El tema que guiará este año la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, del 18 al 25 de enero, está tomado de un texto de San Pablo a los Corintios: “¿Es que Cristo está dividido?” (1 Corintios 1, 1-17). Y ha sido preparado por un grupo de personas originarias de Canadá, ya que es un país que representa la diversidad.
San Pablo dirige estas duras palabras a los habitantes de Corinto por la forma en que han distorsionado el Evangelio y han roto la unidad de la comunidad. Yo pertenezco a Pablo, yo a Apolo, yo a Pedro. El Apóstol desconoce a quien considera a Cristo como su líder, porque utilizaban su nombre para separarse de los demás en la comunidad cristiana. No podemos invocar el nombre de Cristo para levantar muros a nuestro alrededor, porque su nombre crea comunión y unidad, no divisiones.
Hoy día cada uno de los bautizados en comunión con la Iglesia, necesitamos ser conscientes que es la fe en Cristo, la que nos identifica y la que nos une, y ante esta realidad ofrecer el valor del Evangelio, a pesar de las diferencias que pudiesen suscitar en nuestro mundo y en nuestra cultura, la diferencia de credo y de culto.
El Papa Francisco en su reciente Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos señala que: “Es necesario desarrollar una comunión en las diferencias, que sólo pueden facilitar esas grandes personas que se animan a ir más allá de la superficie conflictiva y miran a los demás en su dignidad más profunda. Por eso hace falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad social: la unidad es superior al conflicto. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida” (cf. n. 228).
Para unirnos a esta celebración les invito y les exhorto a tener en cuenta las siguientes consideraciones:
-
Aprovechar el material y los subsidios que la Comisión Diocesana para el Diálogo Interreligioso y Comunión ha puesto a nuestro alcance.
-
Promover en cada una de las comunidades parroquiales la Celebración Eucarística del octavario y la reflexión de los temas que se prepararon y así, en comunidad, obtener un compromiso concreto.
-
Promover en cada una de las comunidades la “Hora Ecuménica”, especialmente en los lugares donde se cuente con presencia de personas de otras comunidades cristianas, invitando a unirse a ésta, a los líderes y a los representantes.
La Santísima Virgen María, Madre de la unidad, interceda por quienes nos profesamos discípulos de su Hijo Jesucristo y nos ayude a superar las heridas de la unidad.
En la Sede Episcopal de Santiago de Querétaro, a los 13 días del mes de enero de 2014.
Fraternalmente en Cristo y María.
† Faustino Armendáriz Jiménez Obispo de QuerétaroPbro. Lic. Israel Arvizu Espino Vice – Canciller