Col. Centro, Querétaro, Qro., 4 de Septiembre de 2017
El día 4 de Septiembre de 2017, Mons. José Martin Lara Becerril, presidio la Santa Eucaristía, en la Templo de Santa Rosa de Viterbo, ubicado José María Arteaga y Ezequiel Montes # 47 y 48, Col. Centro, Querétaro, Qro., y perteneciente al Decanato de Santiago, en honor a su Santa Patrona Rosa de Viterbo. Al inicio de la celebración les dijo:
“Hermanos todos al llegar a esta fiesta, celebramos la santidad de Dios y la santidad de los hijos, les invito a que purifiquemos nuestro corazón, de toda mancha de pecado para celebrar con un corazón santo estos sagrados misterios”. En su homilía les compartió:
“Hermanos todos, uno de los días más importantes que tienes esta rectoría de Santa Rosa de Viterbo, es el día de la fiesta patronal, y es precisamente el día de hoy más de una ocasión he dicho que el día de la fiesta patronal, no es otra cosa más que una lluvia de bendiciones.
Hoy celebramos la Santidad de Dios, celebramos que Dios es grande, celebramos que Dios es bueno, celebramos que Dios es Santo, pero la Santidad de Dios, se ve reflejada en la santidad de sus hijos, y en este caso la santidad de Dios hoy se ve reflejado en la vida de Santa Rosa de Viterbo una jovencita que murió a los 18 años cuyo cuerpo está incorrupto hasta el día de hoy, y esta joven Rosa de Viterbo, hoy para cada uno de nosotros como lo hemos dicho en la oración al empezar es un ejemplo.
Por eso hermanos todos, hoy quiero hacer un reflexión en torno a la santidad, ¿Qué cosa es la santidad? -La santidad es: un perfume, un perfume aromático, exquisito, que seduce, que jala, que permea, que atrae, eso es la santidad, seguramente cuando nosotros nos encontramos con una persona buena lo vemos y su rostro, sus palabras, sus actitudes, inmediatamente percibimos el olor a la santidad.
La santidad es un perfume exquisito, porque es el perfume de Dios mismo esa es la santidad. Pero la santidad nosotros podemos verla y entenderla y disfrutarla y por eso decimos que es una belleza, cuando uno ve un hermoso atardecer, cuando ve uno un hermosísimo amanecer, cuando ve uno la belleza de las flores, cuando uno ve la belleza de la naturaleza, la belleza del cielo, pero sobre todo cuando uno ve la belleza de las personas, la santidad es la belleza.
Fíjense ustedes, ¡como un santo que nosotros veneramos!, como santo, siempre uno lo ve, y disfruta de su belleza, atrayente a los ojos, porque la santidad es la belleza, y nosotros podemos contemplarla y por eso uno nunca se cansa de ver la santidad de Dios, por eso uno nunca se cansa de ver la santidad de los santos que veneramos nosotros en la Santa iglesia.
Pero la santidad hermanos todos, es un tesoro, el tesoro entendido como algo que nos da a nosotros una grade seguridad, cuando uno tiene un tesoro puede ser dinero, joyas o alguna otra cosa donde uno dice este es mi tesoro, porque yo lo disfruto, porque es un bien con un altísimo valor, y la santidad de igual manera es un tesoro con un altísimo valor, un valor extraordinario, que cuando uno lo ve es capaz de hacer cualquier esfuerzo en la vida, la santidad pues es de un valor inestimable valor.
Por eso hoy quiero invitarlos a pensar en la santidad, la santidad como algo de extraordinaria bello, y la santidad como un compromiso eso es lo que nosotros hoy celebramos en este día aquí en esta rectoría de Santa Rosa de Viterbo, celebramos que esta jovencita de 18 años, hasta el día de hoy su vida santa sigue esparciéndose, y por eso nosotros hoy la veneramos y le decimos Santa Rosa de Viterbo, el perfume de su santidad ha traspasado los años y todavía hoy nosotros seguimos respirando este polvo, esa santidad que ella llevo en su vida. Hoy su santidad la seguimos contemplando en su rostro, en su cuerpo incorrupto y hoy después de tantos años seguimos contemplando esa belleza.
Que hermosa palabra hemos escuchado en la primer lectura, en la que les hablaba a la mujer dice: “de la mujer valoramos dos cosas, una sus manos generosas, y dos dice nosotros valoramos sus manos trabajadoras”. En la segunda lectura que hemos escuchado San Pablo nos dice que: “la virginidad consiste dice San Pablo consiste en tener un corazón solamente para amar a Dios, esa es la virginidad, un corazón limpio, es tener un corazón solamente dedicado a Dios, dice San Pablo también quien no se casa puede dedicarse a las cosas de Dios, y el Evangelio alaba la prudencia de las jóvenes, y el amor apasionado al esposo, es de lo que nos habla la palabra de Dios hoy, la expresión de santidad.
Por eso hoy hermanos míos, en este día en que celebramos la solemnidad en honor a Santa Rosa de Viterbo, quiero invitarlos a ustedes a todos en general a que nos animemos a vivir una vida más santa, obviamente va a ser difícil pero recuerden ustedes que desde hace 2000 años, todos los tiempos han sido difíciles, no es que en aquel tiempo fuese más fácil que hoy, no, todos los tiempos han sido sumamente duro para conseguir la santidad y por eso hoy también tenemos un tiempo bastante duro y difícil pero quiero decirles, ¡déjense seducir por el perfume de la santidad!, ¡déjense seducir!, hermanos todos por la belleza de la santidad, ¡déjense convencer por el tesoro de la santidad!, todos, vamos a animarnos aceptar.
Hoy de manera muy especial que celebramos a Santa Rosa de Viterbo y una mujer joven, y quiero invitar de manera particular a todas las jóvenes, señoritas, ¡sean santas!, sean santas y siguiendo el ejemplo de Rosa de Lima, ¡luchen por la santidad!, porque la santidad no es un artículo de lujo del pasado, la santidad es un tesoro, de por vida, ¡jóvenes luchen por ser santas!, porque una mujer santa es un tesoro, de un grandísimo, grandísimo valor, lucha por la santidad, quién encuentra una mujer santa ha encontrado un tesoro, un tesoro de grandísimo valor.
Por eso hoy en este día, en que nosotros celebramos a Santa Rosa de Viterbo, una jovencita, simpática, tierna, valiente, y como ya dijimos ella supo conjugar dos cosas en su vida, la firmeza es decir la fuerza y la bondad, dos grandes cualidades, firmeza en la vida y bondad y ella la supo combinar de tal manera que le dio el perfume de su santidad.
Hermanos todos, en nuestros mundo complicado, difícil, cada uno de ustedes estoy seguro que tiene muchas cualidades y con esas cualidades juntas, puestas en acción, ustedes también siguiendo el ejemplo de Santa Rosa de Viterbo, sean de un perfume exquisito, les invito pues a que su vida santa impregne su casa, impregne su familia, que su vida santa sea capaz de transformar la oficina donde trabajan, que el perfume de tu santidad sea capaz de darle una una grande belleza a tu trabajo, a tu escuela, a tu familia y que cuando vayas por las calles de nuestra hermosísima cuidad vallas esparciendo el perfume de la santidad.
Hermanos todos abran su corazón a estos tres cualidades de la santidad, la santidad es un perfume exquisita, la santidad es una belleza, la santidad es un tesoro, por el cual todos luchan con mucha alegría, con mucho entusiasmo vamos a seguir el ejemplo de Santa Rosa de Viterbo, para buscar la santidad.
Al terminar Mons. Martín les dio la bendición y la asamblea brindo un aplauso a su Santa Patrona Rosa de Lima.