San Jerónimo, 30 Septiembre.
de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas
Baruc 1, 15-22: “Hemos pecado contra el Señor y no le hemos hecho caso”
Salmo 78: “Sálvanos, Señor, y perdona nuestros pecados”
San Lucas 10, 13-16: “El que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”
Las últimas palabras del pasaje que se nos presenta hoy parecen resumir toda la misión que debe afrontar la Iglesia y cada uno de sus miembros en la actualidad: “El que los escucha a ustedes a mí me escucha”. Este día de la Biblia, y recordando a San Jerónimo como el gran impulsor de una vida basada en la Palabra de Dios, nos debe llevar a reflexionar en nuestros conocimientos bíblicos, la forma en que hacemos nuestra oración a partir de la Biblia y toda la pastoral que se sustenta y se nutre de la Palabra de Dios.
Agradezco a muchos de ustedes que me animan a seguir con estas reflexiones diarias y me dan a conocer cómo la Palabra de Dios va influyendo en sus vidas diarias. San Jerónimo pasó gran parte de su vida en la cercanía física de la cueva de Belén para sentir la presencia de la Palabra que se hace carne y al mismo tiempo se entregaba en cuerpo y alma al estudio y traducción de los libros sagrados.
Todo estudio y actividad bíblica nos deben llevar a un conocimiento más profundo de Jesús y a un encuentro con su persona. Algunos han tomado las palabras de dolor que hoy dirige Jesús en contra de las ciudades de Corazaín y de Betsaida porque no han sido capaces de aceptar el mensaje de salvación, y las lanzan contra nuestro mundo que se ha cerrado a la Palabra de Dios y al mismo Jesús.
Sin embargo, creo que deberíamos tener mucho cuidado, pues nuestro moderno mundo da muestras de un hambre grande de espiritualidad y de deseos de encontrarse seriamente con el Señor. Quizás no hemos sido nosotros los testigos creíbles que transmitan ese mensaje y quizás nuestras palabras y acciones no han dado la oportunidad a nuestro mundo de tener un encuentro con Jesús. Nuestro estudio de la Escritura no es por afán de erudición o solamente científico, aunque debe tener muy en cuenta las ciencias modernas, pero su principal objetivo y finalidad será provocar un encuentro vivo con Jesús. Que no recibamos nosotros también esas terribles palabras de Jesús porque hemos tenido mucha oportunidad de tener un encuentro personal con Él.
Los invito sinceramente a que demos oportunidad de que Dios nos hable a través de la Escritura. Participemos en estudios, oraciones, encuentros, en la “Lectio Divina” y reuniones eclesiales de base, buscando encontrarnos con Jesús.