En el Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Guadalupe hemos celebrado el segundo aniversario de la toma de posesión de Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, como obispo de Querétaro.
Más de 1,500 fieles, pertenecientes a las 112 parroquias y a los movimientos laicales, numerosas religiosas y seminaristas, unos 60 sacerdotes y un obispo, Mons. Florencio Olvera Ochoa, participaron en la santa Misa de Acción de Gracias por el trabajo pastoral que Mons. Armendáriz ha realizado en nuestra Diócesis.
Al iniciar la homilía, con emoción dijo: «Con el corazón lleno de gozo y con el espíritu agradecido, les saludo a todos ustedes en el Señor Jesucristo, el Gran Pastor de las ovejas a quien el Padre constituyó cabeza de la Iglesia, a fin de llevarnos a todos al redil de la gracia y de la vida con su resurrección. Me llena de grande gozo poder reunirme con cada uno de ustedes en esta plaza y celebrar juntos esta acción de gracias, por el segundo aniversario del inicio de mi misterio pastoral en esta Diócesis de Querétaro; sin duda que son muchos los motivos, las personas, los proyectos y las acciones que ponemos hoy en las manos de Dios».
«Hoy quisiera que en esta ‘fiesta de la unidad diocesana’, cada uno de nosotros, en primer lugar estemos agradecidos con Dios, porque nos ha llamado a colaborar con él, infundiendo en nuestro corazón el Espíritu que dinamiza la Iglesia…», para luego comentar que el Plan Diocesano de Pastoral es «un instrumento que permite que la Misión pueda ser operativa, altamente eficaz, responder a estrategias audaces e incluir a todos los agentes necesarios, a las comunidades, estructuras y apoyos».
Invitó a vivir la santidad, abriéndose a la acción del Espíritu Santo, para luego concluir: «En esta tarea la Santísima Virgen María nos enseña cómo sellar la Nueva Alianza en nuestro corazón, ella nos anima a abrir el corazón para que Dios escriba su historia en nuestro corazón, en nuestra vida, en los sufrimientos y en la enfermedad. Que cuando nos sintamos desanimados o cansados en el camino, levantemos la mirada y la veamos a ella como la estrella de la Nueva Evangelización. Amén».
Al momento de terminar la homilía, la bendición de la lluvia se dejó sentir en el Seminario. Continuó la Misa con la procesión de ofrendas que llevaron las parroquias.
Una vez concluida la santa Misa, compartimos los alimentos con alegría y cariño fraterno, quienes tuvieron oportunidad, se acercaron a saludar a Mons. Armendáriz y agradecer su presencia de Pastor entre nosotros.