Calle Ing. J. Luis Aragón Chávez, Delegación Chichimequillas, El Marques, Qro. 9 de junio de 2017.
El día 9 de Junio de 2017 del presente año, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, presidió la Sagrada Eucaristía, en la Parroquia San Felipe de Jesús, perteneciente al Decanato de San Pedro Apóstol, (La Cañada), ubicada en Chichimequillas, El Marques, Qro., y concelebrada por el Párroco Pbro. Lic. Silvestre García Suárez, quien a su vez hizo la presentación de 180 niños y jóvenes para recibir el segundo de los Sacramentos, mismos que fueron debidamente preparados, para recibir el más grande regalo de parte de Dios, como es, el Espíritu Santo al ser ungidos con la señal de Cruz, con el Santo Crisma. El Sr. Obispo en su homilía les compartió:
“Muy queridos hermanos, de esta comunidad Parroquia de San Felipe de Jesús que hoy de diferentes comunidades vienen junto con estos niños y jóvenes a vivir este encuentro con Dios, donde invocamos la presencia del Espíritu Santo para que se quede para toda la vida, para que este sello se quede para la eternidad.
Tan importante así, que es este momento, este Sacramento, el Señor se queda y se queda para siempre, hoy en el canto responsorial hemos elevado una súplica a Dio: “Envía Señor tu Espíritu a transformar la tierra”, para eso es este Don, para eso lo invocamos hoy, no se podrá transformar el mundo sino se transforman las personas, si cada uno de nosotros en este caso no nos dejamos transformar por Dios, y esa en la obra de Dios y esta es la salvación de Dios, y esto es lo que quiere hacer Dios.
Por eso en la preparación, que estos niños han recibido sin duda ellos vieron con claridad este momento de alegría, a ellos se les explico como Dios en su infinita bondad quiere hacernos el más grande regalo que nosotros podemos recibir en la vida, que es el Espíritu Santo, que es Dios mismo. Yo creo que ninguno de nosotros desde la fe podemos negar que Dios es lo más grande que tenemos, se pueden tener muchas cosas pero si no se tiene a Dios se es pobre, o se está vacío en el interior.
Hoy también en el Evangelio, en aquel momento en el cual el señor era ungido por el Espíritu Santo, Dios Padre con sus palabras le dijo a Jesús y les dijo a los demás: “Este es mi hijo muy amado en quien me complazco”; hoy los invito a que en nuestro interior, en nuestra mente escuchemos de nueva cuenta esta voz, papas, padrinos, refiriéndose a estos niños y jóvenes que van a ser conformados, ellos son “hijos amados de Dios”, ¿y porque vienen ustedes? –precisamente porque ellos por estar pequeños necesitan una guía y esa guía la tienen que realizar ustedes en el nombre del Dios; ellos son hijos amados de Dios y espero que nosotros adultos sepamos y comprendamos esa identidad que tenemos todos de hijos de Dios.
Por eso no se concibe que en nuestro mundo , especialmente en México, alguien lastime a otra persona, porque todos somos hijos de Dios, y aquella persona que es mutilada, que en secuestrada, que es desaparecida, es hijo de Dios y ninguno de nosotros tenemos derecho a lastimar su integridad, como no nos gusta que nos lastimen a nosotros, por eso hoy le pedimos al Señor que cada uno de nosotros observemos esta identidad como hijos de Dios, como adultos, como papas, como padrinos y que ayudemos a estos niños a descubrirla cada día, que se sienta alegres por ser hijos de Dios, que se sientan orgullosos por ser hijos de Dios.
Dejemos que Dios siga refiriéndose a nosotros como buenos hijos, no como malos hijos, el mal hijo solo se aparta de Dios, pero Dios no quiere la muerte del pecador, sino que cambie de conducta y viva. ¡Esa es nuestra tarea padrinos y papas!, y también para los niños, felicítenlos porque este día es muy especial, cuando el Obispo hace la señal de la Cruz en su frente, ungiéndolos con el Santo Crisma, le de dice: “Recibe por esta señal, el don del Espíritu Santo”, y desde ese momento ese sello queda, aunque te mueras, basta tener ese sello de Dios en la eternidad.
Hermanos que ese sello de Dios nos guie al cielo, que ese sello de Dios los oriente, para que Dios los identifique como sus hijos amados, que la tarea que han hecho los catequistas y las catequistas, junto con el Sr. Cura y los sacerdotes, sea una tarea en donde los frutos se vean en la comunidad, este no es un acto formal, no, si no es parte de un proceso en la vida de un cristiano católico, recibir los sacramentos como un sustento, como un alimento para caminar de pie como hijos de Dios, en la alegría, para caminar en la fraternidad, ayudándonos unos a otros para seguir adelante con el fervor propio de aquel que ama a Dios y cree en él. Que la Santísima Virgen María y San Felipe intercedan por todos nosotros ante Dios que nos ama. Que así, Sea”.
Al terminar la celebración el Sr. Cura, agradeció la visita del Sr. Obispo a esta comunidad parroquial, y la asamblea reunida le brindo un fuerte aplauso como muestra de cariño y agradecimiento por hacer realidad la presencia viva del Espíritu Santo, en estos niños y jóvenes, quienes acompañados de sus papás, padrinos y amigos se comprometieron a seguir caminando en la vida diaria como hijos amados por Dios, dando los frutos en la comunidad.