El reto de ser testigos creíbles

XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Mt. 23, 1-12

En esta parte del evangelio de Mateo, tenemos un discurso de Jesús dirigido al pueblo y a los discípulos; con un juicio demoledor y en un clima claramente polémico, Jesús critica los aires de grandeza, superioridad e incoherencia, a los maestros de la ley y a los fariseos. Mateo insiste en ello probablemente porque en su comunidad comenzaban a aparecer también esos signos en algunos que aceptaban gustosos títulos de honor. Por eso  se subraya el señalamiento: “no hagan lo que ellos hacen”.

Las actitudes incoherentes que se señalan y que han de evitar son: decir y no hacer, obrar sólo para ser vistos y buscar siempre ser admirados y aplaudidos.

En actitud de autocrítica en el documento de Aparecida se han señalado algunas sombras que tienen que interpelarnos, como el Señor interpelo a los dirigentes religiosos de su tiempo, lo cual es siempre saludable y desafiante; algunos de estos puntos son los siguientes: citando las palabras  del Papa Benedicto XVI se señala que “se percibe un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia católica”; “percibimos una evangelización con poco ardor y sin nuevos métodos y expresiones; un énfasis en el ritualismo sin el conveniente itinerario formativo, descuidando otras tareas pastorales. De igual forma nos preocupa una espiritualidad individualista. Verificamos asimismo, una mentalidad relativista de lo ético y religioso…” (DA n. 101). Junto con ello se reconocen las luces o esfuerzos que en América Latina se han venido forjando, como el reconocimiento de tantos misioneros y misioneras que desarrollan una valiosa obra evangelizadora en el mundo, tanto consagrados como laicos, junto con los esfuerzos orientados hacia el encuentro con Cristo vivo y que han dado y siguen dando muchos frutos, entre ellos el creciente conocimiento de la Palabra de Dios y el espíritu misionero para proclamarla (DA n.100).

El Señor, es cierto que denuncia con dureza las prácticas religiosas orientadas a levantar monumentos a la propia vanidad traicionando la adhesión a Dios; sin embargo destaca qué es lo que se tiene que hacer, y hoy el desafío es para nosotros. Por ello, la propuesta del evangelio es a que mucho más allá de nuestros discursos y preocupación de elocuencia demos TESTIMONIO DE ÉL, de tal manera que la difusión del mensaje del evangelio sea no solamente con palabras de entusiasmo sino con el ardor y pasión propias de quien lucha por vivir lo que Jesús pide al discípulo misionero, haciéndolo con coherencia de vida. Con la conciencia de que “conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer  con nuestra palabra y obras ES NUESTRO GOZO” (DA n.29). La invitación es a renovar nuestro compromiso con Dios, en la vida ordinaria luchando por recorrer el camino a la santidad, en conversión permanente, para DAR UN TESTIMONIO CREÍBLE.

† Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro