EUCARISTÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR EL AÑO QUE TERMINA EN LA SANTA IGLESIA CATEDRAL.

Santa Iglesia Catedral de Querétaro, Qro., 31 de diciembre de 2020.

Mons. Fidencio López Plaza X Obispo de la Diócesis de Querétaro, presidio la Misa de Acción de Gracias por el año que termina, la cual tuvo lugar en la Santa Iglesia Catedral, ubicada en la ciudad episcopal de Santiago de Querétaro, al iniciar la celebración Mons. Fidencio puso las intenciones de esta celebración diciendo:  “Buenas noches sean bienvenidos hermanos y hermanas, a la celebración de la Santa Eucaristía, en estas últimas horas del año 2020, oramos por todos los hermanos que ya no pudieron llegar a esta fecha, sobre todo por las victimas del Covid y oramos también por los médicos y quienes los cuidan, y pedimos a Dios que llegue la esperanza, y  la salud, en casa, en la familia, en nuestra patria”.

En el momento de la homilía Mons. Fidencio compartió lo siguiente: “La paz este con ustedes, saludo a todos ustedes, hermanos y hermanas en nuestra fe católica, a los que pueden estar físicamente en la Santa Catedral, y a los que desde sus domicilios están en contacto con nosotros, en esta hermosa celebración de fin de año.

Los griegos cuando hablan del tiempo se referían a dos palabras se referian al tiempo como Kronos y el tiempo como Kairos, el tiempo como “Kronos” no puede detenerse, por gracia de Dios estamos en las últimas horas del año 2020, hemos vivido un año marcado por el miedo, por grandes desafíos y por una gran esperanza causada por la pandemia Covid-19.  La gran esperanza es que termine la pandemia y llegue la salud, que llegue el fin de esta crisis integral que estamos viviendo, la esperanza es que llegue el salvador.

Gracias a Dios, no solo tenemos al tiempo como Kronos, que nos exige tener en cuenta el reloj, el calendario y la agenda de cada día, gracias a Dios tenemos también el tiempo como un “Kairós”, en el que no cuentan tanto las horas que pasan, sino las oportunidades que Dios nos da todos los días para amar intensamente con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, para perdonar, no solamente siete veces sino setenta veces siete, para ser felices, para renovarnos, para crear y recrear la utopía de la tierra prometida y sobre todo, para descubrir que Dios es el protagonista de la historia, y de nuestra propia historia.

Sobre esto les comparto tres luces que pueden iluminar el camino del año que comienza, del año que está por comenzar.

Primera luz: Con Jesús la salud está en casa.

 Sin Jesús comienza la corrupción, esta es la preocupación fundamental que San Juan Evangelista, nos presenta en la primera lectura y nos aclara de manera magistral, en el Evangelio que acabamos de escuchar, se trata de un tema fundamental  de la Navidad y del Año Nuevo que tiene que ver con dos herejías, que aparecieron inmediatamente en la navidad y siguen ahora  las herejías del monofisismo, que consideran que Jesús, es verdadero Dios pero niegan que Jesús sea verdadero hombre, allí está todo lo que se manifiesta de una o de otra manera en estas fiestas navideñas y de fin de año.

Así San Juan exhorta a los cristianos que parecen demasiado piadosos, y espirituales a que no descuiden el compromiso con la historia y su manifestación más elemental que es la hermandad, Dios se hizo hombre y al hacerse hombre nos hizo hermanos.

Por eso el Papa Francisco consiente de este problema también en nuestro tiempo, ha puesto a la iglesia en guardia contra la mundialización y nos ha exhortado para que seamos amantes de la creación y de la historia a la manera de Jesús, el objetivo es llegar al centro y poner en el centro de nuestra vida, en el centro de nuestra familia, y en el centro de nuestra sociedad, a Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.

De esta lucha dependen los triunfos y los fracasos de todo este año, y de toda la vida, no podemos afirmar que Jesús es solamente verdadero Dios, ni tampoco que es solamente verdadero hombre, el misterio de la encarnación es un tema definitorio para nuestra vida y nuestra felicidad aquí y luego eternamente en el cielo.

Recordemos pues con Jesús en el centro la Salud y la salvación están eternamente en casa, sin Jesús comienza la corrupción.

Segunda Luz: Dios se manifiesta hoy.

Por eso el presenta en lo más parecido a la eternidad, al terminar un año y comenzar otro nos sentimos obligados a tomar conciencia del tiempo y a descubrir el tiempo como un don y una oportunidad que Dios nos concede para pregustar la vida eterna.

Parece sencillo, pero hay poca gente que vive concentrada en el presente, el pasado hermanas, hermanos, es ya solo memoria, y se requiere de una visión de fe, para saber agradecer, para saber perdonar, para saber valorar lo que hay que conserva lo que nunca pasa de moda, y dejar atrás lo que estorba.

Pero Dios es real, y Dios se manifiesta hoy, en el hoy de cada día y se juega la vida eterna, por eso los cristianos hablamos de un domingo sin ocaso, y del presente como el gran “desafío”, que requiere siempre de la

chispa del amor para vivir con pasión cada instante como una oportunidad y un don que Dios nos concede.

Tercera Luz: La vida es un proyecto.

Para vivirse en la esperanza, al terminar un año y comenzar nos sentimos a pregustar y proyectar el futuro, el pasado es parte de nuestra historia y el futuro es el tiempo que comienza inmediatamente después de cada instante, el futuro es un tiempo para vivirse en la esperanza.

El futuro sin ser real todavía es una verdadera provocación para aprender a soñar y a proyectar la vida, en este sentido hoy, puede reconstruirse la memoria histórica y el futuro sigue siendo la estrella de Belén, para recrear la utopía y puede convertirse en un verdadero proyecto de vida el año 2021 que estamos a punto de comenzar.

No olvidemos hermanas y hermanos, no olvidemos que Dios cuida de sus hijos y que hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados.

Que divina providencia nos asiste en cada momento para que nunca nos falta casa, vertido y sustento. Feliz año Nuevo”.

Al terminar la celebración Mons. Fidencio les dio la bendición y recomendó ser en este año una bendición de Dios para los demás.