Nuestra diócesis impulsada por el incansable celo misionero de cada uno de los sacerdotes que formamos parte de este amplio mosaico eclesial de Querétaro, y apoyados por infinidad de laicos de nuestras parroquias, arrancamos hoy el gran visiteo misionero en cada decanato.
Es una semana especial para comunicar la experiencia que cada uno tiene de Cristo y dejar en cada hogar y en cada corazón de las familias la semilla de la fe. Qué maravilla poder contagiar a tantos hombres y mujeres de diferentes edades de este testimonio floreciente en la víspera del 150 aniversario de la erección canónica de nuestra diócesis.
Sí, esta es la sabia nueva que enriquece al árbol milenario de la Iglesia, en especial de nuestra diócesis. Nos unimos en oración para que esta semilla siga creciendo y se fortalezca con nuestro testimonio siempre fresco, sin olvidar que el objetivo es fortalecer nuestro proceso de evangelización con grandes signos proféticos de comunión y misión.
Me hago eco de las palabras del Papa Francisco en la reciente exhortación apostólica Evangelii Gaudium en el número 127 que dice: “Hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en el camino”.
El lema que ilumina esta acción misionera es: “Dios te salve, el Señor está contigo” (Lc.1,28) La Santísima Virgen es y será la estrella de la evangelización que guiará cada paso de los misioneros en esta semana. Gracias a todos los equipos parroquiales que colaboran en esta magnífica avanzada de misión y evangelización.
Qué orgullo para nuestra diócesis poder contar con inquietos apóstoles que se toman en serio el mandato de Jesucristo: “Vayan por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad”. (Mc. 16,15) Que el ardor misionero que nace de nuestro corazón no nos haga cruzarnos de brazos y contemplar como meros espectadores, sino como protagonistas de esta maravillosa historia al celebrar los 150 años de la erección canónica de nuestra diócesis.
Que Nuestra Señora de los Dolores de Soriano nos acompañe de la mano, caminando con nosotros como discípulos misioneros, en Ella ponemos los frutos de este gran Visiteo Misionero, sin olvidar que el amor de Cristo nos urge. ¡Hablemos claro!
Pbro. Luis Ignacio Núñez