Luis-Fernando Valdés
El fenómeno de los menores de edad que dejan su país natal para buscar mejores oportunidades de vida y trabajo es una gran “crisis silenciosa”, ya que no se suele hablar de las tragedias que diariamente viven miles de niños y niñas que cruzan ilegalmente las fronteras. ¿En qué consiste este drama?.
1. La migración de menores en cifras. Las asociaciones humanitarias denuncian la desaparición de cerca de 10,000 menores inmigrantes tras su llegada a Europa. Y sólo en Italia han llegado 16,800 menores no acompañados en lo que va de año, que acaban desapareciendo, viviendo en la calle o en centros de detención. (Noticias Terra, 13 oct. 2016)
En América Latina las cifras son también son altas. Según un informe de la Cámara de Diputados de México, tan solo en 2009, fueron deportados 21,220 migrantes mexicanos menores de edad; y México devolvió a 4,010 menores de 18 años procedentes de Centro y Sur América. (La migración infantil, un problema acuciante, 2009, 2.2)
2. Los duros problemas de los menores migrantes. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) describe que a los menores migrantes, por carecer de documentación, muchas veces, “se les impide acceder a servicios básicos tales como la educación y la atención sanitaria”.
Señala también que “los niños migrantes corren un gran riesgo de explotación y son susceptibles de caer víctimas del trabajo infantil”, y que “algunos de estos niños y niñas son víctimas de trata”.
Con frecuencia, añade el informe, “los niños migrantes experimentan maltratos, tales como aislamiento, violencia, malas condiciones de trabajo, omisión del pago de salarios y la amenaza de ser denunciados a las autoridades”. (OIT, Migración y trabajo infantil)
3. El drama de la repatriación de los menores. El procedimiento para devolver a los menores a su país de origen es muy duro. Según la UNICEF México, es frecuente por parte de los menores migrantes “sufrir maltrato institucional en el momento de la repatriación”. (Niñez migrante en las fronteras)
Según el ya citado informe de los diputados mexicanos, los indocumentados sufren vejaciones como “amenazas e insultos, repatriación sin recuperación de bienes personales y cancelación de documentos injustificadamente, abuso de autoridad y extorsión, golpes y lesiones y lo peor, abuso sexual de mujeres” (Un problema acuciante, cit., p. 2)
4. Una voz por los niños migrantes. Ante este panorama desolador, Francisco acaba de dedicar a los niños inmigrantes, “los más vulnerables y sin voz”, el mensaje para Jornada Mundial del Inmigrante y el Refugiado del 2017 (fechado el 13 oct. 2016).
Ahí el Papa denuncia que las autores de los países de llegada no atienden a los niños migrantes, sino que, en lugar de favorecer su integración social, o de facilitarles “programas de repatriación segura y asistida”, se busca “sólo impedir su entrada, beneficiando de este modo que se recurra a redes ilegales”.
Francisco explica la dura situación de estos menores, cuando son detenidos: “puesto que no tienen dinero para pagar la fianza o el viaje de vuelta, pueden permanecer por largos períodos de tiempo recluidos, expuestos a abusos y violencias de todo tipo”.
La solución al problema de los menores migrantes corresponde primero a los gobiernos de las naciones que se comprometieron a implementar a la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del niño (1989). Pero también nos toca a todos los ciudadanos, como actores de la opinión pública, hacer que este drama no caiga en el olvido.