Les saludo en la alegría y el gozo de compartir y vivir en nuestra casa común.
El Papa Francisco en su encíclica “laudato si”, nos recuerda que : «La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común». Es por ello, que Dios, en cuanto Señor de la creación y de la historia, nos guía, conduce e invita a estar siempre en sintonía con Él a través de su creación que es comunión; esta comunión, entre la creación y la humanidad, es querida por Dios, en ella fomentamos el equilibrio y el desarrollo de la misma vida humana en su totalidad.
Cuando esta comunión es fragmentada, se evidencia un gravoso entorno ecológico-ambiental, manifestado en el calentamiento global, contaminación de tierras y mares, disminución o extinción de flora y fauna, etc.
Podemos observar que en nuestro país, hay una gran riqueza natural que se ha visto maltratada y devastada por la sobre explotación de los recursos naturales y los intereses económicos de personas e industrias.
Es lamentable que en nuestro hábitat podamos constatar la contaminación de las ciudades, bosques, selvas, campos, mares, el maltrato y discriminación a las personas e instancias que defienden el medio ambiente.
Eduquemos y formemos en una cultura ecológica, donde el ser humano no se sienta el dueño de la creación, sino su custodio y protector.
Ya el Papa Francisco, nos ha propuesto y animado a recorrer un camino de conversión ecológica y cuidado de la creación. La Iglesia consciente de su misión invita, fomenta e impulsa a todos los hombres a ser custodios de la creación, a usar misericordia con nuestra casa común.
Me es grato, felicitar a las instancias que se ocupan y preocupan por el cuidado del medio ambiente, gracias por sus esfuerzo. Quisiera mencionar de manera especial, a la gente de nuestros campos que se prepara con gran ilusión y esperanza para cultivar sus tierras en el temporal, que el fruto de su trabajo sea bendecido.
Aliento a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a educar, formar y trabajar por el cuidado de nuestra casa común, para revertir el drama, el daño y el maltrato que le hemos provocado.
Que Santa María de Guadalupe, nos lleve a unirnos más con Dios para provocar en nuestros corazones una conversión ecológica; y poder así, custodiar y proteger el medio ambiente que se nos ha encomendado, para la dignificación de nuestra casa común.
+ Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe
Obispo de San Juan de los Lagos
Responsable de la Dimensión Episcopal del Trabajo
y del cuidado del Medio Ambiente.