de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas
Santos Timoteo y Tito
26 Enero
2 Timoteo 1,1-8: “Recuerdo tu fe sincera”
Salmo 95 “Cantemos la grandeza del Señor”
San Marcos 4, 21-25: “La misma medida que utilicen para tratar a los demás, se usará para tratarlos a ustedes”
Los dos santos, Timoteo y Tito, que celebramos este día, son una muestra viva de la propuesta de Jesús y de los ejemplos que Él nos propone. Esos ejemplos tan plásticos y tan sencillos, que por sí solos pueden darnos una gran enseñanza. Hoy nos ofrece en pocas palabras una imagen bella pero también perturbadora… imaginemos lo que Jesús dice: una vela encendida. ¿En dónde la colocamos? ¿Debajo de la cama? Terminará incendiándola y destruyendo lo que está cercano. ¿Debajo de una olla? Primeramente, no podrá iluminar; pero además se sofoca por la falta de ventilación y se apaga. Ahora saquemos conclusiones de estas imágenes que Jesús nos ofrece como seña del cristiano. Una luz que se torna peligro, que quema lo que encuentra a su paso, que destruye y que divide. ¿Nos hemos convertido en eso nosotros? ¿Quemamos y destruimos a los demás cuando deberíamos alentarlos y sostenerlos? O quizás somos la luz colocada debajo de la olla. Nos miramos a nosotros mismos, nos encerramos en nuestros círculos, somos muy pagados de nosotros mismos y acabamos ahogándonos en nuestro propio orgullo. ¿Esto nos sucede? La misión del cristiano es dar luz a los demás, no tanto que se le mire a sí mismo; desgastarse para iluminar, no ocultarse en sus propias adulaciones; animar a sus hermanos, no ahogarse con sus propios humos. La tarea del discípulo es dar luz y en estos días urge que alguien lleve luz a los demás y Cristo te confía esa misión. Pero además Jesús también nos ofrece una sentencia que nos ayuda a revisar lo que estamos haciendo: “La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma medida se usará para tratarlos a ustedes, y con creces”. Reflexionemos por un momento y contemplemos a todas las personas que entran en contacto con nosotros… y miremos la situación desde su punto de vista ¿cómo se han sentido tratados por nosotros? ¿Se sienten ignorados o no tomados en cuenta? ¿Se sienten ofendidos o utilizados? Pues pensemos en las palabras que nos dice Jesús y actuemos en consecuencia: “así serán tratados ustedes”.