Benedicto XVI pasará sin duda a la historia como el Papa W, es decir, el Papa del Valor y de la Verdad. En su viaje al Líbano lo dejó de manifiesto al exhortar a los jóvenes musulmanes y cristianos para que se unan y acaben con la violencia y las guerras en Oriente Medio y Siria. Se hizo clamor del dolor de los cristianos que sufren la persecución y la violencia. No rehúye los temas candentes ni las situaciones escabrosas.
Del Valor porque está claro que no busca los ambientes fáciles. Echemos un vistazo a la elección de sus viajes. En el 2011 estuvo en Erfurt, la ciudad natal de Martín Lutero. En el 2009 visitó Jordania, Israel y Palestina. En el 2006 estuvo en Turquía, en las ciudades de Ankara y Estambul. Cada encuentro una verdadera bomba atómica de valentía y de amor por la verdad. Para entenderlo hay que seguirlo y estudiarlo.
De la Verdad porque ha afrontado, a un altísimo costo de dolor y humillación, el proceso de purificación de la Iglesia Católica en los miembros que estaban enfermos. Pero no sólo, también se ha visto brillante en el diálogo con la Iglesia Ortodoxa, con las confesiones cristianas, con el pueblo judío y con los musulmanes.
Un Papa tímido, pero asombrosamente fascinante; un auténtico científico que transmite con encantadora sencillez; “un humilde trabajador de la viña del Señor”.
P. José Manuel Otaolaurruchi