DESDE LA CEM: ¿Qué ha significado el documento de Aparecida para la Iglesia en México?

A 10 años de la publicación del Documento de Aparecida, puedo decir que para toda la Iglesia ha sido una bendición, y especialmente para todo nuestro continente; porque nos recuerda lo esencial y fundamental de nuestra fe: el Encuentro con Jesucristo.

Es importante decir, que después de efectuarse la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano en el 2007, el documento de Aparecida permeó toda la vida eclesial en México, desde la formación de los planes de pastoral de las diócesis, la vida de las parroquias, los seminarios, los religiosos y las religiosas, y comenzó a incidir en los objetivos y acciones de las Asambleas Plenarias, y de las Comisiones y Dimensiones episcopales de pastoral en toda la República.

No se hicieron esperar, innumerables libros, artículos, manuales, subsidios que hablaban sobre los temas de Aparecida, tanto de la Conferencia Episcopal, como de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, tanto a nivel académico, como pastoral y divulgativo.

Dos Asambleas Plenarias del Episcopado Mexicano han hablado sobre Aparecida. La Asamblea XC de noviembre del 2010 trató sobre la visita pastoral, como servicio e impulso misionero y la gran responsabilidad Pastoral del Obispo en la gran misión de todo el continente; la Asamblea XCVI de noviembre del 2013, trató sobre la Nueva Evangelización y la cultura, así como del patrimonio de Aparecida para la Misión Permanente, donde se nos exigía la conversión pastoral para una renovación interna de la Iglesia para poder dialogar con el mundo actual, configurando en base a estas realidades, el perfil del obispo.

De esta forma, el documento de Aparecida fue estructurando y acentuando la programación de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en sus objetivos y acciones, a partir del trienio sucesivo a su terminación, esto es, del periodo 2009 al 2012. Así, para el siguiente trienio 2012-2015, el documento de Aparecida, permeaba ya toda la programación pastoral de la Iglesia en México: marco conceptual, objetivos y acciones.

Todavía hace falta estudiar con mayor detenimiento los resultados, del trabajo pastoral, inmediatamente posterior a la Conferencia de Aparecida. Sin duda se ha ganado en estructuración pastoral, de acuerdo a la transversalidad e interlocución, en el calado de la misión continental permanente, en la actitud samaritana por parte de la Iglesia, esto es, con el espíritu de salida y acogida, en la formación de los agentes de pastoral, como discípulos y misioneros, incentivando el protagonismo de los laicos, el impulso fuerte de la Comunión a gran escala, el anuncio alegre del Evangelio, sin olvidar la decidida opción por los pobres, pero debemos reconocer, que existe aún un largo camino por recorrer, y que los resultados no son suficientes.

Para el período actual 2016 -2018, sigue estando presente el espíritu de Aparecida, pues todavía en su objetivo general se incluye: “Anunciar la alegría del Evangelio, buscando llegar a las periferias con misericordia”. Además, el Papa Francisco, en su visita a nuestro País en febrero del 2016, vivamente nos recordaba este documento:

“Los invito a cansarse sin miedo en la tarea de evangelizar y de profundizar la fe mediante una catequesis mistagógica que sepa atesorar la religiosidad popular de su gente. Nuestro tiempo requiere atención pastoral a las personas y a los grupos, que esperan poder salir al encuentro del Cristo vivo. Solamente una valerosa conversión pastoral, y subrayo, conversión pastoral de nuestras comunidades puede buscar, generar y nutrir a los actuales discípulos de Jesús” (DA 226, 368, 370).

En esta misma visita, la Conferencia del Episcopado Mexicano, a petición del Santo Padre, empezó a elaborar un Proyecto Global Pastoral hacia el 2031, conmemorando los 500 años de las Apariciones de nuestra Señora de Guadalupe, y hacia el 2033, cuando se cumplen dos mil años del misterio de la Redención. Este importante proyecto, todavía en gestación, recoge fuertemente a 10 años de distancia, el espíritu de Aparecida, en sus gestos, conceptos y actitudes.

La programación hacia el 2018, de los trabajos de las Comisiones y Dimensiones episcopales de pastoral, con miras al 2021, conserva, aunque con una intensidad menor, el marco de Aparecida para la realización de sus tareas.

En estos diez años, la Iglesia en México ha madurado para hacer una autocrítica de sí misma, sobre la manera en cómo se ha venido evangelizando y viviendo la fe en sus miembros e instituciones. La Iglesia está entendiendo que no basta conservar la estructura, sino que debe actualizarse y renovarse, pues de otra forma, se vuelve caduca sin que pueda responder a las necesidades actuales. Estamos pues, obligados a superar, por ejemplo, aquella actitud  del “tienen que venir” o “siempre se ha hecho así».

La conciencia eclesial en este momento tiende a buscar y propiciar el encuentro con Jesús, salir a los ambientes e impregnar la vida cristiana en la construcción del Reino, tanto en las pequeñas como en las grandes comunidades eclesiales, propiciando la misión permanente que debe llevarse a cabo, con una siempre audaz creatividad pastoral.

Aparecida nos ha estimulado a los pastores en cada una de las Iglesias particulares a ponernos en estado de misión permanente, convencidos de que se tiene que revitalizar y recomenzar desde el encuentro con Jesucristo, para permear toda la pastoral con un discipulado que impulse a la misión.

Sabemos que la misión en la Iglesia implica una tarea de edificación, de construcción, ya que toda la misión tiene como finalidad realizar, llevar e impregnar la vida de Cristo en nosotros sus seguidores, y en aquellos que viéndonos y escuchándonos se adhieran a nuestra fe, y a su vez, la transmitan a nuestros pueblos.

Poco a poco se va dando fruto; no obstante hemos de reconocer las fragilidades, resistencias y estancamientos que nos desafían  y retan para seguir mejorando.

Para nosotros Aparecida no es un mero ideal, ni un documento literario sobre la pastoral; sino una inspiración de fe que nos impulsa a seguir soñando, asombrarnos y seguir leyendo lo que Dios nos pide en nuestra realidad concreta, para que con creatividad y la gracia de Dios seamos discípulos y misioneros para tener y en Él dar vida.

Muchas gracias.

 

+Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola

Obispo Auxiliar de Monterrey y Secretario General de la CEM

 

(Intervención en reunión del CELAM en El Salvador, 09 de mayo de 2017)