El Papa Francisco acaba de nombrar nuevos cardenales. El elenco de los nuevos purpurados fue una sorpresa, pues muchos proceden de regiones de minoría católica o de zonas en conflicto social. ¿Qué mensaje hay detrás?
El pasado día 4 de enero, el Santo Padre dio a conocer la lista de los cardenales que serán creados (éste es el término técnico) en el próximo consistorio de febrero. Son 20 en total, de los cuales 15 –por ser menores de 80 años– pueden ser electores en el siguiente cónclave.
Como la costumbre es que los nuevos cardenales suelen proceder de lugares de mayoría católica, fue una gran sorpresa que estos nominados proceden de países “inesperados”, dónde los católicos son minoría como Cabo Verde y Etiopía, en África; Myanmar, Tailandia, Vietnam, en Asia; y Tonga y Nueva Zelanda, en Oceanía.
Además, el Papa nombró a arzobispos de América Latina (de Uruguay, México y Panamá), junto con obispos de diócesis italianas y españolas que nunca han sido sedes cardenalicias. También fue llamativo que sólo un nuevo purpurado procede de la Curia romana.
El Pontífice anunció a los fieles congregados en la Plaza San Pedro que estos nuevos cardenales vienen “de todos los continentes” y “muestran el lazo indeleble con la iglesia de Roma a las iglesias en el mundo”.
¿Qué mensajes implícitos podemos encontrar en este gesto del Papa Francisco?
1) La prioridad de las “periferias existenciales” (las personas y regiones en situación de olvido y abandono) en las preocupaciones pastorales del Papa. El símil le es muy querido y lo tomó de las “villas miseria” (colonias marginadas) en las afueras de Buenos Aires. No sólo ahí se da la falta de apoyo espiritual, educativo y humanitario, sino también en los migrantes, las minorías étnicas y religiosas, etc.
2) La gran libertad del Pontífice, que no se deja atar por la tradición de las llamadas “sedes cardenalicias”, que le impiden cuidar a los católicos en situación de minoría, como lo dio a entender el vocero vaticano, el padre Federico Lombardi. (News.va, 7 ene 2015)
3) El sentido de la universalidad que tiene el Santo Padre, es decir, que la Iglesia católica no se reduce a los países de tradición católica en América y Europa, sino que también incluye a países “en la periferia”.
El Secretario de Estado vaticano, el card. Parolin, afirmó que “el Santo Padre quiere darle un sentido más amplio a la universalidad de la Iglesia, privilegiando lugares en donde tradicionalmente no hay mucha atención eclesial”. (Aciprensa.com, 6 ene 2015)
4) El caso de México requiere una especial atención. El nombramiento cardenalicio de mons. Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, tiene una razón específica, según apunta el p. Lombardi: que la diócesis moreliana “es una región flagelada por la violencia”.
Así el Santo Padre indica mediante un gesto, que las “periferias” no sólo son los países de África y Asia, olvidados por Occidente, sino también las regiones envueltas en conflictos violentos y que son dejadas a su suerte.
Si México –tanto gobierno como ciudadanos– dejan que se prolongue el conflicto en Michoacán, donde municipios completos están tomados por los violentos y están sumamente dañados por la corrupción, el Papa Francisco en cambio, con este gesto, se hace solidario con los que ahí hoy están sufriendo.
El nombramiento del Arzobispo de Morelia no es un premio, es una llamada de atención para los mexicanos, para que seamos solidarios y trabajemos juntos por la paz de las regiones de nuestra propia patria afectadas por la violencia.
Luis-Fernando Valdés