Parroquia de San Juan Bautista, San Juan del Río, Querétaro
04 de agosto de 2021
La mañana del 04 de agosto del 2021, en la Parroquia de San Juan Bautista, en San Juan del Río, Querétaro, Mons. Fidencio López Plaza, Obispo de la Diócesis de Querétaro, presidió la Santa Misa en la cual María Consuelo Castillo Gómez se consagró en el Ordo Virginum, como esposa de Cristo y al servicio de la Iglesia.
Uno de los momentos centrales de la celebración fue cuando la hna. María Consuelo Castillo Gómez, ante el Obispo, hizo su propósito de guardar perfecta castidad siguiendo a Cristo Buen Pastor.
Puesta de rodillas dijo la «Oración Consecratoria», al concluir, Mons. Fidencio, le hizo entrega de las insignias de la Consagración:
a) El velo, símbolo de su consagración a Cristo.
b) El anillo, signo de fidelidad y sello nupcial con Cristo.
c) La Liturgia de las Horas, para el cumplimiento de su deber de Oración, para que una su voz a la de Cristo Sacerdote y a la de la Santa Iglesia, alabe sin interrupción al Padre Celestial e interceda por la salvación del mundo entero.
Al inicio de la Homilía y en el contexto de la fiesta de San Juan María Vianney, el santo Cura de Ars, Mons. Fidencio saludo a todos los sacerdotes diciendo: “Saludo a mis hermanos sacerdotes sobre todo y de manera especial en este día cuatro de agosto fiesta de San Juan María Vianey y también día del sacerdote. Oremos por todos los sacerdotes de nuestra diócesis en particular también por nuestro obispo emérito que en este día se celebra su aniversario”.
Saludo y agradeció la presencia de las hermanas de vida consagrada, en especial de las Vírgenes Consagradas, así como a los que asistieron físicamente y a los que siguieron la transmisión por las redes sociales: “Saludo a las hermanas de vida consagrada aquí presentes y también de manera especial a las vírgenes consagradas en esta fiesta de comunión con nuestra hermana María consuelo; saludo a todos ustedes hermanas y hermanos de esta parroquia bajo el patrocinio de San Juan Bautista, una parroquia fértil, entre otras cosas también, aportando su granito de arena en la vida consagrada por medio, hoy, de nuestra hermana María Consuelo. Saludo a todos los que nos están siguiendo por medio de las redes sociales desde sus domicilios, reciban todos, un saludo fraterno.”
“Ante la mirada de Jesucristo, de la Santísima Virgen María y de San José, de San Juan Bautista, nos hemos reunido con dos motivos, entre tantos, el primer motivo para recordarles que Iglesia quiere decir caminar juntos, algo que siempre ha sido, pero que se nos ha olvidado a muchos; Iglesia quiere decir caminar juntos, también para recordarles que caminar juntos es el mayor desafío que tenemos los cristianos al inicio de este Tercer Milenio, como ya nos lo dijo de muchos modos el papa Juan Pablo II, y ahora nos lo recuerda, reiteradamente, el Papa Francisco; también estamos aquí para tomar conciencia de que caminar juntos es como una profesión de fe de lo que ahora se llama Iglesia en salida misionera.”
“El segundo motivo por el que estamos aquí, en este marco Eucarístico, es para celebrar que nuestra hermana María Consuelo, hoy, en esta hermosa fecha, quiere hacer pública su decisión de responder al llamado que Dios le ha hecho a caminar juntos, consagrándose al servicio de Dios, en los hermanos como virgen y como esposa de Cristo.”
“En este contexto, nuestra hermana María ha escogido para este día de su consagración este hermoso evangelio que nos revela en cuatro frases el tipo de vinculación, el estilo de vida que Jesús ofrece y que espera de sus discípulos y de sus consagradas.”
“Primera frase: “ustedes son mis amigos en adelante ya no los llamaré siervos”, me parece que esta frase es muy conocida por todos los cristianos, pero no sé hasta dónde será bien entendida y sobre todo bien practicada, a veces me da la impresión de que nuestra relación sigue siendo de siervos no hemos logrado pasar a la relación de amistad con Dios, a nuestra relación de amistad con Jesús; Jesús no quiere una vinculación de siervo sino de amigos y en este caso, hermana María Consuelo, además, una vinculación de esposa, como afirma la instrucción Ecclesiae Sponsae Imago virginidad, esponsalidad y maternidad son tres perspectivas que permiten describir la experiencia espiritual de las vírgenes consagradas.
Virginidad, esponsalidad y maternidad, sigue diciendo este hermoso documento, a la unión esponsal revela así su capacidad generadora en la que se manifiesta la sobreabundancia de la gracia divina imitando a la Iglesia de la que son hijas, las vírgenes consagradas se abren al don de la maternidad espiritual, cooperando con el espíritu, la maternidad espiritual es el don de una interioridad fecunda y acogedora que en la relación con los demás se hace guardiana y premusora y atenta de la dignidad humana, y es sabiduría pedagógica qué trata de ofrecer las condiciones favorables para el encuentro con Dios, introducen y acompaña en el camino por las sendas del Espíritu. Un hermoso documento y está una hermosa cita, para pensar y repensar hermana María Consuelo.”
“Segunda frase: “como el padre me ama así los amo yo permanezcan en mi amor”, esta es una afirmación que nos invita de inmediato asumir una actitud contemplativa y experimentar como el amor del padre nos llega a través de Jesús, él es la vid nosotros los sarmientos; los que se aman no pueden vivir de otro modo, Dios no es un ser que ama, Dios es el mismo amor, por eso Dios es como la flor del almendro, como dicen los israelitas, nosotros quizá podríamos decir como la flor del mezquite, siempre nos primerea, así es Dios, él siempre llega a la misión antes que los misioneros, por eso como Moisés, nosotros hemos de aprender a quitarnos las sandalias de los pies ante el terreno que a Dios le pertenece, él nos primerea, él nos ha amado primero, hay que quitarse de la cabeza que Dios nos ama porque somos buenos o porque tenemos méritos, Dios nos ama sencillamente, hermanas y hermanos, porque somos sus hijos y cuida de manera muy especial a los más débiles y a los más necesitados, él nos ha ideado y eternamente elegido, él nos hizo a su imagen y semejanza, a nosotros nos toca sencillamente vincularnos con él como amigos, permanecer y perseverar como la vid y los sarmientos.”
“Tercera frase: “ámense los unos a los otros como yo los he amado”, no se trata de amar de cualquier manera, se trata de amar como Jesús nos ha amado, él es la medida, se trata de dar testimonio de lo que hemos visto y oído pues quien no se ha sentido amado, quién no se ha sentido bendecido, quien no se ha sentido perdonado y abrazado por Dios tampoco podrá ser consagrado ni consagrada para amar, para bendecir, para perdonar, ni para abrazar a sus hermanos a la manera de Jesús; quien no ama, dice el apóstol San Juan, está muerto, quien ama como Jesús vive aliviando el sufrimiento, vive secando las lágrimas, sabe estar oportunamente junto a los más necesitados y es feliz dando vida y haciendo sentir, aunque sea por ratitos, el cielo que se vive desde el suelo viviendo la fraternidad; “nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos”, por eso los cristianos, en la cruz, podemos sentir lo importante que somos para Jesús, allí dio la vida por nosotros y nos enseñó a dar el paso de una vinculación de siervos a una vinculación de amigos, y en tu caso hermana, también de esposa.”
“Cuarta frase: “no me eligieron ustedes a mí, fui yo quien los eligió a ustedes”, finalmente, hermana María Consuelo, hermanas y hermanos todos, Jesús que nos ha primereado en el amor también nos ha primereado en la elección, nosotros no lo elegimos a él, es él quién nos ha elegido a nosotros, nuestro ser de cristianos y consagrados no depende primero ni principalmente de una opción que nosotros hayamos hecho, es Dios quien nos ha llamado y nos ha elegido, nosotros sencillamente le hemos respondido “si quiero” o “no quiero” o hemos permanecido indiferentes. Ahí está hermanos la clave de todo, ahí está la raíz de nuestra identidad. Que nuestro querido padre, señor San José y que nuestra querida madre, en su advocación de Guadalupe, que San Juan Bautista, nos custodian y nos acompañen.” Concluyó.
Finalizada la celebración eucarística Mons. Fidencio impartió la bendición, y felicitó a la Hna. María del Consuelo por su Consagración y los allí reunidos le brindaron un fuerte aplauso.