Del 20 al 22 de octubre se realizó en la comunidad náhuatl de Machetla, diócesis de Huejutla, Hidalgo, el Encuentro de Vida Consagrada de Pueblos Originarios, en el que participaron 74 hermanas de diversas culturas: Chichimeca, Náhuatl, Tz’eltal, Tzotzil, Totonaca, Triqui, Zoque, Chontal, Teenek, Mixteca, Zapoteca, Maya Q´eqchi, (Guatemala) Quechua (Perú) Inca (Bolivia). Una hermana brasileña y dos colombianas.
Este encuentro se realiza en colaboración de la Dimensión de Pastoral de Pueblos Originarios y Afromexicanos (CEPS), la Conferencia de Superiores Mayores de México (CIRM), y el Equipo Animador de la Vida Consagrada de Pueblos Originarios.
El objetivo general de estos encuentros es propiciar espacios de reflexión entre las hermanas de las diversas culturas y congregaciones presentes en el país, para acompañarles en el fortalecimiento de su identidad cultural y promover que en las Congregaciones religiosas se vayan ofreciendo espacios para acompañar a las hermanas desde la riqueza de su identidad cultural.
El tema de este encuentro fue: Tejiendo nuestra identidad acompañadas de nuestros ancestros. Quisimos acercarnos a ellos, escucharlos y percibir su sabiduría que nos sigue hablando para fortalecer nuestro rostro y corazón de mujeres consagradas a partir de su herencia, para hacer realidad el sueño de Dios y de nuestros pueblos, que es vivir una vida plena, digna y abundante para todos y todas.
Fueron días de un compartir profundo de nuestras experiencias, de tejer nuestras propias sabidurías e identidades, de seguir moldeando nuestro corazón y tejer compromisos con nosotras, con nuestros hermanos y con la creación. Oramos en nuestras propias lenguas, desde la experiencia espiritual de nuestros ancestros; danzamos como hermanas para equilibrar nuestros corazones y sostener el equilibrio de la creación y de la humanidad, tan dañadas en estos tiempos de tanta violencia.
La experiencia que fue muy hermosa, fue una gracias para beber de la fuente que habita en nuestro interior, para vivir del pozo de nuestros abuelos y abuelas, de nuestros padres y madres, con el fin de fortalecer el rostro y corazón de lo que somos y tener claridad de dónde venimos y quiénes somos como mujeres consagradas, pertenecientes a una cultura originaria y miembros de un Instituto religioso.
La comunidad de Machetla y la diócesis de Huejutla, hicieron posible que nos sintiéramos acompañadas por los hombres originarios y mujeres originarias que nos precedieron tanto de nuestros pueblos, así como las mujeres de la Biblia, que son también una luz en nuestro caminar.
Agradecemos a la Comunidad Náhuatl de Machetla tanta bondad para con nosotras; al equipo de religiosas anfitrionas que prepararon con tanto cariño, dedicación y ternura este encuentro. A Mons. José Hiraís Acosta su apoyo y presencia entre nosotras. Dios seguirá bendiciendo a todas y todos, su vida y su servicio.