“El Cardenal que se nos quiso escapar”
Mons. Alberto Suárez Inda, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de Morelia. Es una persona que merece atención. En el año 2016 la revista Líderes Mexicanos, lo consideró uno de los 300 líderes más influyentes del país. Estuvo en Roma durante el Concilio Ecuménico Vaticano II, participó en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Santo Domingo y en el Sínodo de América. Fue Presidente de la Comisión Episcopal de la Previsión Social del Clero y Presidente de la Comisión Episcopal del Clero en varias ocasiones y actualmente ocupa el cargo de Encargado de la Pastoral Educativa en México.
En breve entrevista concedida al Departamento de Historia y Arte de la CEM, unos meses previos a entregar la Arquidiócesis al Arzobispo Mons. Carlos Garfias, compartió algunos de los momentos más trascendentales en su historia de vida pastoral y quiso dejar un mensaje muy contundente al pueblo de Dios.
Su origen
Mi nombres es Alberto Suárez Inda nací en Celaya, Guanajuato, el 30 de enero de 1939, fui el undécimo hijo y el menor de once, mis padres fueron Luis Suárez y Amalia Inda.
Hice mi escuela primaria y secundaria en el Colegio México de Celaya, con una pedagogía de los lasallistas, aunque la fundó un profesor que había sido religioso.
A los doce años entré al grupo Scouts (movimiento dedicado a la formación del carácter en la juventud), fui de los iniciadores del Grupo 1 de Celaya, y poco antes de cumplir 15 años entré al seminario de Morelia en el año de 1953. Ya desde muy pequeño sentí el llamado de Dios, de hecho en el álbum de Mi Primera Comunión está esa consigna, ese propósito: ¡pedirle a Jesús me conceda ser sacerdote!
Mi formación
Con gran satisfacción narró su acercamiento en el seminario, a grandes e importantes personalidades de la historia de la Iglesia mexicana, como lo fueron en su momento el señor Samuel Pérez Gil, que murió siendo Arzobispo de Tlalnepantla. Dijo: También recuerdo a los padres: Juan Jesús Posadas Ocampo, que fue Cardenal de Guadalajara, al Rector Don José de Jesús Tirado y Pedraza que fue Arzobispo de Monterrey, el Ecónomo, el padre Victorino Álvarez Tena, fue mi Obispo de Celaya (de hecho fue el primer Obispo que tuvo la Diócesis) cuando se formó la Diócesis.
Luego concluir 5 años de humanidades y terminado el seminario menor, tuve la gracia, la oportunidad de ir a estudiar a Roma de 1958 a 1966 (en esos años se gestaban en la Iglesia la Convocatoria del Concilio Ecuménico). Ocho años en el Colegio Pío Latino Americano que dirigían los padres jesuitas. Fui Alumno de la Universidad Gregoriana de Roma, donde pude cursar la filosofía y la teología. Llegué a Roma en los últimos días del pontificado de Pío XII.
Estuve en Roma en la elección de Juan XXIII hasta su muerte, y en la elección de Pablo VI, San Juan XXIII, Beato Pablo VI, estando yo en primero de filosofía se dio el anuncio de que habría un Concilio Ecuménico Vaticano II. El Papa Juan lo expresó el 25 de enero del 59. ¡Estuve en Roma toda la época de preparación y realización del Concilio, hasta su clausura!, ¡fue una época realmente excepcional!
Mi ordenación sacerdotal y caminar pastoral
Vine a México para ser ordenado sacerdote, tuve la gracia de que me ordenará mi Arzobispo, Luis María Altamirano y Bulnes, en la parroquia de Celaya el 8 de agosto de 1964. ¡Cumplí ya 52 años de sacerdote!
Fui profesor del seminario de Morelia 3 años, luego trabajé como Vicario en la Parroquia de San José en Morelia, en la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, en Pátzcuaro, otros 2 años. Y un tiempo en Naucalpan, en el Equipo Nacional del Movimiento por un Mundo Mejor, cuya misión era: dar conocer la doctrina, la espiritualidad del Concilio Vaticano II. Tuve oportunidad de viajar por muchas partes de México dando cursos, cursillos, ejercicios que se llamaban: Ejercitaciones por un Mundo Mejor.
Posteriormente me nombraron párroco de una parroquia nueva en la periferia de Celaya y estando allá, se dio la noticia de que se creaba la nueva diócesis de Celaya, pertenecí yo al clero, al presbiterio de esa nueva diócesis. El señor Obispo Victorino Álvarez, me encargó que le ayudará a iniciar el seminario, empecé a buscar una casa prestada; a buscar vocaciones, profesores e íbamos -o los muchachos iban-, a clases al Colegio Marista. Se empezó a construir el edificio y gracias a Dios, el seminario de Celaya ha cumplido más de 40 años, fui 11 años Rector del seminario de Celaya.
Mi nombramiento Episcopal
Me llegó la noticia o la invitación del Papa Juan Pablo II, para que aceptará ser Obispo de Tacámbaro en 1985, hace 31 años fui nombrado Obispo el 5 de noviembre, y fui ordenado el 20 de diciembre en Tacámbaro. Una diócesis muy bella, más bien de tipo rural, pero con una riqueza de tradición y sobre todo de espiritualidad. Ahí fui el quinto Obispo de Tacámbaro por 9 años. Una época de trabajo en comunión con los sacerdotes, con quienes hicimos muy buena amistad y pude durante 9 años recorrer toda la diócesis, que no era muy grande: 11 municipios de Michoacán.
El mismo Papa Juan Pablo II me nombró Arzobispo de Morelia en 1995, llegué a Morelia el 22 de febrero, de manera que ya se van a cumplir 22 años de de ser Arzobispo de Morelia. Una Diócesis mucho más grande, tengo en este momento 590 sacerdotes, 3 Obispos auxiliares. Otros han sido auxiliares y ahora trabajan en: Tapachula, Tijuana y uno que está en el CELAM, Juan Espinoza.
Trayectoria
En la Conferencia Episcopal me ha tocado desempeñar algunos servicios, empezando la Previsión Social del Clero, de lo que se llama ahora OCEAS (Obra de Clérigos en Ayuda Solidaria, A. R.), estuve 8 años al frente de esa comisión, después en la Comisión del Clero durante 6 años. Luego me tocó ser Vicepresidente de la CEM por 2 periodos. Fui encargado de la Comisión ad hoc, de la Comisión que se creó para preparar la Celebración del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana. Actualmente y por segunda vez, estoy encargado de la Dimensión de Pastoral Educativa, ¡gracias a Dios, he contado con la confianza y amistad de mis hermanos Obispos!
He podido ordenar a más de 300 sacerdotes, 6 Obispos ¡por Gracia de Dios!, y también tengo que pedir perdón por mis muchos errores, y prepararme para esta nueva etapa de la vida, renovando la entrega de mi libertad, de todo cuánto soy, y cuánto tengo al señor Dios de la historia, el Juez Misericordioso. Tengo confianza que Él me reciba, me perdone y me permita durante estos días que me quedan en este mundo hacer algo de bien.
Arzobispo Emérito
Soy Arzobispo Emérito apenas unos días. El pasado sábado día 5 de noviembre 2016 finalmente, el Papa Francisco aceptó mi renuncia para permitirme vivir, con menos responsabilidad, con menos carga, me nombró Administrador Apostólico mientras llega el nuevo Arzobispo, que si Dios quiere será en enero, el día 18 de enero del 2017. Don Carlos Garfias, tomará la riendas de la Arquidiócesis, entonces dejaré la responsabilidad y espero servir, pero de otra manera, con menos responsabilidad y también tratando de cuidar un poco más la salud, de convivir con mi familia, de tener la oportunidad de hacer algunas memorias. No prometo hacer un libro grande, pero sí de recopilar un poco de la experiencia vivida, aún de la experiencia negativa, de los errores cometidos, pues se puede aprender algo, nunca acabamos de aprender, lo importante es pasar de la experiencia a la sabiduría, como dice un buen pensador europeo.
Nombramiento Cardenalicio
Yo había presentado mi renuncia en enero del 2014 y en abril del 2015 fuimos en visita ad limina apostulorum (es la visita que todos los Obispos diocesanos deben realizar a los templos de San Pedro y San Pablo), y el Papa Francisco me dijo: escuché que usted se nos quiere escapar, le pido que aguante, entonces yo dije -ya son muchos años, le pido… ¡Que aguante! Dijo con voz de mando. Y eso me dejó impactado y no pude más que decirle -le pido su oración. En febrero siguiente, el día 5, sale con la travesura de nombrarme Cardenal, entonces es una gracia y un regalo de Dios, una alegría muy grande para la Arquidiócesis de Morelia, tener a un Obispo Cardenal.
Ahora finalmente, el Papa comprendió que han disminuido mis fuerzas, que más que cansado, la Diócesis necesita de alguien con más energía, y ha sido muy alegre para mí esta noticia, de que finalmente hay un sucesor.
Mensaje al pueblo de Dios
Después de 52 años de sacerdote no me arrepiento de haber respondido este llamado de Dios, vale la pena ser sacerdote hoy, pero hoy más que nunca, al seminarista se le exige un pleno ejercicio de su libertad. Una libertad que significa entrega total y una constante formación a través de toda la vida. En el seminario hay que aprender el método, hay que aprender a ser buen pastor, hay que aprender ha ser hombre de oración, y sobre todo ser alegre testigo del evangelio.