Santos Degollado y Libertad s/n, Victoria Gto. 24 de Junio de 2018.
El domingo 24 de junio de 2018, se llevó a cabo en la Parroquia de San Juan Bautista, en Victoria, Gto., perteneciente al Decanato de Nuestra Señora de los Remedios, la Fiesta Patronal en honor a San Juan Bautista, presidió la celebración Eucarística, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, concelebró el Párroco, Pbro. Augusto Pérez Sánchez, el Vicario, Pbro. Rubén Pacheco Martínez y el Pbro. Juan García.
Durante la celebración, el Sr. Obispo, confirió el Segundo de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana a un grupo conformado por 150 niños y niñas, que después de haber recibido la adecuada formación catequética y haber sido presentados por el Sr. Cura, recibieron de manos del Pastor Diocesano la Gracia del Sacramento de la Confirmación; cabe destacar que los confirmandos son fieles provenientes de las diferentes localidades que conforman la comunidad parroquial. De igual forma, el Sr. Obispo, concedió a 4 fieles parroquianos, la gracia de ser Ministros Extraordinarios de la Comunión, que estarán al servicio de la parroquia.
En su homilía el Sr. Obispo expresó:
“Muy queridos hermanos les saludó a todos recordando con afecto la reciente visita Pastoral que hicimos a esta parroquia visitando diversas comunidades.
Hoy Tenemos la oportunidad de volvernos a congregar en torno a esta fiesta, es siempre importante una celebración de esta naturaleza, donde se resalta la presencia de Dios, donde se le da gracias a Dios, donde nosotros nos reunimos para fortalecer los lazos de la familia comunitaria, donde también, sin duda, veneramos de manera especial a quién es el santo patrono en esta parroquia San Juan Bautista.
Ya a lo largo de los años sin duda la tradición nos mueve a acercarnos para vivir este ambiente festivo, pero también, no debemos olvidar, el recordar y celebrar a un santo nos trae un gran compromiso, el compromiso de mirar, de contemplar su vida y su obra, su visión; cada uno de nosotros también hemos sido puestos por Dios ahí donde estamos, en una familia, en un trabajo, en esta comunidad de Victoria.
Porque Dios te ha dado una misión, una misión que sin duda no se la ha dado a otro, una misión irrepetible, una misión de bien, no solamente para ti mismo, sino de bien para los demás. El nacimiento de San Juan Bautista, fue por así decirlo, un milagro de Dios; cómo se dan en muchos de nuestras familias, por ejemplo: Cuando alguien es sanado por la invocación de fe de la presencia de Dios, ese es un milagro de Dios. Cuando se hace la voluntad de mi vida, aunque no me guste ese es un milagro de Dios; ustedes conocen seguramente a muchas personas que han recibido bendiciones especiales de Dios, cuando nace una criatura, un niño o una niña, ese es un milagro de Dios; y estamos agradecidos con Dios, también San Juan Bautista es un milagro de Dios, porque fue engendrado por padres ancianos, Zacarías e Isabel.
Sin embargo Dios sabía lo que hacía y tuvieron la oportunidad de tener un hijo y a ese hijo se le dio una misión, preparar la venida del Mesías, la venida de Cristo el Señor; y como dice la segunda lectura: “preparó el camino del Señor predicando un bautismo de penitencia” y predicando que venía la salvación de Dios.
Esto fue su misión, por eso le pusieron Juan, porque Juan significa: “Dios ha tenido misericordia”, Dios ha tenido misericordia, para con aquel pueblo que tenía la oportunidad de preparar sus corazones para recibir al Mesías.
Sin embargo, esos son los planes de Dios, lamentablemente a veces los planes de nosotros son otros; de tal manera que, no los hacemos coincidir con Dios, de tal manera que nosotros obstinados y tercos, tratamos de hacer nuestra voluntad.
San Juan Bautista se nos presenta en la iglesia como un modelo a seguir, la vida de San Juan Bautista desde la manera de vestir fue una vida de austeridad, pero también San Juan Bautista, fue un gran misionero; hace poco en la comunidad que se llama San Salvador de Ahorcados, fuimos ahí y fueron ahí algunos misioneros de aquí, y fueron los Padres y un servidor; y anduvimos en las casas, fuimos a las casas hablar de Dios; hablar del amor de Dios, a decirle a los demás cuánto los amaba a Dios, y cuánto quiere Dios que nosotros estemos en gracia de Dios, regresemos a la casa paterna, regresemos a la comunidad, tratemos cada vez de profundizar más nuestra fe y de amar a Dios con nuestras vidas.
San Juan Bautista era un gran misionero, de tal manera que les decía a los demás, quién era Jesús, Jesús es un Dios que ama, Jesús es el Cordero, Jesús es el que quita el pecado del mundo, Jesús es el Salvador. Ese es San Juan Bautista, el que habla de Dios, el que predica así un mensaje de penitencia, pero para bien de los demás, el que les dice: aquí hay que morir al pecado. El que les dice a los demás, que es lo que hay que dejar atrás la vida que no agrada a Dios. Esa es la que hay que dejar, ese es el Señor, ese es nuestro salvador, ese es el Mesías, ese es el que nos ama tanto, que ha dado su vida por nosotros.
Muchos lo escucharon, si, otros no, como ahora, sí tú vas a la misión a un barrio, a una comunidad, no te desilusiones nunca porque la obra que haces es obra de Dios, no tuya y Dios sabe cuándo aquella persona va a reaccionar al mensaje del Salvador, cuando aquella persona va a coger la salvación del Señor en su alma. Muchos de los aquí presentes, tienen un antes y un después. Y seguramente pueden contar su testimonio de cuando se encontraron con Cristo, de tal manera, que su vida cambió de manera total.
Esa es la misión de San Juan Bautista, al llegar a sumergirse en Dios, en la penitencia, en la salvación de Dios, esa sigue siendo nuestra misión; hermanos la misión de los sacerdotes velar por la salvación de las almas; realizar la misión, señalar donde puedes encontrar a Jesús, señalar las consecuencias de los que se encuentran con el Señor.
Sin duda todo esto implica celebrar una fiesta patronal, detenernos juntos para reflexionar en la alegría del Evangelio, detenernos juntos para decirle al Señor; Señor, creo en ti, como miembro de esta parroquia y de esta comunidad de Victoria, para orar y pedir al Señor por los demás, no sólo por ti; transforma mi corazón, pero transforma también el corazón de mi esposo, de mis hijos. Sáname el corazón de tantas cosas que no son de Dios, pero sana también el corazón de mi familia, el corazón de la comunidad.
Hermanos que San Juan Bautista, siga presidiendo en la historia de esta comunidad y siga bendiciéndoles, para que ustedes sean hombres y mujeres de fe; que cuiden su fe, que custodia en su fe, estamos de paso, estamos en una peregrinación y un día el Señor nos va a llamar y queremos llevar ante Dios, las manos llenas.
Hoy en esta celebración, para quienes van a ser confirmados; invocamos el regalo de Dios, el Espíritu Santo pidamos por ellos, para que sean buenos cristianos, católicos de esta parroquia de Victoria. También en esta celebración decía al inicio, pedimos que como en todas las parroquias, se ore por la paz de nuestra Patria, de nuestros estados, de nuestra Diócesis, pidámosle al Señor que haya paz, que conservemos la paz del corazón para poder reflejar la en nuestros ambientes y así en paz con libertad y con respeto emitamos en la próxima jornada electoral, nuestro voto, nuestro voto razonado, nuestro votó en coherencia con la fe católica que profesamos; votando por la vida, votando por el matrimonio, por la familia , votando por la libertad religiosa, votando por la educación; es decir, razonar el voto, de tal manera, que elijamos a aquellos que van a orientarnos en el futuro, a nivel de nuestro país, en nuestros estados, en nuestros municipios.
Dios bendiga esta comunidad de Victoria, estado de Guanajuato y Dios bendiga a toda nuestra Diócesis de Querétaro, pedimos la intercesión de la Santísima Virgen María Nuestra Señora de Los Remedios, que ella nos vaya conduciendo como hijos que somos y que nosotros dóciles a la voluntad de Jesucristo, nos dejemos conducir por la Palabra del Señor y por las orientaciones de la Virgen”.
Fuente: Equipo de Comunicación Parroquial San Juan Bautista, Victoria, Gto.