Para Zita, por su testimonio de amor a la Iglesia
Este jueves 27 de marzo se llevó a cabo un encuentro histórico en el Vaticano entre el Papa Francisco y el Presidente de los Estados Unidos de América, Barack H. Obama, a quien recibió en audiencia.
Al llegar el Presidente Obama y su comitiva, fue recibido en el patio de san Dámaso por el Prefecto de la casa Pontificia, el Arzobispo Georg Gänswein, entre cuyas responsabilidades están las de “ordenar el servicio de antecámara y organizar las audiencias solemnes que Su Santidad concede a los Jefes de Estado, Presidentes de Gobierno, Ministros y otras personalidades eminentes, así como a los Embajadores que llegan al Vaticano para pre-sentar sus Cartas Credenciales”. Acto seguido el Papa le dio a Obama la bienvenida en la sala del Trono del Palacio Apostólico. Pasaron luego a la Biblioteca, en la que dio inicio un coloquio privado a través de dos intérpretes, mismo que duró 50 minutos. Posteriormente fueron presentados ante el Romano Pontífice los miembros de la delegación estadounidense, encabezada por el Secretario de Estado John Kerry. Al final se hizo el tradicional intercambio de regalos. El Presidente Obama regaló al Papa semillas de plantas provenientes de los jardines de la Casa Blanca, destinadas a ser plantadas en las Villas Pontificias de Castel Gandolfo, para celebrar que el Papa Francisco abrió al público este marzo el Jardín Barberini. Castel Gandolfo es frecuentado por los Papas como lugar de verano desde al menos el siglo XVII y es parte de las zonas extraterritoriales del Vaticano dentro de Italia. Las semillas estaban contenidas en una elegante caja azul, hecha con madera de la Basílica Santuario de la Asunción, en Baltimore, hoy también Catedral, cuya primera piedra la puso el Jesuita John Carroll, primer Obispo católico de Estados Unidos. Un regalo lleno de significado por la historia a la que hace ilusión, y por el futuro que augura.
El Papa por su parte, obsequió al Presidente Obama una copia de la Evangelii gaudium, así como un medallón que reproduce el proyecto original de Bernini para la columnata de san Pedro, y una pieza en bronce titulada “Solidaridad y paz”, del maestro Veroi (Cfr. L’Osservatore Romano, 28 de marzo de 2014, p. 1).
¿De qué hablaron los dos personajes durante 50 minutos? La Sala de Prensa de la Santa Sede lo expresa así: “han intercambiado pareceres sobre algunos temas concernientes a la actualidad internacional y se ha manifestado el deseo de que en las zonas de conflicto se respeten el derecho humanitario y el derecho internacional y se llegue a una solución negociada entre las partes interesadas […] En el contexto de las relaciones bilaterales y de la colaboración entre la Iglesia y el Estado, se han tratado cuestiones de relieve especial para la Iglesia en ese país, como el ejercicio de los derechos a la libertad religiosa, a la vida y a la objeción de conciencia y también se ha hablado de la reforma en materia de emigración. Por último, se ha expresado el compromiso común para la erradicación de la trata de seres humanos en el mundo”.
Las palabras precisas de Francisco no las sabemos, lo que sí sabemos es cómo pensaba el entonces Cardenal Bergolio, cuando enfrentaba la reconstrucción de una patria argentina salida de la tragedia del régimen militar (1976-1983): “se nos pide anchura de corazón; una mirada amplia que una el presente desde la memoria de las raíces y que se dirija al futuro, donde maduren los frutos de una obra […] una mirada que hace camino […] una mirada que se anima a alejarse de toda contemplación narcisista o de la compulsión posesiva de quien sólo busca el propio interés y, en lugar de servir a su patria, se sirve de ella” (CARDENAL JORGE M. BERGOGLIO, SJ; La nación por construir. Utopía, pensamiento y compromiso. Editorial Claretiana. Buenos Aires 20132, p. 17). En su momento lo decía como Cardenal y de su Patria, hoy lo dice como Romano Pontífice y todo el mundo, y estamos seguros que ahora piensa en Siria, Ucrania, en todo el mundo. Obama acertó con su regalo: si alguien ama y sabe de semillas es Francisco. Oremos y trabajemos para que este encuentro dé frutos abundantes de solidaridad y de paz, mismos que Francisco ofrece y espera de Obama recordándole que todo el mundo espera que ejercite el Premio Nobel de la Paz del que es portador, empezando en su patria, para la que el Papa ha pedido se respete la libertad religiosa, la vida y los derechos de los migrantes.
Pbro. Filiberto Cruz Reyes