de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas
Hoy Jesús nos llama la atención
25 Noviembre
Santa Catalina de Alejandría
Apocalipsis 20, 1-4. 11-21, 2: “Los muertos fueron juzgados conforme a sus obras.- Vi que descendía del cielo la nueva Jerusalén”
Salmo: 83: “Dichosos los que viven en tu casa”
San Lucas 21, 29-33: “Cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca”
Los grandes inventos y las diferentes oportunidades del momento actual nos han acostumbrado cada vez más a que muchas cosas funcionan de manera automática. Y esto tiene muchas ventajas porque las mismas máquinas y aparatos nos van anunciando cuándo se necesita un servicio, qué líquidos faltan, qué tiempo se necesita… nos atenemos a lo que nos van anunciando y nos volvemos descuidados. Es más, ya muchas veces no sabemos hacer las cosas si no tenemos los aparatos necesarios. Es común que algún niño de secundaria ya no sepa resolver problemas matemáticos, si no tiene a la mano su calculadora o computadora en sus diferentes posibilidades. Pero esto nos ha llevado también a descuidar las señales de la vida que aparecen cada día y nos hemos vuelto incapaces de descubrir la vida misma. Hoy Jesús nos llama la atención. No tenemos ninguna computadora que nos indique el nivel de amor que tenemos, no hay un medidor de nuestra vida espiritual y tampoco hay una máquina que nos precise con toda seguridad el término de nuestra vida. Jesús nos dice que así como tenemos señales que nos van indicando las diferentes etapas y estaciones, pongamos atención también a la señal de la venida del reino de Dios. Antiguamente los campesinos lograban anunciar los tiempos, las tormentas y las sequías contemplando el cielo, las aves, las temperaturas…. Hemos perdido esa sensibilidad y ahora nos atenemos al pronóstico del tiempo, a los centros meteorológicos, y muchas técnicas que nos auxilian. Pero Jesús insiste en que también debemos ser capaces de descubrir el sentido del tiempo, la razón de vivir y la fragilidad del ser humano. Un día está y al día siguiente ha desaparecido. A estas previsiones y estas lecturas del verdadero sentido del tiempo, ya no sabemos cómo responder. Ahí las máquinas no nos ayudan. ¿Cómo es el sentido de mi vida? ¿Hacia dónde la estoy dirigiendo? ¿Cómo hago presente en mi ambiente, mi vida y mi trabajo el reino de Dios? Ojalá hoy nos hagamos estas preguntas y delante de Jesús las respondamos en serio.