Mensaje de Cuaresma
Cuaresma, camino hacia la Pascua*
† Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Morelia
“Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras” (Hb 10,24)
Practica la justicia, ama la misericordia y camina humilde con tu Dios (Mi 6,8)
Mensaje de Cuaresma, 2017*
«No a la globalización de la indiferencia y sí a la solidaridad fraterna en la construcción de la paz»
A toda la comunidad arquidiocesana de Morelia y a los hombres y mujeres de buena voluntad:
Les saludo con mucho cariño en este tiempo especial de gracia, y les invito a disponer la mente y abrir las puertas del corazón para encontrarnos con Dios, realizando juntos experiencias significativas de perdón y reconciliación, de conversión sincera en la construcción de la paz.
De frente a la situación actual que estamos viviendo a nivel nacional, y particularmente en el Estado de Michoacán, uno de los más pobres del país, donde parece que la jerarquía de valores está invertida y se confunde el ser con el tener, y el hombre con su función, como expresiones de estructuras de pecado, que se consolidan en el afán de ganancia exclusiva y desmedida y la sed de poder, buscando imponer el privilegio o beneficio de unos pocos, en detrimento del bien de todos, debilitando así el tejido social; favoreciendo la fragmentación de la persona, el individualismo, la indiferencia, el conformismo, el relativismo, el aburrimiento, el hedonismo y el cinismo, aspectos que van marcando un estilo de vida nuevo.
En una sociedad donde los valores tradicionales van perdiendo su fuerza de atracción, y se tolera que cualquier persona haga lo que le venga en gana, con la certeza de que nadie dirá nada. En un estado de ilegalidad, impunidad y de corrupción de las instituciones, que se manifiesta en el incumplimiento de las leyes, en la falta de respeto y en el crecimiento a pasos agigantados de las expresiones de la violencia en todas sus manifestaciones. Tal parece que hemos perdido la consciencia del mal, ya nada nos parece malo, y todo se permite.
Ante esta situación de crisis y heridas profundas, tenemos la oportunidad de renovar la vida, mirarnos a los ojos y contemplar al otro como un don de Dios para mí, al cual debo cuidar y defender; reconocer en el otro su valor, y el rostro luminoso de Jesús; en el vecino, el compañero de trabajo, en el necesitado o el desconocido, en el pobre o en el amigo. Necesitamos darnos la mano y levantarnos juntos, tomar consciencia y determinación de la necesidad de encontrar caminos de reconciliación que nos motiven a realizar acciones conjuntas a favor de la paz.
Es así como el papa Francisco nos dice: “La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte”. Estamos llamados a crecer en la amistad con el Señor. La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna.
Como pastor, padre, hermano y amigo, quiero hacer un fuerte llamado a la conversión y a cambiar de vida. El cristiano está llamado a volver a Dios de todo corazón, así como está nuestro corazón, a no conformarnos con una vida mediocre, o sosteniendo una mentira de vida, que solo es apariencia y vacío.
“Digamos no a la globalización de la indiferencia, ante la situación de riesgo o ante el dolor del prójimo. Convirtamos nuestra frívola indiferencia en un compromiso apasionado que sane todo aquello que a la sociedad lastima”. Y digamos sí a la solidaridad fraterna, acompañando a las víctimas de la violencia de forma integral, con procesos sistemáticos y permanentes, desde la pastoral de la consolación, la pastoral de la esperanza y centralidad de la persona.
Exhorto a todas las autoridades civiles y eclesiásticas y a la sociedad en general a colaborar juntos y recuperar nuestro liderazgo moral, no autoritario, viviendo la cultura del servicio, de la meritocracia, de la inclusión y el respeto por la dignidad de la persona, favoreciendo un estilo de vida humano y cristiano, en base a los valores del servicio y el sacrificio, siendo generosos, humildes, honrados, pacientes, respetuosos, responsables, comprometidos y solidarios promoviendo un desarrollo integral y armonioso de la sociedad y de las comunidades eclesiales.
El compromiso y reto no negociable es unir fuerzas de la sociedad civil, autoridades, Iglesia, instituciones, empresarios, y juntos, encontremos respuestas y soluciones adecuadas a las necesidades en las que se encuentran sumergidos miles de hermanos nuestros.
Convirtámonos a Dios y transformemos nuestro estilo de vida, para contemplar juntos un nuevo amanecer en nuestra arquidiócesis y estados de Michoacán y Guanajuato, en la consecución de objetivos comunes, favoreciendo a los más pobres y necesitados y en bien de todos.
“Practica la justicia, ama la misericordia y camina humilde con tu Dios” (Mi 6,8)
Con mi oración, cariño y bendición.
En Cristo, Nuestra Paz
† Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Morelia
* Dado en las oficinas del Arzobispado de Morelia el día 1° de marzo de 2017.