Domingo 14 de Mayo de 2017
Queridos amigos y lectores:
Les saludo con cariño en Cristo, Nuestra Paz. Con gozo y fe celebramos el 5º Domingo de Pascua en el que Jesús se nos revela como “Camino, Verdad y Vida”. Jesús Resucitado nos conduce a superar los laberintos de las dificultades de la vida, él es nuestro camino seguro que conduce al Padre. Como Verdad nos revela la certeza de que el ser humano ante Él como misterio último de la realidad alcanza la salvación. Como Vida, Jesús transforma con su palabra y gracia nuestra vida como alguien que, desde el mismo fondo de nuestro ser, nos infunde un germen de vida nueva. Queridos hermanos la fe cristiana nos pide que aceptemos a Jesús como nuestro Camino, Verdad y la Vida.
Cuidemos nuestra “casa común”
Con ocasión de la fiesta litúrgica de San Isidro Labrador quiero hacer un llamado a seguir cuidando nuestra madre tierra. Gracias al trabajo de los campesinos y a la providencia de Dios todos gozamos de sus frutos. Dios nos hizo el don de un jardín exuberante, pero lo estamos convirtiendo en una superficie contaminada de «escombros, desiertos y suciedad» (Laudato si’, 161). No podemos rendirnos o ser indiferentes a la pérdida de la biodiversidad y a la destrucción de los ecosistemas, a menudo provocados por nuestros comportamientos irresponsables y egoístas. El planeta continúa calentándose, en gran parte a causa de la contaminación humana. Esto provoca sequía, inundaciones, incendios y fenómenos meteorológicos extremos cada vez más graves. Los cambios climáticos contribuyen también a la dolorosa crisis de la emigración forzosa. Cuando maltratamos la naturaleza, maltratamos también a los seres humanos. Al mismo tiempo, cada criatura tiene su propio valor intrínseco que debe ser respetado. Escuchemos «tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres» (ibíd., 49), y busquemos comprender atentamente cómo asegurar una respuesta adecuada y oportuna. Dios nos ha dado la tierra para cultivarla y guardarla (cf. Gn. 2,15) con respeto y equilibrio. Oremos por todos aquellos que se dedican al cuidado y al cultivo de los campos, junto con ellos renovemos el compromiso de cuidar más nuestro medio ambiente y la casa común.
Con Vasco de Quiroga, eduquemos para la paz
Con motivo de la celebración del Día del Maestro el próximo 15 de mayo, felicito a todos los maestros, así mismo reconozco su valioso trabajo por educar a nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Les felicito y les agradezco su dedicación y entrega dentro y fuera de las aulas, consciente que contribuyen a la formación de una sociedad en paz. La tarea educativa nunca ha sido tan urgente y prioritaria dentro de nuestra sociedad como hoy, ante la emergencia educativa es indispensable unir esfuerzos entre instituciones, organizaciones y autoridades para cooperar en esta obra. Los niños, adolescentes y jóvenes necesitan de nuestro compromiso. Invito a todos los maestros a mirar más allá de las aulas para sentirse parte de esta gran «tarea” de educar en los valores humanos y civiles para tener y gozar de un mundo y una sociedad mejores. Quiero ofrecerles el taller que la Dimensión de Educación y Cultura de la Arquidiócesis de Morelia (DECAM) ofrece a todos los maestros para ser también educadores de paz, teniendo como ejemplo la mística de Don Vasco, que responde a esta emergencia educativa actual. Este subsidio, con un lenguaje docente, ha sido distribuido en las parroquias, colegios y universidades para su estudio y aplicación. Felicidades a todos los maestros.
Con mi oración, cariño y bendición.
En Cristo, nuestra Paz
† Carlos Garfias Merlos,
Arzobispo de Morelia.