El 5 de mayo de este año se cumplieron 25 años del arribo a Querétaro de su VIII Obispo, Mons. Mario De Gasperín Gasperín, hoy Obispo Emérito de la Diócesis. La Iglesia católica ha conservado siempre las listas de sus obispos, en primer lugar, del de Roma, pues es el sucesor personal de Pedro; así como en cada Iglesia particular el del propio, pues son el vínculo ininterrumpido con el grupo de los Doce, a los que el Señor Jesucristo quiso llamar por su nombre. A esto la Iglesia le llama la apostolicidad, eso que profesamos en el Credo acerca de la Iglesia. Creemos firmemente que la Iglesia que quiso fundar Jesucristo es una, y subsiste en la Iglesia católica; así como la Iglesia es una, uno es el Colegio que la apacienta, el Colegio de los Obispos, sucesor del Colegio de los Apóstoles.
De mayo hasta finales de ese 1989, nuestra Diócesis se vio bendecida por el recién inaugurado ministerio de su Pastor con la apertura del Curso Introductorio del Seminario; la creación de cinco nuevas parroquias: Cristo de las Bienaventuranzas (Colonia Menchaca, Querétaro), Corpus Christi (Colonia Obrera, Querétaro), La Purísima Concepción (Purísima de Arista, Arroyo Seco), San José Obrero (Colonia Lomas de San Juan, San Juan del Río) y San Pedro Apóstol (San Pedro Ahuacatlán, San Juan del Río). También ordenó tres sacerdotes en ese mismo lapso de tiempo. El jueves pasado el padre Luis Andrade Montoya celebró en el Seminario Diocesano sus Bodas sacerdotales de Plata, el padre Isaac Osornio Martínez celebrará mañana su fiesta en su pueblo natal: Escanelilla, Pinal de Amoles. El padre Luis es originario de Paso de Guillermo, Xichú, Gto., dos serranos al servicio de la diócesis.
Al cabo de 25 años nuestra diócesis ha cambiado mucho, de lo más significativo es el gran crecimiento de la ciudad y los municipios conurbados; hoy muchas colonias carecen de templos, mismos que son lugares desde donde se promueve la paz, la concordia, la sana convivencia y muchas otras virtudes humanas, esto a pesar de todas las limitaciones que los sacerdotes en cuanto humanos puedan manifestar. Decía san Juan Pablo II: el sacerdote es necesario al mundo, porque Cristo es necesario. Fueron 159 los sacerdotes que don Mario De Gasperín ordenó. Es un don de Dios el trabajo continuo de toda la comunidad cristiana en este campo de las vocaciones y lo es también la perseverancia en el ministerio. Oremos y sigamos trabajando por las vocaciones sacerdotales.
Demos gracias a Dios, a don Mario y a los quienes cumplen 25 años de ministerio, y a las parroquias ¡muchas felicidades!
Publicado en el periódico «Diócesis de Querétaro» del 21 de septiembre de 2014