Luis-Fernando Valdés
La visita del Papa Francisco a Cuba y Estados Unidos puede tener varias lecturas. ¿Será un acontecimiento político o religioso? ¿Cuáles son las claves para entender el significado de esta visita apostólica?
Al revisar la apretada agenda del Santo Padre durante los diez días de viaje, vemos que todos los eventos –incluidas las visitas al Congreso de Estados Unidos y a la Sede de las Naciones Unidas– son muy significativos (porque apuntan a la misericordia, a la solidaridad y al ecumenismo, al cuidado de la ecología, etc.), aunque hay algunos encuentros que tendrán resonancia importante en cuestiones religiosas y sociales, como los siguientes.
1. Libertad religiosa. Aún resuenan las palabras de San Juan Pablo II en su visita a esta isla en 1998: “Que el mundo se abra a Cuba y Cuba se abra al mundo”. Después de 17 años, el embargo a esta nación sigue, pero las relaciones diplomáticas con Estados Unidos han comenzado.
La expectativa de la Santa Sede ante la apertura comercial de Cuba es “una mayor apertura desde el punto de vista de la libertad y de los derechos humanos”, como afirmó, Mons. Pietro Parolin, Secretario de Estado vaticano a Radio Vaticana. Todo esto incluye un deseo de libertad para las instituciones religiosas.
2. Familia. Quizá lo que ha suscitado más expectativas sea la presencia de Francisco en VIII Encuentro Mundial de las Familias (en Filadelfia, los días 26 y 27), por su cercanía en el tiempo con el próximo Sínodo de los Obispos sobre la Familia, que se celebrará en Roma.
En cierto modo, se espera que el Papa tome este evento como preparación para el Sínodo, cuya problemática será fomentar el modelo tradicional de familia junto con la acogida en la Iglesia de personas que viven otras realidades familiares.
Según el Card. Parolin, la presencia del Pontífice en este Encuentro Mundial de las Familias “dará a la Iglesia entera este nuevo entusiasmo y este deseo de anunciar el Evangelio de la familia” y al mismo tiempo ayudar a las familias en dificultades.
3. Migrantes. El Papa ha decidido entrar a los Estados Unidos desde Cuba, como un inmigrante –como dicen los obispos norteamericanos–, “para recordarnos que somos un país de inmigrantes”.
Con gestos como ese y con un encuentro con familias de inmigrantes (en Harlem, el viernes 25) y una reunión con la comunidad hispana y otros migrantes (en Filadelfia, el sábado 26), el Santo Padre parece estar enviando un mensaje tanto las naciones europeas que están colapsadas por la reciente crisis migratoria, como al propio Estados Unidos.
En efecto, este país del Norte de América tiene ene una larga historia de integración de los migrantes, que ha cuajado en formar una nación próspera. Este es el augurio de Francisco para Europa.
4. Católicos hispanos. En Washington, Francisco proclamará santo a Fray Junípero Serra, misionero franciscano que ha definido como “padre fundador de los Estados Unidos” (en Washington, D.C., el día 23).
Para el cardenal Parolin, este evento es una invitación hoy para integrar en la Iglesia de los Estados Unidos a los hispanos, que son un sector “siempre más importante y siempre más relevante” y que “tiene una importante contribución que ofrecer” a la Iglesia católica en ese país.
Este viaje apostólico a Cuba y Estados unidos no es una gira política, sino religiosa. Pero como el cristianismo no es una religión meramente devocional, sino que redime a cada hombre y a su entorno, los encuentros religiosos del Papa tendrán una repercusión social y, tal vez, también política.