de José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera-Oaxaca
¡Feliz año nuevo!. Este saludo cargado de buenos deseos resuena en estos días por todos los rincones; un saludo que comprende variadas expresiones: abrazos, tarjetas, mensajes, llamadas por teléfono, convivencia. Que en estas expresiones mostremos de corazón lo que más anhelamos y necesitamos dar y recibir en el año 2017: respeto, aprecio, ayuda mutua, unidad y paz. Para que esta hambre de una vida mejor y feliz llegue a ser una realidad, necesitamos reconstruir los cimientos de la vida y de la paz social. La soberbia, el egoísmo y la ambición son los enemigos a vencer.
Necesitamos ejercitarnos hasta experimentar personalmente que la humildad, la solidaridad y la austeridad por amor, palpables en el Niño de Belén, son el camino seguro de una vida mejor y feliz; aprenderemos a ver y a vivir de otra manera. Baste ver con ojos de fe cómo la sonrisa de un niño atrae, une, da fuerza a su familia y nos hace sentir otra manera más sencilla y humana de vivir; los sacrificios heroicos de padres de familia por mantener la unidad y el amor en su hogar; el esfuerzo de discapacitados y enfermos graves por superarse y ser útiles; la huellas de tantos trabajos y luchas en ancianos que transmiten serenidad y sabiduría; la tenacidad de los buenos atletas para vencer marcas.
Alcanzar una vida mejor y feliz esta al alcance de todos porque no es cuestión principalmente de dinero, ni mucho menos de suerte; es el resultado de un proceso de purificación y superación cultural, moral y espiritual de cada persona, familia y comunidad. No esperemos que las condiciones y oportunidades para superarnos lleguen solas, hay que buscarlas y trabajarlas; la familia, la escuela y cada comunidad son los campos de trabajo donde debemos sembrar y cultivar el respeto, mejores relaciones, amistad y la responsabilidad por el bien común. Luchemos así por un Año Mejor y Feliz para todos.
El Año Nuevo nos brinda a todos la oportunidad de revisarnos, de agradecer, pedir perdón y perdonar, hacer propósitos con metas concretas que lleven a esa vida de calidad. Bajemos nuestra fe y anhelos a las relaciones y actividades de la vida diaria, a lo que decimos y hacemos, a lo que nos proponemos alcanzar; nos puede ayudar el Nacimiento en el hogar al ver que todo vibra y se dirige hacia la Sagrada Familia, al Niño: personas, animales, trabajos. Luchar juntos desde la familia por una vida mejor y feliz nos enseñará a captar el valor sagrado de la vida, a afrontar las diferencias, contrariedades y conflictos de otra manera.
¡Feliz Año Nuevo para todos!. Desde el inicio del año, es urgente para gobernantes y sociedad cultivar la confianza mutua con señales y acciones claras de cercanía y de responsabilidad social para abonar al bien común, aún con limitaciones y dificultades. Esperamos que los nuevos presidentes municipales, diputados y autoridades del Estado sean muy sensibles a las urgencias sentidas de nuestra sociedad como son la seguridad, la justicia social, la paz y promover fuentes de trabajo; estas tareas han de pasar por la lucha contra la corrupción a todos los niveles. ¡Feliz Año Nuevo!.
+ José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera Oaxaca