Muchos países en el mundo celebran hoy el Día del Padre, aunque la fecha varía de país a país. ¡Qué bella experiencia es la paternidad y cómo marca el corazón de una persona, desde que nace hasta la eternidad!
Hace tiempo leí un poema que me hizo recordar mucho a mamá y que además me sacó una sonrisa y a decir verdad también una lágrima de sentimiento. El mensaje más o menos decía lo siguiente: “Hoy te quiero preguntar: por qué motivo las madres amenazan a sus hijos con este estribillo ¡Ah, cuando venga tu padre! Y con tu padre de aquí y con tu padre de allá… Resulta que al final al verme llegar, ven entrar a Caín y escapan por todos lados. Y yo vengo cansado de trabajar todo el día y recibo de bienvenida una lista de acusados. Tú empiezas con tus quejas y yo tengo que enojarme… si los perdono, ¡qué ejemplo!, ¡es así como los educas! Si los castigo, ¡no tienes sentimientos! A mí que llegué contento y no tuve más remedio que poner cara de serio y escuchar tu letanía.
Y yo que me paso todo el día pensando en jugar con ellos, sueño en llegar a casa y olvidarme felizmente del trabajo, de la gente y de todo lo que pasa… los hijos son la esperanza y el porqué de nuestras vidas, por eso nunca les digas ¡ah, cuando venga tu padre! No quiero encontrar culpables, quiero encontrar alegría. Que no me pongas de escudo como lo hacía mi madre que consiguió que mi padre lo imaginara como un verdugo. Llegaba y se acaban las risas y en lugar de una caricia o de hablarles como un amigo, me miraba compungido esperando una paliza. ¡Cuántos recuerdos!”…
Y ahora quizás te desesperas porque tu padre es grande, está viejo y achacoso. Se ha convertido en una intromisión en tu apretada agenda, es una vergüenza cuando estás con tus amigos. Ésta es la oportunidad de reflexionar y crecer en el amor. Dios lo ha puesto en tus manos para que aprendas a amar. El problema no es él sino que tú que te has olvidado de lo que es el amor. Si él derrama su comida sobre su ropa, si le cuesta atarse los zapatos, recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si le cuesta hablar y repite lo mismo, recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si tiene sus manías y sus achaques, recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si te parece inútil y cerrado por no comprender la tecnología, recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si camina despacio y sacarlo a pasear requiere de tu paciencia recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si te grita, te corrige y se incomoda sin razón, recuerda los lloriqueos que soportó de ti y todo por amor. Si te dice que está enfermo y no quiere vivir, comprende, sólo te está demostrando su dolor y frustración porque siente ser una molestia y una carga en tu vida. Es tu oportunidad para demostrarle con tu amor, que él más bien es un regalo porque lo amas. Él te está enseñando a amar.
Recuerda, no hace mucho fuiste pequeño y él estuvo a tu lado. Las mismas cosas de las que te quejas las hiciste tú y él las comprendió todas. ¿Sabes por qué? Porque te amó y cuando te trajo al mundo se emocionó, se conmovió en sus entrañas y te aceptó como su hijo. Que en este día tan especial para nuestro papá, elevemos una oración de corazón a Dios y de gratitud por tantas enseñanzas maravillosas que hemos aprendido a lo largo de estos años en que aún seguimos teniéndolo en vida. Si ahora no lo tenemos con nosotros y se nos encoge el corazón con su recuerdo, sepamos llenar su vacío transportando nuestra imaginación a aquellos recuerdos y vivas experiencias diciendo un sincero: Gracias papá, por tu testimonio, por tu cariño y tu cercanía. No te olvido y te tengo muy presente. Feliz día del padre. ¡Hablemos claro!
Pbro. Luis Ignacio Núñez