de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas
14 Diciembre
San Juan de la Cruz
Isaías 45,6-25: “Dejen, cielos, caer su rocío”
Salmo 84: “¡Dejen, cielos, caer su rocío y que las nubes destilen al justo!”
Lucas 7,19-23: “Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído”
El Adviento está centrado en la persona de Jesús y en los valores del Reino, pero, como ya hemos visto, hay figuras que nos ayudan a descubrir cómo se va preparando la llegada del Reino y la presencia de Jesús. El pasaje de este día nos centra en la pregunta de Juan el Bautista para descubrir si ya está el Mesías en medio de su pueblo y la respuesta de Jesús remite a los hechos no a las palabras. Los profetas habían anunciado y el pueblo esperaba, pero ahora puede contemplar lo anunciado y Jesús invita a los enviados a que narren lo que han visto y oído. Cuando se trata de los valores del Reino, es peligroso enseñar algo, si no se está viviendo. En primer lugar porque para que haya fruto debe haber vida, ya que el fruto es el resultado de un proceso donde se conjugan los elementos biológicos con las circunstancias favorables, pero si no se lleva vida por dentro, por más circunstancias favorables que haya, en cuanto a las plantas sería el agua, el calor, la lluvia, etc., no puede frutos. Así también una persona no puede dar frutos por más circunstancias o apariencias favorables que la rodeen. Puede aparentar muchas cosas pero al final se encontrará estéril. En segundo lugar deben ir muy unidas la palabra y los hechos porque en cuanto a los valores de Reino sólo serán creíbles cuando se manifiestan en hechos y no cuando se visten de palabras por más bonitas que éstas sean. Así Jesús pide a los mensajeros que comprueben lo que se había anunciado y cómo se está realizando en acciones concretas que van a favor de los más desfavorecidos. Los ciegos, los cojos, los leprosos, los muertos… son testigos de que una nueva vida ha llegado. Esto es lo que tienen que anunciar los mensajeros. Hoy también se hace presente el Reino en medio de nosotros y tenemos que estar atentos para que no quede en palabras, sino que se vaya realizando en la realidad. Que también nosotros podamos decir que no se fijen tanto en nuestras palabras, sino que se fijen en los frutos que estamos ofreciendo. El Adviento es un tiempo para hacer corresponder los hechos con las palabras, para hacer realidad el sueño. Jesús viene pero nosotros lo debemos hacer actual y actuante en nuestro ambiente.