, de la provincia franciscana de San Pedro y San Pablo, puesta en el camino de nuestra provincia, como fue puesta en el camino de la gente creyente de estos lugares, o mejor dicho de la gente que no era creyente, y que al contemplarla fue que se hizo creyente, ahí está en el camino, en el camino de todos ustedes queridos hermanos menores de San Pedro y San Pablo, Santamaría ha sido puesta en el camino, en el camino de todos ustedes queridos feligreses de Querétaro y de otros lugares que hoy contemplan su rostro, está ahí en el camino y ¿para qué está? Está para decirnos “Aquí está mi hijo, esta es una de las hermosas imágenes que nos presenta a su hijo, no está a solas, sino con su hijo y con su hijo presentándolo fuera de su vientre, como diciendo: aquí está mi hijo, él es el que está haciendo nuevas todas las cosas, Él es el rey de la historia, Él es el Señor de cuánto existe y está allí dándonos a aquel que es nuestra esperanza.
Queridos hermanos frailes franciscanos, queridas hermanas religiosas de esta provincia, queridos hermanos de la orden franciscana seglar de esta provincia, fieles todos, la Virgen Santísima está con nosotros, pero lo más importante es que está, porque su hijo la a puesto para que nos recuerde que Él es el autor de la historia y el final de la historia y Él, que nos acompaña en cada acontecimiento de la historia, y que sea nuestro punto de referencia y particularmente les invito a todos a que vivamos con mucha fe, con la fe que Jesús y María nos enseñaron, con mucha esperanza, con esperanza que María le tuvo a su hijo, con mucho amor, con el amor que María le tuvo a su hijo y a su prima Isabel cuando la visitó y a su esposo San José con el que compartió la vida y el amor que le tiene a toda la humanidad y a la iglesia en todos los lugares donde ya se ha hecho presente, que sigamos viviendo fortalecidos en ese amor y en esa esperanza que ellos nos han enseñado, no desistamos hermanos, hermanas, desde el amor de Dios, del amor que Dios nos tiene y que María Santísima contiene en sus ojos, en su vientre, leamos la historia en este momento que estamos viviendo, desde ella que tiene la mirada de Jesucristo, desde ella que tiene la ternura del Padre, desde ella que tiene la esperanza del Espíritu Santo, leamos los acontecimientos de la humanidad entera y desde ahí seamos responsables, responsables en el cuidado de la creación, en el cuidado de nuestro cuerpo, de nuestro espíritu, de nuestra alma, en el cuidado de la sociedad, esa es nuestra responsabilidad y desde allí sigamos animando a los hombres y mujeres que procuran el bien de la humanidad a través de las diferentes ciencias: ciencias médicas, ciencias económicas, ciencias políticas, ciencias sociales, ciencias artísticas, que todos esos hombres y mujeres puedan seguir contribuyendo a esta nueva creación que Jesús ya ha iniciado desde que nació de la Santísima Virgen María, que también, para todos estos hombres y mujeres, aunque no tan creyentes, que también ante ellos se presente María cómo se presentó aquí en El Pueblito, como se presentó a la provincia de Michoacán y sea ella la que les siga formando, les siga llenando, no solamente de la luz de la inteligencia, sino de la luz del amor de Dios, para que así contribuyan a esta nueva creación, y nosotros queridos hermanos, hermanos menores, no dejemos de conectar a la humanidad con Dios, eso nos toca a nosotros, qué los científicos se encuentren la mejor manera para que la humanidad viva en medio de esta o de las pandemias que vengan, que los líderes sociales encuentren la manera de estructurar una sociedad donde todos vivamos en justicia y en paz , que todos los padres de familia, los de cualquier familia, contribuyan a vivir con más ternura, con más cuidados, por más amor desde sus hogares, y nosotros hermanos menores, tenemos la obligación de hacer que los creyentes y la humanidad vivan íntimamente conectados con nuestro Señor Jesucristo, porque esta desconexión es lo que puede acabar ahora sí con la humanidad, porque esta desconexión con el amor de Dios y con el Dios que hace nuevas todas las cosas, es la que puede, ahora sí, destruir el proyecto de Dios sobre todos nosotros, no puede ser que vivamos desconectados del amor infinito del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y menos, que esta desconexión sea promovida por nuestra irresponsabilidad, a nuestra falta de testimonio como hombres de Dios y como hermanos del prójimo, que servimos generosamente es nuestra manera de mantener conectada a la iglesia y a la humanidad con el Dios, que es el Señor de la historia, de mantenerlos conectados, por medio de la Santísima Virgen María que es la que siempre está presente en medio de su pueblo, que nuestro testimonio de vida, queridos hermanos menores, siga siendo la gran contribución que tenemos para esta humanidad sedienta, no solamente de salud física, sino también de salud en el alma y de salud en su Espíritu, adelante estimados hermanos en nuestro testimonio de vida como hermanos y como hijos de Dios, acrecentemos la calidad de nuestro ser de hombres de oración, acrecentemos nuestra calidad de hombres que sean hermanos del prójimo, acrecentemos nuestro compromiso: que sea nuestra prioridad la de dar testimonio de Dios que está vivo haciendo nuevas todas las cosas.
Les felicito entrañablemente queridos hermanos menores, frailes de esta provincia de San Pedro y San Pablo, les felicito porque tienen su mirada en aquella mujer que está en el inicio de la nueva creación que es Jesucristo, estamos con ella y estando con ella estamos con Jesús, el Señor, el Salvador, sigamos, queridos hermanos y hermanas, todos que nos escuchan, y que participan en esta misa, sigamos cerquita de la Virgen María, es el camino que nos lleva al amor entrañable de Dios, sigamos con María pero también sigamos como María, no sólo con ella,, también como ella siendo una bendición para todos, llevando también nosotros, contenido en nuestro ser, el misterio del Dios que está vivo, está presente y que nos conduce por los caminos,, y con el salmista y con María decimos: si tú estás conmigo señor nada temeré, tu vara y tu cayado me dan seguridad, con esta seguridad en Dios y que nos Recuerda la mirada tierna de Santa María de El Pueblito, sigamos caminando, queridos hermanos, gozando de la paz del resucitado. Que así sea.»
Fuente: Santuario de la Virgen de El Pueblito.