El 14 de septiembre, el Sr. Obispo D. Faustino Armendáriz Jiménez acompañó la procesión de danzantes que con motivo de la Exaltación de la Santa Cruz se realiza del templo de Nuestra Señora de la Merced al templo de la Santa Cruz de los Milagros, donde en una solemne Eucaristía con gran fe y esperanza se exalta el Santo madero de la Cruz y unidos a Jesucristo en el santo Sacrificio del altar se celebra el memorial de su Pasión, Muerte y Resurrección. Junto al señor obispo caminó Fray Emilio Flores , guardián del templo y de la comunidad franciscana de La Cruz.
Los fieles que acuden a ponerse bajo la protección de la Santa Cruz, signo escogido por Cristo para obtenernos la salvación y la vida eterna escucharon las palabras del Pastor diocesano: “Mirar a lo alto para caminar hacia lo alto”. “Cada uno de nosotros venera la Santa Cruz y la tiene en su cuello, en su hogar, la tenemos en los templos. Pero lo más importante es aquel que está en la Santa Cruz y que murió por nosotros. Aquel al que contemplamos y en quien ponemos nuestra esperanza de salvación”.
«Cada uno de nosotros somos seguidores de Cristo y debemos abrazar nuestra cruz. Se discípulo de Cristo implica tomar la cruz de cada día y seguirlo. Abrazar la cruz significa abrazar las responsabilidades propias de la honestidad y la alegría. Responsabilidad y servicio a los demás, al ver la cruz debemos recordar que Jesús es la causa de nuestra salvación».
«Sigamos difundiendo esta devoción tan arraigada en esta comunidad y en estos lugares donde al paso de los años miramos como se celebra esta exhaltación de la Santa Cruz con danzas, con fiesta, con alegría, con cantos, no olvidemos tener siempre en vista a quien murió por nosotros en la Cruz». «Tanto amo Dios al mundo que entregó a su hijo único». Es el mensaje de esta festividad.
«Redescubriendo el amor de Dios podremos retomar el camino de la verdadera conversión. Que bueno que alimentemos nuestras tradiciones y que aclaremos el sentido de las mismas. Esta celebración renueva también el compromiso con el Señor de querer seguirle por el camino del esfuerzo del cambio, la conversión, del ir quitando lo malo que hay en nosoros, de ir vaciando nuestro corazón de lo que no es de Dios para llenarlo de Él, se haga patente en nosotros. Que por el estilo de vida que vivimos en comunidad se nos note que somos discípulos de Jesús».
Cada año en esta fiesta: «se renueva una familia, se renueva una sociedad, se renueva la Iglesia cuando renovamos nuestro corazón».