Gratitud y solidaridad con los maestros de las escuelas de México
Irapuato, Guanajuato a 15 de mayo del 2020.
El pasado 12 de marzo, me permití exhortar a las comunidades escolares, particularmente directivos, padres de familia y maestros, a redoblar el cuidado y los lazos de solidaridad, especialmente con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, frente a las primeras noticias en nuestro País, sobre la Pandemia Covid-19.
Ahora, quiero manifestar asombro, gratitud y cercanía, con tantos maestros y maestras, que más allá de los límites, han puesto todo su talento y recursos para seguir atendiendo a la población estudiantil. Hemos comprobado que además de hacer un esfuerzo administrativo y pedagógico, han logrado, en muchas ocasiones, generar un puente de comunicación cercano con directivos y padres de familia. Me ha sorprendido su capacidad para acoger las necesidades más básicas de atención emocional, social y espiritual de los niños y jóvenes, quienes necesitan comprender, asimilar y disponerse a llevar esta realidad compleja con el mejor espíritu.
Sin duda, este momento nos ha sacudido, y ha desvelado muchas carencias no sólo materiales, sino también espirituales. Por supuesto, también ha revelado muchas fortalezas y la connatural generosidad que hay en el corazón humano. En muchos casos, he podido constatar que ha prevalecido la grandeza de la vocación magisterial.
Hoy, estamos llamados a generar, frente al futuro próximo, esfuerzos de creatividad solidaria. Sin duda alguna, la situación nos reta a todos, a modificar muchos esquemas de relación y de administración de las instituciones educativas.
Hoy, nuestra atención máxima debe ser la atención a las cuestiones profundamente humanas: el valor de la vida, de la verdad y del bien, del verdadero servicio, del manejo de los afectos, la sana convivencia, la construcción de bien común, la equidad y la experiencia de una verdadera libertad con responsabilidad. Como ha señalado el Papa Francisco, debemos aprender a vivir, comprendiéndonos, en una misma barca, nuestra casa común, e impulsando una ética del cuidado solidario.
A todos los maestros, los llamo a renovar su vocación, con sus esfuerzos particulares en el contacto con cada niño o niña, adolescente o joven. Ustedes son protagonistas insustituibles de la educación formal, en cada espacio social.
Les aseguro mi oración y afecto, en comunión con todos mis hermanos obispos, presbíteros, así como valiosos consagrados y laicos dedicados a la educación. Nuestra felicitación y cercanía en Jesucristo, Señor y Maestro, en este día en que les celebramos.
+ Enrique Díaz Díaz
Obispo de Irapuato
y Responsable de la Dimensión de Educación y Cultura de la CEM.
Pbro. M. en C. Eduardo J. Corral Merino,
Secretario Ejecutivo de la Dimensión.