«El Señor Dios vela y con toda seguridad se apiadará de nosotros» (2Mac 7,6). Con estas palabras se motivaban la madre y los 7 hijos macabeos que fueron asesinados por su fidelidad a Dios, como nos lo dice la Sagrada Escritura. Esta familia terminó martirizada a causa de su fe en el Señor. En la actualidad, esta es la situación que viven miles de cristianos en Irak que son perseguidos por el hecho de creer en Cristo.
Este hecho no nos puede dejar indiferentes a los cristianos del mundo. En primer lugar porque por el bautismo formamos todos parte de una gran familia. Por ello, la muerte de nuestros hermanos nos afecta directamente. ¿Qué podemos hacer en familia para unirnos a estos hermanos nuestros?
HACER ORACIÓN. Esto es lo primero que nos ha pedido el Santo Padre a todas las familias cristianas. Siguiendo la iniciativa del Papa Francisco, nuestro señor Obispo nos ha invitado a todas los fieles de la Diócesis de Querétaro a unirnos en la oración este domingo 17 de agosto. Rezar en familia por los cristianos perseguidos es una obra de misericordia que podemos hacer mediante la adoración al Santísimo Sacramento, el rezo del santo rosario y otras muchas formas de oración.
CONSTRUIR LA PAZ EN LAS PROPIAS FAMILIAS. La lucha contra la violencia comienza desde el seno familiar en el trato entre cada unos de los miembros. Es necesario fomentar la unión y caridad entre los esposos, los hermanos, los parientes, etc. Es importante saber dialogar y solucionar los diversos conflictos de una manera serena. Esto se aprende desde la infancia.
LA AYUDA Y LA SOLIDARIDAD. No es posible mantenerse indiferentes ante los sufrimientos de los demás. Cuando alguien sufre dentro de una familia, los demás integrantes deben socorrerlo y apoyarlo. De la misma manera, los cristianos estamos llamados a salir en defensa y ayuda de nuestros hermanos perseguidos por su fe mediante las denuncias pacíficas, la ayuda humanitaria, y cuando esto no sea posible, por medio de nuestros ayunos y sacrificios.
Pidamos a Dios por todas las familias del mundo para que se conviertan, con sus acciones, en familias constructoras de la paz.