El zapote, Tlacote el Bajo, Qro., a 20 de Agosto de 2017.
Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de la Diócesis de Querétaro, presidió la Sagrada Eucaristía, el día 20 de Agosto del 2017, en la que fue Consagrado y Bendecido el Templo dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe, perteneciente a la Parroquia Beato Rafael Guízar y Valencia, ubicada en Hidalgo s/n esq. Galeana, Tlacote el Bajo, Qro., concelebro la Santa Misa el Párroco Pbro. Humberto Acevedo Tacuba.
En su homilía Mons. Faustino les invito a no olvidar que tienen una gran intercesora, la Santísima Virgen María de Guadalupe, a quién le dedican este templo, que ella nos enseñe cada vez más, a que le llamemos mamá, “no estoy yo aquí que soy tu madre” le dice a San Juan Diego y si nosotros la reconocemos como madre debemos comportarnos como hijos, debemos bendecirla y alabarla como hijos… se hizo una Monición de Entrada que decía:
“Es un gran honor dar la bienvenida al pastor de nuestra Diócesis y agradezco a nuestro Párroco esta oportunidad de saludarlo en nombre de nuestra comunidad, los fieles de este pueblo presentan agradecidos la obra de una comunidad que además de construir una iglesia viva, entren los fieles o consagrar este templo dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe. No me queda más que agradecer a Dios, por los dones, por nuestros hijos, a nuestros guías religiosos y a nuestros hermanos de la comunidad, por este sueño hecho realidad muchas gracias que Dios los bendiga”. Se hizo la consagración del Templo con las palabras siguientes:
“Llenos de alegría nos hemos reunido en este lugar para ofrecer a Dios una nueva iglesia, donde queremos que nos asista con su gracia y bendiga con su poder, esta agua con la cual seremos rociados en señal de penitencia y del recuerdo del bautismo y con la cual se purificaran los muros de esta nueva iglesia dedicada a Santa María de Guadalupe, pero ante todo tengamos conciencia clara de qué, cuántos nos reunimos en la unidad de la fe y del amor formamos la iglesia viva convocada en el mundo como signo del amor de Dios que tiene para todos nosotros”. En su homilía Mons. Faustino les compartió:
“Muy queridos hermanos de esta comunidad de el Zapote, a quienes visitamos en el nombre de Dios, agradezco las muestras de cariño, su recepción y es muy significativo el peregrinaje que hemos hecho, alegres en el Señor, con la alegría de Dios, con la alegría de la fe, en la alegría del evangelio. Les saludo a todos ustedes con gran afecto, al Señor Cura Humberto, a cada uno de los agentes de pastoral, a todos quienes organizadamente han coordinado este proyecto para esta fiesta y también este proyecto de este hermoso templo que hoy hemos venido a bendecir.
Grande es tu fe, le dice Jesús a aquella mujer Cananea, cuando le insistió que curar a sus hija, qué grande es la fe de una comunidad como la de ustedes, cuando se comportan como una comunidad que hemos escuchado en la monición inicial, una comunidad viva, una comunidad que permanentemente se deja mover por el Espíritu Santo.
Qué grande es tu fe, porque le muestran a Dios y a la Virgen, un signo de ello es, este templo material que bellamente han construido, pero también el esfuerzo personal y familiar que hacen ustedes y como comunidad para alcanzar los proyectos, ¡qué grande es tu fe! y se te concederá cuánto has pedido dice Jesús, esa es la condición que nos mueve cuando es grande y fuerte, pero sobre todo sólida nuestra fe, y que se cumple la voluntad de Dios en nosotros y se va cumpliendo en aquello que, queremos para bien de los demás, para bien de la comunidad.
Por eso esta es la oportunidad para recordar que solamente los caminos de comunión y en comunión es que se puede realizar los proyectos y la voluntad de Dios, en nuestra Diócesis de Querétaro, este año hemos promulgado el Plan Diocesano de Pastoral, en todas las comunidades parroquiales, sin duda no es la excepción esta parroquia Guízar y Valencia.
En la sintonía de este proyecto diocesano, el Plan Diocesano de Pastoral, en uno de los lemas es fundamental que sea una “iglesia de puertas abiertas y en salida misionera”, es decir una iglesia en misión, una iglesia que evangeliza, que se forma, por eso la formación de los laicos debe crear espacios para ellos, para los niños, para los jóvenes para los adultos, para los ancianos, en la parroquia ha de haber estas alternativas y posibilidades para el pequeños grupos de jóvenes, de monaguillos, las catequistas, los padres de familia los jóvenes, los adolescentes y que tengan la oportunidad de recibir la formación una formación que fortalece, una fe que Dios la reconoce.
Hoy en el evangelio, miramos a Jesús que va recorriendo los caminos y lo único que quiere Jesús es, que todos tengan la esperanza de que él te puede salvar. Dios nos ha creado en esta vida, pero también para que le creamos y gocemos en él toda la eternidad, hermanos somos peregrinos, todas las comunidades vamos recorriendo este camino por eso, como aquella mujer Cananea también en nuestra vida nosotros queremos encontrarnos con Jesús, recordando que quiere encontrarnos a nosotros, no por una casualidad, aquella mujer pagana en el evangelio tuvo ese encuentro con Dios.
El encuentro con Dios, Dios lo provoca seguramente más de alguna ocasión el Señor ha querido encontrarse contigo, creo que vale la pena que le des la oportunidad de que algo suceda en tu vida, la oportunidad de que él escuché de tus labios y de tu corazón Señor ayúdame, Señor sálvame, Señor sáname, conviérteme transfórmame, Señor sana mi familia, Señor salva a mi hija le decía aquella mujer, consciente de que no era digna de recibir la bendición porque no era de Israel, sin embargo aquella mujer supo manejar la diferencia.
Creo que siempre es tiempo de que nosotros nos dirigíamos al Señor, no solamente en oración, sino que sigamos a Jesús, que cada uno de nosotros hoy al bendecir este hermoso templo, recordemos que cada uno también somos templos del Espíritu Santo y que Dios nos ha bendecido con el Espíritu Santo, desde nuestro Bautismo, que tú eres imagen y semejanza de Dios, que en ti Jesús quiere vivir en tu corazón, él quiere permanecer y solamente tú echas a Jesús de tu vida con el pecado.
Que cada uno de nosotros, le digamos en todas aquellas situaciones difíciles le digamos no al maligno y le digamos sí, a Jesús y que esta comunidad sea cada vez una comunidad más viva, no porque hacen muchas cosas, sino más bien porque tiene a Jesús en el corazón, aquel que ha dicho “yo soy la resurrección y la vida” el que ha dicho: “yo soy el camino, la verdad y la vida”.
Hermanos, que siempre nos consagremos en este altar, que siempre que escuchemos la Palabra de Dios estemos dispuestos, como aquella mujer Cananea, considerada una pecadora, sin embargo a la que Dios le dio la oportunidad de acercarse a él, por más pecador que tú te consideres o que nosotros podamos tener a alguien, Dios nos ha salvado, y nos ama tanto que Dios no excluye a nadie.
Por eso, esta Palabra de Dios que hemos escuchado en la lectura, quiere enseñarnos que la salvación es para todos, que todos tenemos derecho a ser salvados, con la fe que cada uno le tenemos a Jesús. Ustedes tienen una intercesora la Santísima Virgen María de Guadalupe, a quién le dedican este templo, que ella nos enseñe cada vez más, a que le llamemos mamá, “no estoy yo aquí que soy tu madre” le dice a San Juan Diego y si nosotros la reconocemos como madre debemos comportarnos como hijos, debemos bendecirla y alabarla como hijos. Que al bendecir este templo, sea un espacio de oración, pero también de visita a la Santísima Virgen María de Guadalupe y a Jesús Eucaristía. Que Así Sea.
Al término de la celebración, la asamblea agradeció a Mons. Faustino, brindándole un aplauso, como muestra de cariño y agradecimiento por su presencia en esa comunidad parroquial.