Prot. Nº 30/2019.
Circular Nº 07/2019.
Asunto: Asamblea Diocesana de la Vida Consagrada.
A los miembros de la Vida Consagrada: Institutos Religiosos, Institutos Seculares, Sociedades de Vida Apostólica, Orden de las Vírgenes, Monasterios
y a los párrocos donde hay presencia de Vida Consagrada:
«La comunión genera misión»
(cfr. Juan Pablo II, Exhort. Apostol. Postsinodal. Vita Consecrata, 25 marzo 1996, n.46).
Con gran esperanza les saludo en el Señor, deseando que su consagración a Dios, siguiendo el ejemplo de Jesucristo casto, pobre y obediente, se vea siempre sostenida con los auxilios del Espíritu Santo.
En mi Carta Pastoral: “Vida Consagrada: Memoria, Desafío y Esperanza”, que con motivo del Año de la Vida Consagrada en 2015, les escribí: «Hoy somos testigos que, como un hermoso ‘racimo de flores frescas’, en la Diócesis de Querétaro, se encuentran presentes 22 comunidades religiosas de hombres y 52 comunidades religiosas de mujeres en la vida activa, además de contar con la fortaleza espiritual de 10 Monasterios de Vida Contemplativa, difundiendo el buen olor de Cristo (cf. 2 Cor 2, 15) en los diferentes ambientes sociales y culturales, mediante el ejercicio y la vivencia de los consejos evangélicos, la educación, el cuidado de los enfermos, el acompañamiento y promoción de los indígenas, el acompañamiento a las familias, la promoción y respeto de la dignidad de la persona entre los más débiles, especialmente con los niños, la vida de oración y contemplación» (n. 8).
Esto sin duda, representa para el ser y quehacer de nuestra Iglesia Diocesana, una riqueza pero al mismo tiempo un desafío, pues sin duda que la Vida Consagrada está llamada a buscar una sincera sinergia entre todas las vocaciones en la Iglesia, comenzando por los presbíteros y los laicos, así como a «fomentar la espiritualidad de la comunión, ante todo en su interior y, además, en la comunidad eclesial misma y más allá aún de sus confines» (Juan Pablo II, Exhort. Apostol. Postsinodal. Vita Consecrata, 25 marzo 1996, n.51). «Los carismas de la vida consagrada pueden contribuir poderosamente a la edificación de la caridad en la Iglesia particular» (Ibidem, n. 48). Como bien lo señala san Bernardo: «Yo las admiro todas. Pertenezco a una de ellas con la observancia, pero a todas en la caridad. Todos tenemos necesidad los unos de los otros: el bien espiritual que yo no poseo, lo recibo de los otros […]. En este exilio la Iglesia está aún en camino y, si puedo decirlo así, es plural: una pluralidad múltiple y una unidad plural. Y todas nuestras diversidades, que manifiestan la riqueza de los dones de Dios, subsistirán en la única casa del Padre que contiene tantas mansiones. Ahora hay división de gracias, entonces habrá una distinción de glorias. La unidad, tanto aquí como allá, consiste en una misma caridad» (San Bernardo, Apología a Guillermo de Saint Thierry, IV, 8: PL 182, 903-904).
En este sentido, he deseado convocarles a cada uno de ustedes a la Asamblea Diocesana de Vida Consagrada, que Dios mediante, celebraremos el próximo 25 de marzo, con el objetivo de “Impulsar la vivencia de la espiritualidad de comunión en la Vida Consagrada, valorando y agradeciendo su presencia en el caminar pastoral diocesano, para seguir realizando desde sus propios carismas la misión permanente y así construir el Reino de Dios”.
Con el lema: “La comunión genera misión” (cfr. Exhort. Apostol. Post. Vita Cosecrata, n. 46), pretendemos ponernos la escucha de unos con otros, saludarnos, conocernos más de cerca, saber lo que los demás hacen, celebrar nuestra fe y convivir; de tal forma que, desde la simplicidad que distingue a la Vida Consagrada, juntos asumamos la misión a la cual el Divino Maestro nos ha convocado y con generosidad hemos aceptado.
Como bien lo señaló San Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Post. Vita Consecrata: «Estos nuevos caminos de comunión y de colaboración merecen ser alentados por diversos motivos. En efecto, de ello se podrá derivar ante todo una irradiación activa de la espiritualidad más allá de las fronteras del Instituto, que contará con nuevas energías, asegurando así a la Iglesia la continuidad de algunas de sus formas más típicas de servicio. Otra consecuencia positiva podrá consistir también en el aunar esfuerzos entre personas consagradas y laicos en orden a la misión: movidos por el ejemplo de santidad de las personas consagradas, los laicos serán introducidos en la experiencia directa del espíritu de los consejos evangélicos y animados a vivir y testimoniar el espíritu de las Bienaventuranzas para transformar el mundo según el corazón de Dios» (n. 55).
Todos y cada uno de los consagrados y consagradas presentes en esta Iglesia particular, están llamados a participar de dicha Asamblea, para lo cual les pido que con tiempo, se organicen y prevean que sus agendas, no les impidan ser parte de eta experiencia de comunión eclesial. No sería algo acertado y eclesial el hecho de hacerse presentes a manera de representación cualitativa. La Vicaría de la Vida Consagrada publicará el horario de actividades previsto para dicha Asamblea, les suplico estar atentos a las indicaciones y orientaciones que se nos van a ofrecer. Un servidor estará presente en toda la Asamblea.
He deseado que en dicha Asamblea Diocesana de Vida Consagrada, estén presentes también de modo muy particular, los Señores Curas de las Parroquias donde se cuenta con la riqueza de la Vida Consagrada en sus diferentes formas, pues es en la parroquia donde las personas consagradas, por su parte, no dejarán de ofrecer su generosa colaboración a la Iglesia particular según las propias fuerzas y respetando el propio carisma, actuando en plena comunión con el Obispo en el ámbito de la evangelización, de la catequesis y de la vida misma de las parroquias (Juan Pablo II, Exhort. Ap. Postsinodal. Vita Consecrata, 25 marzo 1996, n. 49). Es en la parroquia donde los consagrados y consagradas «son llamados a hacer de sus lugares de presencia, de su vida fraterna en comunión y de sus obras, espacios de anuncio explícito del Evangelio, principalmente a los más pobres» (Documento de Aparecida, n. 217).
Le pido a las Monjas de Vida Contemplativa que se unan a esta Asamblea desde sus monasterios, teniendo este día, una Jornada de intensa oración ante Jesús Sacramentado. Pidiéndole a Dios que nos ayude a todos, para que desde nuestro ser y quehacer, sepamos seguir irradiando el perfume del evangelio y fundamentados en la comunión, podamos ser testigos del mensaje de Cristo para el mundo de hoy.
Unidos al gozo del Año Jubilar Mariano, tendremos la oportunidad de poder celebrar la solemnidad de la Anunciación de la Virgen María, por lo cual dispongo que los consagrados y consagradas que participen de dicha celebración puedan lucrar para su beneficio personal con el don de la Indulgencia Plenaria, de tal forma que desde la gracia se renueve el corazón y el alma de quienes integran la Vida Consagrada.
Animo a la entera comunidad diocesana para que también ustedes nos ayuden con su oración a prepararnos y vivir con fe y gran esperanza esta oportunidad Eclesial que el Espíritu nos ha suscitado. En este sentido les pido a los consagrados y consagradas responsables de los colegios, asilos, orfanatos, hospitales u otros centros de trabajo, para que en el ambiente donde se desenvuelven, desde ahora dé a conocer esta convocación que su Obispo les hace desde su corazón y así, se preparen también ellos a recibir los frutos espirituales que el Señor nos quiera regalar.
Pidamos a la Santísima Virgen María Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, principal patrona celestial de nuestra diócesis, que nos asita con su intercesión para que como Ella, sepamos también nosotros, estar atentos las palabras del Señor y podamos decir con fe: “Hágase en mí, según tu palabra”.
Dado en la Sede Episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., a los 26 días del mes de febrero del año del Señor 2019.
Año Jubilar Mariano.
Fraternalmente en Cristo y María.
+ Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro
Pbro. Dr. Jorge Hernández Nieto
Canciller