Prot. N. 96/2019.
Circular N. 16/2019.
Asunto: Agosto, Mes de Oración por los Sacerdotes en la Diócesis de Querétaro.
A los hermanos presbíteros y diáconos,
a los miembros de la vida consagrada,
a los seminaristas,
a los jóvenes y a los niños,
a los miembros de los diferentes movimientos y asociaciones laicales,
a todos los fieles laicos,
a los hombres y mujeres de buena voluntad:
«Así habló Jesús y alzando los ojos al cielo, dijo:
Padre, santifícalos en la verdad tu palabra es la verdad.
Y por ellos me santifico a mí mismo,
para que ellos también sean santificados en la verdad».
(cfr. Jn 17, 1. 17.19).
- Inspirado en la oración que Jesús dirigió al Padre, antes de su pasión redentora e imitando su ejemplo, he resuelto convocarles oficialmente para que como Iglesia diocesana, de ahora en adelante, dediquemos cada año todo el ‘mes de agosto’, a la oración por la santificación de los sacerdotes en la Diócesis de Querétaro; conscientes que los sacerdotes —como el mismo Jesús en su oración lo dice al Padre—, aunque no son del mundo pero están en el mundo, necesitan que el Señor los guarde del Maligno (cfr. Jn 17, 14-15). Este mes de oración, desea contribuir a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes en nuestra Diócesis, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo, de tal forma que el anhelo de Dios, al dejarnos en la última Cena el sacerdocio de su Hijo Jesucristo, se haga cada vez más una realidad entre nosotros y así, su glorificación sea cada vez más espiritual y la santificación de todos los hombres sea cada vez más verdadera.
- En un mundo como el que nos está tocando vivir necesitamos volver a escuchar una vez más, con atención y cuidado, el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió «para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor» (Ef 1,4). (cfr. Gaudete et exultate, n. 2). La Iglesia necesita sacerdotes santos; ministros que ayuden a los fieles a experimentar el amor misericordioso del Señor y sean sus testigos convencidos. «La nueva evangelización requiere nuevos evangelizadores, y estos son los sacerdotes, que se esfuerzan por vivir su ministerio como camino específico hacia la santidad ¡Las obras de Dios las hacen los hombres de Dios!» (Directorio para la vida y Ministerio de los Presbíteros, Conclusión).
- Quienes han sido llamados a seguir al Señor más de cerca, mediante la llamada sacerdotal no pueden ignorar que la santidad es su cometido principal. Para ello han sido ungidos en la Sagrada Ordenación Sacerdotal con el Espíritu de Santidad; su corazón, sus labios y sus manos han sido ungidos con la fuerza del Espíritu Santo para santificar al pueblo cristiano y para ofrecer el sacrificio (cfr. Ritual de la Ordenación de los Presbíteros, p. 150). Es muy importante que atendiendo a la exhortación que el apóstol Pablo hace a Timoteo, también cada uno de los sacerdotes haga suyas estas palabras: «No malogres el don espiritual que hay en ti y que te fue conferido mediante una intervención profética, por la imposición de las manos del presbiterio. Reflexiona sobre estas cosas y dedícate enteramente a ellas, para que todos vean tus progresos. Vigila tu conducta y tu doctrina, y persevera en esta actitud. Si obras así, te salvarás a ti mismo y salvarás a los que te escuchen» (1 Tim 4, 14-16).
- En este sentido nuestra santa Iglesia no deja de proponernos incesantemente el ejemplo y el testimonio de grandes hombres, cuyo testimonio se encuentra profundamente arraigado en la vida de nuestras comunidades parroquiales. Pensemos por ejemplo en la vida de san Pedro y san Pablo, de san Juan Pablo II y san Ildefonso, de san Agustín y santo Tomás de Aquino, de san Alfonso María de Ligorio y san Junípero Serra, de san Francisco de Asís y Santo Domingo, de san Juan de la Cruz y san Rafael Guizar y Valencia, de San Juan Nepomuceno, y de manera muy especial en san Juan María Vianney, a quien el Papa Benedicto XVI —como fruto del Año Sacerdotal— nombró patrono de todos los sacerdotes. Su ejemplo y sencillez de vida hoy en día es propuesto como un faro y como una brújula para ‘orientar’ la vida y ministerio de los sacerdotes. Especialmente ayudándonos a todos como Iglesia a comprender que el sacerdote es: «El amor del corazón de Jesús» Esta conmovedora expresión —como bien lo dijo el Papa Benedicto XVI— nos da pie para reconocer con devoción y admiración el inmenso don que suponen los sacerdotes, no sólo para la Iglesia, sino también para la humanidad misma.
- El Papa Francisco con palabras sabias nos aconseja: «Dejémonos estimular por los signos de santidad que el Señor nos presenta a través de los más humildes miembros de ese pueblo que participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad» (cfr. Gaudete et exultate, n. 8). Es por eso que, ánimo y aliento a todos los sacerdotes para se dejen estimular por el testimonio y el ejemplo de quienes conforman los diferentes Movimientos y Asociaciones de fieles en nuestra Diócesis; indudablemente que entre nuestros agentes de pastoral hay numerosos testimonios de hombres y mujeres que viven con radicalidad evangélica su misión y su tarea apostólica y misionera. Ustedes laicos, tiene mucho que ofrecer y aportar en la vida y ministerio de los presbíteros, su cercanía y su apoyo no puede ser reducido a una cuestión meramente práctica, va más allá, es esencial, más aún es indispensable.
- Con el afán de hacer palpable nuestro compromiso como sacerdotes y por nuestros sacerdotes, las propuestas para este mes son:
- Desde la Comisión del Clero para los sacerdotes:
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- La Peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, los días 5 y 6 de agosto, para consagrarnos a Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, en este Año Jubilar Mariano.
- El retiro sacerdotal, los días 13 al 15 de agosto, en el Seminario Conciliar de Querétaro.
- La convivencia con las familias de origen, el 26 de agosto, en el Seminario Conciliar de Querétaro, de 10:00 Hrs. a 15:00 Hrs.
- Leer la vida del Santo Cura de Ars o de algún santo sacerdote.
- Meditar la Exhortación Apostólica del Papa Francisco Gaudete et exultate sobre la Santidad en el mundo actual.
- Fortalecer de manera personal la vida de oración, especialmente mediante la Liturgia de las Horas, el santo rosario, la lectura y meditación de la Palabra de Dios y la oración ante la Sma. Eucaristía.
- Leer y meditar el Directorio para la Vida y Ministerio de los Presbíteros.
- Leer y estudiar los Seis discursos del Santo Padre Francisco a los participantes en el Curso sobre el Fuero Interno organizado año con año por el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica.
- A nivel parroquial para los fieles:
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- Celebrar el 4 de agosto, memoria del Santo Cura de Ars, el día del sacerdote, mediante una jornada intensa de oración ante Jesús Eucaristía.
- Agradecer a Dios el don del sacerdote, mostrando algún gesto o signo concreto de gratitud a nuestros sacerdotes.
- Ofrecer Jornadas de Oración y Desagravio por todas las ofensas cometidas por los sacerdotes y contra los sacerdotes.
- Promover los Jueves Sacerdotales mediante la oración eucarística, la Eucaristía, la Liturgia de las Horas, el santo rosario.
- Predicar a los niños y a los adolescentes sobre el ser y quehacer del sacerdote.
- Impulsar la promoción vocacional orientada a la vida sacerdotal.
- Promover entre los jóvenes algunas tertulias sacerdotales, donde los sacerdotes compartan sus experiencias y los jóvenes puedan tener un contacto cercano.
3.- A nivel de Movimientos y Asociaciones:
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- Valorar y comprender el ser y quehacer del sacerdote en relación al carisma del Movimiento y/o Asociación.
- Promover jornadas de oración por los sacerdotes que acompañan el propio Movimiento y/o Asociación.
- Promover convivencias fraternas con los sacerdotes asistentes de los Movimientos y/o Asociaciones.
4.- A nivel de Vida Consagrada y en especial los Monasterios de Vida Contemplativa:
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- Promover y realizar jornadas de oración, de manera muy especial ante Jesús sacramentado por los sacerdotes.
- Confío esta iniciativa a Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, principal patrona celestial de nuestra Diócesis, quien como Madre de los sacerdotes, vela incesantemente para que quienes han sido llamados al Orden Sacerdotal, se vean siempre sostenidos con su maternal intercesión y bajo su patrocinio se sientan comprometidos en corresponder a los designios de la voluntad del Hijo. A Ella, Estrella de la nueva evangelización, se confíe todo sacerdote. En Ella, «modelo del amor de madre que debe animar a todos los que colaboran en la misión apostólica de la Iglesia para engendrar a los hombres a una vida nueva», los sacerdotes encontrarán la ayuda, que les permitirá renovar sus vidas; la protección constante de María hará brotar de sus vidas sacerdotales una fuerza evangelizadora cada vez más intensa y renovada, en estos tiempos en los cuales nos apremia a la misión permanente.
¡Oh María, Reina del Clero, ruega por nosotros
y alcánzanos muchos y santos sacerdotes! Amén.
En la Sede episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., a 31 de julio del año del Señor 2019.
Memoria de San Ignacio de Loyola, presbítero.
Año Jubilar Mariano
Fraternalmente en Cristo y María
+ Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro
Pbro. Dr. Jorge Hernández Nieto
Canciller