Con motivo de la jornada electoral que tendremos en nuestro Estado de Nayarit, el domingo 4 de junio del presente año, como Obispo de la Diócesis de Tepic, me dirijo a todos los cristianos católicos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para manifestar algunas reflexiones ante este importante acontecimiento.
Contemplando nuestro Estado, encontramos problemas que dañan la dignidad de la persona y sus derechos, problemas que impiden el desarrollo y una vida digna para todos. Los males que nos desafían entre otros son: la pobreza, la violencia, el desempleo, el narcotráfico, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, las injusticias, la desintegración familiar, la falta de oportunidades educativas para muchos jóvenes, entre otros desafíos. Estos males son producto de una política económica neoliberal que tienen como consecuencia el fomento del individualismo, el rompimiento del tejido social, una creciente cultura de lo desechable, una ambición desmedida y un enriquecimiento ilícito.
Me permito recordarles, que en la democracia, el poder reside esencial y originalmente en el pueblo. “Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste” (Art. 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos). Por lo tanto, todos los ciudadanos tenemos en nuestras manos el poder de elegir a nuestros gobernantes; por ello los invito a que actuemos con sabiduría y responsabilidad, eligiendo a las personas más honestas y capaces para promover el bien común de nuestro Estado y de nuestros municipios.
No nos corrompamos vendiendo nuestro voto por una dádiva o dinero que nos ofrezcan. El voto es libre y secreto, no te dejes intimidar o presionar por nadie, todo voto fraudulento es una práctica inmoral. También los invito a emitir su voto, no permitas que otros decidan por ti y después te quejes de las autoridades.
Juntos, gobierno y ciudadanos podemos construir un Nayarit nuevo, donde se promuevan los derechos de todos, la justicia y la paz. No olvidemos que uno de los derechos fundamentales e inalienables es el derecho a la vida, por ello hay que defenderla desde su concepción hasta su etapa final; y todo atentado contra la vida humana como lo es la violencia y el homicidio de cualquier ser humano, es una ofensa al Creador, porque todo ser humano es una imagen viva de Dios. No olvidemos también que la familia es la institución más importante, porque es la que forma buenos ciudadanos y cristianos, por ello es importante impulsar políticas públicas a favor de la familia.
Invito a todos los ciudadanos a participar en la jornada electoral emitiendo nuestro voto, para darles legitimidad a nuestros próximos gobernantes y participar en el diario acontecer de la vida pública; además trabajemos juntos para reconstruir el tejido social: “Tejer nuestra esperanza”, creando vínculos por medio de la confianza y del cuidado mutuo, dimensiones que se encuentran en la familia, los amigos, la comunidad, el trabajo, las iglesias, en las escuelas, entre otras realidades. Ojalá, que juntos, le devolvamos a la política su nobleza original, que consiste en buscar, organizar y promover el bien personal y común de todos los ciudadanos.
+Luis Artemio Flores Calzada
8º Obispo de Tepic
Mayo 23 de 2017