Señor Nuncio Apostólico en México Mons. Christopher Pierre, hermanos Obispos, hermanos sacerdotes, estimado miembros de la Vida Consagrada. niños y jóvenes del coro y de la orquesta infantil de esta honorable Escuela de Música Sacra y Conservatorio “J. Guadalupe Velázquez”, amables señores y señoras:
Un afectuoso y deferente saludo al Señor Nuncio Apostólico, al cual uno mi sincero agradecimiento por su visita, su presencia entre nosotros nos confirma en la fe y en la comunión con el Romano Pontífice. Gracias por aceptar esta invitación que tiene como finalidad compartir una de las experiencias más hermosas y llenas de piedad y de fe de nuestra diócesis, la Peregrinación de a pie al Tepeyac, que en los hombres es la peregrinación 122 y en las mujeres es la número 53. Anhelamos que cada día ésta sea una experiencia que nos incluya a muchos más para que aprovechando este tiempo propicio de fuerte espiritualidad, nos comprometamos en la tarea de la Nueva Evangelización y respondamos así a los desafíos que nuestro tiempo nos esta presentando.
Al ofrecer a usted este hermoso concierto, donde las voces blancas de los niños y la agilidad de sus manos al sonar los diferentes instrumentos, hemos querido que usted se sienta acogido y bienvenido. Esta es su casa. Gracias de manera muy especial a cada uno de ustedes niños y niñas por permitirnos abrir una ventana para contemplar la hermosura de la fe hecha música y canto. Pues sin duda que al escucharles cantar con esa unción y esa entrega se reproducen en nosotros sentimientos de fe, de esperanza y caridad.
La paz, la luz y la gloria, como hemos escuchado en los cantos, son tres realidades que se complementan y se sintetizan únicamente en Jesucristo, nuestra paz, nuestra luz y nuestra gloria. Vivimos tiempos en los cuales anhelamos que reine la paz en nuestros corazones y en nuestra patria, la cual solamente nos la trae Jesucristo. La música sacra es sin duda un medio valioso y muy hermoso que también ha de contribuir a la evangelización, pues quien canta bien, proclama las grandezas del Señor. Muestra de ello ha sido el hermoso gloria Patri (J. Rutter) del Magníficat que hemos escuchado, es el canto que encierra la alabanza de María y de todos los humildes de corazón, que reconocen y celebran con alegría y gratitud la acción de Dios en su vida y en la historia; de Dios, que tiene un «estilo» distinto del hombre, porque siempre toma partido por los últimos, para darles esperanza.
“Deo dicamus gratias”, es hoy una frase que quisiera invitarles a todos ustedes para que la repitamos no sólo con la boca, sino también con nuestra vida y nuestro testimonio, de manera que seamos muchos quienes podamos hacer vida el Reino de Dios.
Agradezco a esta escuela su disposición y generosidad en compartir el fruto de su esfuerzo y de su estudio. De manera especial le agradezco al Padre Benjamín Vega, Director General. Y de manera muy particular al Maestro y Director del coro y orquesta infantil, el Mtro. Erick F . Escandón. Gracias a los organizadores y a todos los presentes. Que el Señor les bendiga a ustedes y a sus seres queridos. Gracias de corazón.