San Cayetano, San Juan del Río, Qro. 14 de Mayo de 2016.
La comunidad de San Cayetano, recibió el día sábado 14 de Mayo, al Excmo. Señor Obispo Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, donde presidió la Sagrada Eucaristía, y administró el Sacramento de la Confirmación a un grupo de 106 niños y un adulto que, después de haber recibido la catequesis de acuerdo a su edad, se encontraban debidamente preparados para ser partícipes de la Gracia.
El Pbro. Bernardo Reséndiz Vizcaya, párroco de la Natividad del Señor, a la cual pertenece la comunidad de San Cayetano, presentó al grupo de confirmandos ante los asistentes, solicitando también al Señor Obispo, les impusiera las manos y le ungiera con el Santo Crisma para hacerlos partícipes de la Gracia.
Al explicar la palabra de Dios el Señor Obispo, hizo mención a la fiesta litúrgica de Pentecostés, que en esta día se celebra; y resaltó además, la gran responsabilidad que conlleva el ser padrino de alguno de los niños que recibirían el Sacramento.
“Al ser padrino de alguno de los niños que recibirán el Sacramento de la Confirmación, es necesario tomar en cuenta la responsabilidad que se recibe, al acompañarles en este acontecimiento tan importante. Pues hoy se adquiere un vínculo espiritual, que compromete, a estar a partir de este momento, atentos a la formación de sus ahijados”.
“El día de hoy estamos en las vísperas de la fiesta de Pentecostés, en la cual se recibe al Espíritu Santo que viene a renovar y a Santificar a la Iglesia. Es el mismo Espíritu que vino a los apóstoles cuando encerrados por miedo a los Judíos recibieron el saludo de paz, y llenándose del fuego de Dios, fueron impulsados a dejar su encierro para que con una firme decisión anunciaran a Cristo”.
“Al celebrar las vísperas de Pentecostés, es necesario que todos dejemos que la Gracia del Espíritu Santo actúe en nuestro corazón. Hoy más que nunca, resulta necesario vencer los miedos que obstaculizan vivir una vida en la plenitud de los hijos de Dios, pues hemos sido creados para ser libres”.
Mons. Faustino al terminar la Celebración Eucarística, felicitó a quienes fueron confirmados en su fe, y bendijo al pueblo de Dios, rogando al Señor los acompañe en cada momento de su vida.