Queridos amigos y lectores:
Que el Señor Jesús esté con ustedes y los anime con su Espíritu colmándolos de su paz. Con gran alegría celebramos el domingo de la Ascensión del Señor.
Ante el desencanto, el escepticismo y la incertidumbre del futuro, esta fiesta nos anima a la esperanza. Miremos más allá de lo inmediato de la tierra, levantemos la mirada para convencernos que Dios está entre nosotros, y se manifiesta como una puerta abierta a la vida que nadie puede cerrar.
Orar e imitar a María
En todo el mes de mayo, nuestra Virgen Madre ha sido honrada con variadas formas: altares, flores, consagraciones, procesiones y toda clase de expresiones de amor de los fieles. En las parroquias, templos y muchos hogares se ha manifestado el amor a María, se ha intensificado el rezo del Santo Rosario reconociendo a nuestra Madre como aquella intercesora incansable ante Dios.
Nunca olvidemos que María está siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas.
Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas.
Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios. María sigue reuniendo a sus hijos para que la miren y dejarse mirar por ella. En ella encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los sufrimientos y cansancios de la vida. Sigamos orando a nuestra Reina de la Paz, imitemos sus virtudes para seguir construyendo un mundo lleno de la paz mariana.
Comunicar con esperanza y confianza
Hoy celebramos la 51 Jornada Mundial de las Comunicaciones.
El Papa Francisco ha elegido el lema “No temas, que Yo estoy contigo» (Is 43,5). Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos”.
Y junto al Papa quiero felicitar a todos aquellos que se dedican al mundo de la información.
Deseo que su trabajo sea constructivo y fomente una cultura del encuentro para mirar la realidad con auténtica confianza. Espero que con su valioso trabajo se contribuya a la búsqueda de un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones, favoreciendo una actitud activa y responsable en las personas a las cuales va dirigida la noticia.
Pido a Dios les dé a todos la fuerza del Espíritu Santo para ser testigos y comunicadores de una humanidad nueva y redimida. Contemos la historia del mundo y las historias de los hombres y de las mujeres, según la lógica de la «buena noticia» que nos recuerda que Dios nunca renuncia a ser Padre, en cualquier situación y con respecto a cada ser humano. Aprendamos a comunicar confianza y esperanza en nuestro mundo tan herido por el mal y el sufrimiento.
¡Felicidades y bendiciones a todos los comunicadores! Con mi oración, cariño y bendición.
En Cristo, nuestra Paz
† Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Morelia.