El domingo 22 de julio, la comunidad parroquial de Santa María Magdalena recibió al señor obispo Don Faustino Armendáriz Jiménez en la Ermita de la Virgen, donde el señor cura Pbro. José Miguel Barrón Ruíz le dio la bienvenida y juntos caminaron por las calles donde con signos de alegría y respeto saludaron al Pastor Diocesano. La peregrinación la encabezó una bendita imagen de Santa María de Guadalupe y a su paso los fieles se unieron al caminar alegre rumbo al encuentro del Señor en la Eucaristía en el templo parroquial.
Al inicio de la celebración Mons. Faustino Armendáriz saludó a todos con grande afecto, es la primera vez en que se reúne con esta comunidad, para celebrar la fe de todos. Elevando oraciones por todas las familias, sabiendo que Dios siempre está pendiente de sus hijos, que es providente, y pidieron por los enfermos, por los cien niños que recibieron el Sacramento de la Confirmación y los cincuenta que se alimentaron del Cuerpo de Cristo por primera vez.
En la Santa Misa celebraron a Santa María Magdalena, pidiéndole que por su intercesión les ayude a cambiar de vida como ella cambió. El señor obispo, en la homilía, dijo que todos tenemos un Buen Pastor, Jesucristo, nos cuida, nos bendice, nos regala un corazón limpio, nos ayuda a no pecar, sin embargo el que se dispersa no es por el descuido de Jesús, sino por descuido de si mismo.
Además, recordó a cada miembro de la comunidad que Cristo es el centro de nuestra vida, es el Buen Pastor. Dios quiere que vivamos felices, hoy, durante nuestra vida y en la eternidad. Nos escucha, nos perdona, nos alivia. Invitó a la asamblea diciendo: «Pidamos a Dios por intercesión de santa María Magdalena que nos ayude a dejar esa vida con arrepentimiento, limpiando nuestro corazón, ser discípulos de Jesús, y fieles misioneros».
Lo que Cristo quiere de Querétaro es que seamos como aquellos apóstoles que cambiaron de vida, y fueron a las casas para decirles que Dios les ama, y les invita a cambiar de vida y a ser también discípulos y misioneros, porque es la hora de evangelizar.
Mons. Armendáriz imploró la bendición de Dios sobre toda la comunidad y les encomendó bajo el amparo poderoso de la Santísima Virgen María.