Pbro. Filiberto Cruz Reyes
A mi hermana Cirenia por su cumpleaños
Con fecha de 24 de mayo de este 2015 el Papa Francisco emitió su segunda Encíclica, que lleva por nombre “Laudato si´” (“Alabado seas”), luego de aquella que fue su primera: “Lumen fidei” (29 de Junio de 2013). La primera está dirigida a “los Obispos, presbíteros, diáconos, personas consagradas y a todos los fieles laicos” y es sobre la fe; la segunda no tiene, como es costumbre, un destinatario después del título y el tema que trata, sino que ya en el cuerpo del documento Francisco afirma: “frente al deterioro ambiental global, quiero dirigirme a cada persona que habita este planeta. En mi exhortación Evangelii gaudium, escribí a los miembros de la Iglesia en orden a movilizar un proceso de reforma misionera todavía pendiente. En esta encíclica, intento especialmente entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común” (n. 3).
El documento no es sólo de carácter ecológico, sino “que se agrega al Magisterio social de la Iglesia” (n. 15), por esta razón el Papa dice que la Encíclica tiene como unos ejes que la atraviesan toda, en temáticas como “la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida” (n. 16).
Una de las múltiples respuestas que se han suscitado en todo el mundo frente a la invitación que Francisco hace, se dio en nuestra patria el día miércoles 4 del presente mes de noviembre en un hecho inédito: la Comisión Especial de Cambio Climático del Senado de la República, misma que preside la Senadora Silvia Garza Galván, conjuntamente con el IMDOSOC (Instituto mexicano de doctrina social cristiana) y la Fundación Konrad Adenauer, organizaron el Foro: “La pobreza y el cambio climático. Presentación de la Encíclica Laudato si´”, mismo que se llevó a cabo en el Auditorio Octavio Paz en el senado de la República. Parte de esta novedad es que en la presentación intervinieron entre otras personas de gran talla, Mons. Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey, y Mons. Juan Armando Pérez Talamantes, Obispo Auxiliar de la misma Arquidiócesis. Mons. Cabrera afirmó casi al inicio de su intervención: “Que el Senado sea también una voz profética en el tema del cambio climático”. Este acontecimiento histórico —¡que realmente lo es!— tiene sus riesgos, y estos se inscriben en el contexto de lo que tanto repite Francisco: “Prefiero una Iglesia accidentada por salir, que enferma por estar encerrada”.
Francisco no es ningún improvisado en estos temas de diálogo y apertura, de profecía y denuncia, de anuncio de la Buena Nueva y reconciliación; ya en una Homilía del 25 de mayo del 2000, el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio decía en el contexto del Gran Jubileo: “¡Refundar con esperanza nuestros vínculos sociales!: esto no es un frío postulado eticista y racionalista. No se trata de una nueva utopía irrealizable ni mucho menos de un pragmatismo desafectado y expoliador. Es la necesidad imperiosa de convivir para construir juntos el bien común posible, el de una comunidad que resigna intereses particulares para poder compartir con justicia sus bienes, sus intereses, su vida social en paz. Tampoco se trata solamente de una gestión administrativa o técnica, de un plan, sino que es la convicción constante que se expresa en gestos, en el acercamiento personal, en un sello distintivo, donde se exprese esta voluntad de cambiar nuestra manera de vincularnos amasando, en esperanza, una nueva cultura del encuentro, de la projimidad; donde el privilegio no sea ya un poder inexpugnable e irreductible, donde la explotación y el abuso no sean más una manera habitual de sobrevivir. En esta línea de fomentar un acercamiento, una cultura de esperanza que cree nuevos vínculos, los invito a ganar voluntades, a serenar y convencer”.
Este es el pensamiento de Francisco, constante y fresco, novedoso y siempre fiel al Evangelio de Jesucristo. Las respuestas dadas a su invitación el tiempo y la realidad las irán probando en su alcance y sinceridad. Aplaudimos esta iniciativa de los creadores del Foro en mención, deseando sea el inicio de una nueva etapa de nuestra incipiente democracia, sin descartes.