CELEBRACIÓN EUCARISTICA CON MOTIVO DEL 150 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA CONGREGACIÓN DE LAS HIJAS DE SANTA ANA.

Templo parroquial de la Parroquia de San Francisco Galileo, El Pueblito, Corregidora, domingo 04 de diciembre de 2016.

Año de la evaluación y programación el PDP

***

15385448_1522211597793198_3424460954577761743_o

Hermanos sacerdotes,
queridos miembros de la vida consagrada,
queridos laicos,
hermanos y hermanas todos  en  el Señor:

  1. Con alegría nos hemos reunido esta tarde para ofrecer a Dios nuestra acción de gracias por los dones con los cuales nos ha bendecido, de manera muy especial, con el gran regalo para toda la Iglesia de la Congregación Religiosa de las Hijas de Santa Ana, quienes fueron fundadas hace 150 años por la ahora Beata Madre Rosa Gatturno, bajo el carisma de seguir a Cristo en el misterio de su pobreza de corazón, viviendo el espíritu de familia y la donación materna”. Saludo a la Madre Giussepina Ciaccia, Superiora provincial, a quien agradezco por hacerme partícipe de su alegría, al invitarme para presidir esta acción de gracias. Gracias madre, por su medio le pido extienda mi saludo y mi felicitación a la Superiora General, la Rev. Madre. Ricca Caiassa y a toda la Congregación.
  1. Para quienes forman parte de esta Congragación, celebrar este aniversario es una oportunidad muy hermosa de volver a los orígenes y beber nuevamente de las fuentes que han hecho posible que el carisma sea una riqueza para la vida de la Iglesia. Especialmente cuando los pobres de Yahvé, siguen siendo una realidad en muchos sectores de nuestra sociedad, especialmente entre las jóvenes generaciones. Pero además, para toda la Iglesia y en especial para nuestra diócesis, pues con su vida, enriquecen la tarea y labor misionera, haciendo una realidad aquellas las palabras de la de la Exhortación apostólica postsinodal Vita Consecrata: “La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu. Con la profesión de los consejos evangélicos los rasgos característicos de Jesús —virgen, pobre y obediente— tienen una típica y permanente « visibilidad » en medio del mundo, y la mirada de los fieles es atraída hacia el misterio del Reino de Dios que ya actúa en la historia, pero espera su plena realización en el cielo” (n. 1). Les animo para que no pierdan la alegría de saberse consagradas. Perfumen, con la fregancia suave de su carisma, todos y cada uno de los lugares donde realizan su apostolado, especialmente entre los niños y los ancianos. Pero más aún, no duden en ir más allá de lo ya establecido, sean intrépidas misioneras con la audacia y la creatividad de quien se siente cautivada para llevar el mensaje de salvación.
  1. La liturgia de este domingo nos anima y nos orienta para continuar nuestra preparación hacia la celebración de la Navidad; pero además en esta feliz circunstancia, nos anima con la figura de san Juan bautista, el gran precursor del Señor. Quien se vestía de piel de camello, se alimentaba de saltamontes y miel silvestre, y se encontraba en el desierto de Judea (cf. Mt 3, 4). Jesús mismo, una vez, lo contrapone a aquellos que “habitan en los palacios del rey” y que “visten con lujo” (Mt 11, 8). El estilo de Juan Bautista debería impulsar a todos los cristianos a optar por la sobriedad como estilo de vida, especialmente en preparación para la fiesta de Navidad, en la que el Señor —como diría san Pablo— “siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza” (2 Co 8, 9).
  1. Por lo que se refiere a la misión de Juan, fue un llamamiento extraordinario a la conversión: su bautismo “está vinculado a un llamamiento ardiente a una nueva forma de pensar y actuar, está vinculado sobre todo al anuncio del juicio de Dios” (J. Ratzinger, Jesús de Nazaret, I, Madrid 2007, p. 36) y de la inminente venida del Mesías, definido como “el que es más fuerte que yo” y “bautizará con Espíritu Santo” (Mc 1, 7.8). La llamada de Juan va, por tanto, más allá y más en profundidad respecto a la sobriedad del estilo de vida: invita a un cambio interior, a partir del reconocimiento y de la confesión del propio pecado. Mientras nos preparamos a la Navidad, es importante que entremos en nosotros mismos y hagamos un examen sincero de nuestra vida. Dejémonos iluminar por un rayo de la luz que proviene de Belén, la luz de Aquel que es «el más Grande» y se hizo pequeño, «el más Fuerte» y se hizo débil.
  1. La vida consagrada en este sentido está llamada a ser como Juan el Bautista, viviendo de una manera pobre, austera, que permita que Cristo sea quien resplandezca, pues “La pobreza manifiesta que Dios es la única riqueza verdadera del hombre. Vivida según el ejemplo de Cristo que « siendo rico, se hizo pobre » (2 Co 8, 9), es expresión de la entrega total de sí que las tres Personas divinas se hacen recíprocamente. Es don que brota en la creación y se manifiesta plenamente en la Encarnación del Verbo y en su muerte redentora” (Juan Pablo II, Exhortación apostólica postsinodal Vita Consecrata, n. 21). En la sociedad de consumo, donde existe la tentación de buscar la alegría en las cosas, el Bautista nos enseña a vivir de manera esencial, a fin de que la vida se viva confiando solo en Dios.
  1. Será la pobreza la que además permita a todos, vaciarnos de nosotros mismos y llenarnos de Dios, para poder así ser testimonio vivo de Cristo, en la misión, en la evangelización. Será la pobreza la que nos impida a todos sacerdotes, consagrados y fieles laicos vivir alejados de la mundanidad espiritual a la que constantemente nos vemos expuestos. Ésta, se esconde detrás de una fascinación por mostrar conquistas sociales y políticas, o en una vanagloria ligada a la gestión de asuntos prácticos, o en un embeleso por las dinámicas de autoayuda y de realización autorreferencial (EG, 95). “El afán de poder y de tener no conoce límites” (EG, 56). Hoy más que nunca es necesario un renovado compromiso de santidad por parte de las personas consagradas para favorecer y sostener el esfuerzo de todo cristiano por la perfección. «Es necesario suscitar en cada fiel un verdadero anhelo de santidad, un fuerte deseo de conversión y de renovación personal en un clima de oración siempre más intensa y de solidaria acogida del prójimo, especialmente del más necesitado» (Exhort. Apost. Post. Vita Consecrata, 39).
  1. Queridas hijas de Santa Ana, sigan siendo mujeres de Dios, que con su vida y con su testimonio apostólico, preparen el camino para que muchos reciba en su corazón la palabra de Dios que quiere ser luz de las naciones. En san Juan Bautista tiene un modelo que les puede inspirar los caminos de la misión. Muchas felicidades.

 

+ Faustino Armendáriz Jiménez

Obispo de Querétaro