Ciudad Episcopal, Santiago de Querétaro. 12 de Junio de 2016.
El Templo expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, ubicado en Circunvalación número 10, en la colonia Jardines de Querétaro, recibió la tarde del día domingo 12 de Junio, a Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de la Diócesis de Querétaro, donde presidió la Sagrada Eucaristía y administró el Sacramento de la Confirmación a un grupo de niños y jóvenes, que fueron presentados por el Pbro. Prisciliano Hernández Chávez, Rector del Templo.
En la homilía el Señor Obispo, resaltó la importancia del Sacramento de la Reconciliación, como parte fundamental en la vida de un Cristiano; invitando a todos los fieles a vencer el miedo, y experimentar de esta forma la misericordia de Dios. Al respecto mencionó:
«Siendo el pecado el consentimiento de la tentación, y provocando este la ruptura de la relación de amor con Dios y con los hermanos; estamos llamados a ser partícipes de su Misericordia, pues Él esta siempre dispuesto a ir al encuentro de aquel que dispuesto, ha tomado la decisión de renovar su encuentro con Cristo».
«Es necesario vencer el miedo y la resistencia que provoca el acercarnos a saborear la bondad de Dios, ya que cuando se es partícipe de la gracia se experimenta la certeza de la pureza que se pierde al abandonar el trato con nuestro nuestro Señor Jesucristo».
«El Sacramento de la reconciliación es el baño del alma, es un abrazo de de Dios. El acercarse al confesionario con una sincera humildad y arrepentimiento es disponer el corazón para recibir una lluvia de Espíritu Santo, que da la fuerza para levantarnos y seguir adelante».
El Señor Obispo haciendo referencia al texto bíblico del profeta Isaías, en el cual resalta la misericordia de Dios, dijo:
<Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán>. Is. 1,18
«Ante las faltas graves, que muchas veces el ser humano comete, Dios esta siempre atento para purificarnos, y nos abraza y nos impulsa, dándonos la oportunidad de empezar otra vez. Dios nunca condena, Él siempre perdona».
Al final de la Celebración Eucarística, el Exmo. Señor Obispo, felicitó a quienes fueron partícipes del segundo de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, invitándolos a no desatender nunca su trato con Dios. Recordó a los papás y padrinos, el deber de acompañar a sus hijos y ahijados, en el camino de maduración en su fe.