Circular Nº 9: Sobre la Jornada de Oración por las Vocaciones

La falta de sentido en la vida de muchos jóvenes les ha llevado a evadir responsabilidades; atrapados en lo fugaz de las emociones y sensaciones inmediatas, y a rechazar la oferta de un proyecto de vida que incluya la dimensión religiosa. (Cf. Exh. Apos. Postsinodal Pastores Dabo Vobis, 7).

Este año el Santo Padre Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada de Oración por las Vocaciones nos recuerda que toda vocación específica nace de la iniciativa de Dios; es don de la caridad de Dios, y acentúa la necesidad de anunciar a las nuevas generaciones, la belleza de este amor divino. La grandeza de la vida cristiana consiste en amar como Dios lo hace. En la apertura al amor de Dios y como fruto de este amor, nacen y crecen todas las vocaciones.

1. Queridos hermanos este año acentuamos en nuestro proceso pastoral la prioridad Reencontrar el Sentido de la vida, exhorto con solicitud pastoral a todos los agentes que impulsan las vocaciones a dar atención a quienes en sus comunidades parroquiales, asociaciones y movimientos manifiestan signos de vocación al sacerdocio o a la vida religiosa; ofrezcan las mejores condiciones para que se multipliquen las vocaciones.

2. Es tarea de la pastoral vocacional ofrecer puntos de orientación para un camino fructífero, pero sobre todo debemos subrayar una creciente familiaridad con la Sagrada Escritura, en la atenta y constante oración personal y comunitaria, en la celebración de la Eucaristía como centro vital de todo camino vocacional.

3. Espero en las Visitas Pastorales decanales, encontrar un sólido equipo que promueva la Pastoral Vocacional, teniendo como centro la oración intensa por las Vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa.

Es mi deseo que en toda la Diócesis de Querétaro se ofrezca a los jóvenes un discernimiento atento y de intensa verificación vocacional, y un sabio y vigoroso acompañamiento espiritual. “¡Señor, danos vocaciones según tu corazón!”.

En la Sede Episcopal de Santiago de Querétaro, a los 16 días del mes de enero de 2012.

Fraternalmente en Cristo y María.