Seminario Conciliar de Querétaro, 23 de junio de 2021.
El 23 de junio de 2021, en el tercer día de actividades del Congreso Nacional de Sinodalidad Catequística, se llevó acabo la Santa Eucaristía, presidida por Mons. Rogelio Cabrera López, Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y Arzobispo de Monterrey, en el Seminario Conciliar de Querétaro sede del mencionado Congreso.
Esta Misa fue concelebrada por Mons. Fidencio López Plaza, X Obispo de la Diócesis de Querétaro.
En el Momento de la Homilía Mons. Rogelio, compartió a la asamblea diciendo: “Estimadas hermanas, estimados hermanos, los aquí presentes en está capilla del Seminario de Querétaro, a todos los que nos siguen por las redes sociales, hombres y mujeres catequistas, diáconos, presbíteros, consagradas, consagrados, hermanos obispos”.
“Agradezco la invitación que me han hecho a este congreso nacional de catequesis, especialmente aquí a mi hermano Fidencio, Obispo de está Iglesia de Querétaro”.
“Me da mucho gusto celebrar desde esta capilla en la que, muchas veces, celebré la Eucaristía puesto que pasé aquí, en este seminario, más de 15 años y que ahora desde aquí me dirijo a ustedes con mucho respeto para animarlos en este camino sinodal para hacer de la catequesis el mejor servicio para la Iglesia y para el mundo”.
“Quiero animarlos a oír este pasaje de hoy en clave catequística. El Señor dice un hecho constatable, un árbol bueno, da frutos buenos, un árbol malo, da frutos malos, esa es la evidencia, pero ¿Qué nos dice a nosotros como catequistas? No podemos esperar frutos si los árboles no están bien”.
“Queremos frutos exquisitos, atendamos al árbol y todo árbol tiene dificultades serias para dar buen fruto, están las plagas, están las sequías, están los descuidos del agricultor; queremos fruto bueno, hay que atender a lo que le está pasando al árbol que da el fruto”.
“Hoy muchos de nosotros lamentamos la situación de la Iglesia o la situación social, no nos gusta lo que está pasando, deseamos, anhelamos mejores discípulos misioneros de Jesucristo, pero como catequistas tenemos que pensar cual es nuestra responsabilidad cerca del agricultor numero uno que es Cristo, Él nos ha encomendado este campo del mundo, nos ha encomendado esta huerta con muchos árboles, pero también, en esa encomienda, debemos revisar ¿Cómo está nuestro servicio?, hay pestes, hay plagas, hay sequías, hay descuidos, hay realidades que dependen de nosotros, pero hay otras que tampoco dependen de nosotros, pero si nos ayuda a mirar lo que le pasa al árbol y cuál es la tarea que tenemos en estás circunstancias”.
“En este mundo que parece que escasean buenos frutos, en este mundo donde la calidad de los frutos desmerece. ¿Qué nos toca hacer a nosotros como catequistas?
Primero tengo que decir que el Evangelio no es un pesticida, no es esa la finalidad de la evangelización, usar pesticidas es dañar al árbol, a lo mejor resuelve por un momento el problema, pero ese no desaparece, por ello la catequesis no está para eliminar los problemas, no está para hacerla de pesticida, no. El Evangelio, la catequesis coadyuva en la responsabilidad mutua de aquel que enseña, de aquel que aprende, de aquel que aprende y que luego enseña”.
“Hoy necesitamos una catequesis que vaya más allá de eliminar los problemas, es una catequesis que entra en la biodinámica del árbol, atiende a su raíz, atiende a su crecimiento y atiende también al ambiente donde se desarrolla y somos muy consientes del clima, el ambiente, el medio ambiente como daña la salud de todos, la salud de las personas, la salud de los animales, la salud de todos los árboles”.
“Somos conscientes de ese problema, pero también, creo yo, más allá de lamentar las situaciones es siempre descubrir, aunque sea en una pequeña dosis. ¿Cuál es nuestra tarea, a que nos llama el Señor en este momento?, en el que detectamos frutos malos, en el que detectamos situaciones difíciles, no es lamentándonos, no es culpando a otros, es asumiendo la corresponsabilidad que el Señor nos propone y eso es sinodalidad”.
“Corresponsabilidad no es solamente asumir la parte que me toca en una lucha de espacios, no, es siempre corresponder a la acción divina, corresponder al amor divino, corresponder a la misericordia de Dios, los frutos buenos son resultado de árboles buenos, allí esta nuestro deber, allí esta nuestra tarea, una tarea compleja que tiene que ver con el entorno, que tiene que ver con la calidad de la semilla, que tiene que ver con el desarrollo y con el fruto conveniente”.
“Es momento de atender el árbol, no solo de exigir frutos, a veces somos una Iglesia que solo lamenta lo que pasa, pero que no atiende a la raíz, que no va a donde esta la dificultad, como dije, hay problemas que nos vienen del entorno, hay otras que son descuido del agricultor, nosotros en este Congreso descubrimos cuales han sido nuestros descuidos, descubrimos cual han sido nuestras indiferencias, nuestras incapacidades, pero también descubrimos como necesitamos con todos, no solamente con los creyentes, sino con toda la humanidad, mejorar el medio ambiente humano, la crisis es una crisis global y por lo tanto exige de todos una parte”.
“Cuando hay una plaga no basta arreglarla en un lugar, se tiene que atender al todo, vean lo que pasa con la pandemia, no basta que un país logre la vacunación y pueda controlar el virus, es necesario que todos lo resolvamos, pero hay que ser consientes de nuestra parte, pero también la importancia de ver el todo, por ello la catequesis siempre es contextualizada, nos obliga a mirar más allá de nosotros, más allá de la parte que nos toca, pero responsabilizarnos por la parte y por el todo”.
“Árboles buenos, frutos buenos, frutos buenos son el resultado de un proceso de cultivo y esto depende de muchas situaciones, por eso también, siempre recurrimos a la oración como el mejor antídoto, pero también a la escucha de la Palabra, a la construcción de la comunidad, no hay buena catequesis donde no hay una comunidad, porque este no es un asunto individual, enfrentar el virus, la peste, la plaga, no es un asunto individual, es una tarea de todos, pero siempre propositiva”.
“En la medida que el árbol está sano puede enfrentar las circunstancias que le rodean, si el árbol va débil ante cualquier circunstancia perderá vigor y no dará su fruto, queremos frutos buenos, cuidemos el árbol y no solamente el árbol, sino la huerta y no solo la huera sino el mundo, esa es la situación que el Señor nos plantea”.
“Pero cuando el Señor dijo estas palabras fue para llamarnos a la corresponsabilidad, para llamarnos a la toma de conciencia, que no puede haber resultados donde no hay una acción que la lleve adelante, el fruto es resultado de un cultivo y eso es la catequesis, un cultivo, donde a veces no vemos los resultados ni los frutos pero sabemos que estamos sembrando a largo plazo y que si es una buena siembra podemos suponer que podrá enfrentar las sequías, podrá enfrentar las plagas y los descuidos de los agricultores”.
“Que el Señor nos ayude y con mucha esperanza estamos viviendo este congreso catequístico, porque creemos que es posible caminar, porque tenemos esperanza, porque no vemos que el mundo este cerrado, el futuro es de la humanidad, el futuro es de la Iglesia, por eso, con optimismo, pero también con la conciencia de las dificultades nos ponemos en las manos de Dios, sabiendo que Cristo es el agricultor, Él es el sembrador, el que hace crecer, el que hace fructificar, nosotros lo único que vamos a necesitar es estar pegados a Él”.
“Como lo dijo en la alegoría de la vid, el sarmiento que no este pegado a la vid se seca y no da fruto, nosotros necesitamos de la cercanía, con Cristo es posible mejorar nuestras vidas, dar mejores frutos y también esperar mejores frutos de la humanidad.
Que Dios nos ayude y con el animo en alto llevamos adelante este Congreso”.
Al terminar la Eucaristía se continuo con las actividades que para este día se tenían programadas.
Redacción: Elena G.