Hemos iniciado o estaremos por iniciar las vacaciones. Muchos de nosotros esperamos con ansia este merecido descanso para reponer fuerzas, convivir en familia, romper la rutina diaria para enfocarnos en otras actividades que nos ayuden a aprovechar este tiempo magnífico de sereno reposo. Les propongo un decálogo para estos días.
1. No olvidarnos que somos católicos siempre y, por lo tanto, nuestra comunión con Cristo ha de ser consciente y constante. Se trata de no esconder ni guardar la fe. Vivir dando testimonio de este maravilloso tesoro.
2. Este tiempo es propicio para no olvidarnos de Dios y ser rostros vivos de su presencia. La peregrinación es una oportunidad de crecer espiritualmente. Se trata de caminar en familia, conviviendo con los demás y fomentando nuestro fervor popular con la Morenita del Tepeyec.
3. Muchos de nuestros fracasos y deserciones se deben a que no oramos. La oración nos hace fuertes, nos clarifica, nos hace reflexionar y llevar a cabo la voluntad del Padre. Busquemos diario un tiempo propicio para ejercitarnos en la oración y dialogar con el Maestro.
4. Cristo Eucaristía es una necesidad que alimenta nuestra alma y nos fortalece en la debilidad. No dejemos nuestra misa dominical y busquemos la reconciliación para recibirlo dignamente. Y si es entre semana, mucho mejor. No te arrepentirás.
5. El buen tiempo hace agradable nuestro día. Ya esté nublado, llueva, haga sol o calor, no hagamos que el culto al cuerpo esté por encima de la adoración a Dios. Ejercitémonos en algún deporte para mejorar nuestra salud.
6. Fomentemos la cultura de la lectura con un buen libro, y mejor si contiene criterios cristianos y valores humanos, será garantía de un pensamiento recto, de una conciencia lúcida. ”Dime lo que lees y te diré cómo piensas”.
7. Contemplemos la maravilla de la creación que Dios ha puesto para nuestro asombro y deleite. Respetemos el entorno donde descansamos y gocemos de tantas cosas buenas que el Señor pone a nuestro alcance.
8. La belleza, el arte, la familia, la música… nos puede llevar al encuentro y al disfrute personal de Dios. La Sma. Virgen es una mano que nos empuja hacia el Señor. ¡Disfrutemos de la huella que el hombre ha dejado a través del arte y como fruto de su fe!
9. El silencio y la contemplación de un valle, de un atardecer o junto al mar. El caminar por las montañas como signo de nuestro esfuerzo por llegar al cielo. Nuestro descanso como antesala de lo que un día desea Dios para cada uno de nosotros… pueden ser reflexiones que nos ayuden a vivir este tiempo con sentido cristiano.
10. Estar en familia, visitar a los papás, a los abuelos, a los tíos, a los primos o a los amigos. Estar en el rancho, en el pueblo, en el mar, en la montaña o en una aldea, adentrados en el bosque o perdidos en un desierto. Frente a una catedral o por las calles de una gran ciudad, en la fiesta, etc. No nos olvidemos de nuestra condición de bautizados para testimoniar con nuestra alegría la presencia viva y cercana de que Dios va con nosotros y nos acompaña como fiel amigo de nuestras vidas.
Les deseo unas felices vacaciones en familia y recemos por todos los que dedican este tiempo para hacer un discernimiento vocacional, en la espera de responder a la llamada de Cristo. ¡Hablemos claro!
Pbro. Luis Ignacio Núñez